Problemas de los pies que se incrementan en el verano y cómo prevenirlos

La llegada del verano y el aumento de las temperaturas son sinónimos de mayor exposición solar en todas las partes de nuestro cuerpo, incluido los pies. Además, de ser una época en la que sufren mayor exposición a cualquier agente meteorológico que el resto del año y al no estar acostumbrados hay riesgos de sufrir lesiones.

Así que cuando cambiamos de estación y, por tanto de calzado, debemos cuidar nuestros pies e introducir los cambios poco a poco. Aun así, siempre terminamos el verano con los pies en peor estado que al comienzo de la etapa estival.

Esto se debe, por un lado, al sobrecalentamiento de superficies como la arena o el asfalto ya que provocan que sudemos en exceso por los pies, además de exponernos a más riesgos de quemaduras y otras lesiones que afectan a la salud podológica.

Además del exceso de humedad, la Sociedad Española de Podología y Ortopodología (SEBIOR), resume que pueden surgir otras complicaciones como infecciones por hongos, ampollas y un aumento de la deshidratación de la planta de los pies.

La podóloga Victoria Hoyos nos cuenta en el siguiente vídeo algunas de las lesiones más habituales que padecen nuestros pies después del verano.

De ahí, la importancia de adoptar medidas preventivas adecuadas ya que cuidar los pies durante el verano no solo mejora el confort diario, sino que también previene complicaciones que podrían afectar a la movilidad y el bienestar general.

Medidas preventivas para cuidar los pies de cara al verano

Cuando llega el verano y empieza a hacer calor, todos (y más en Andalucía) estamos deseando poner fresquitos a nuestros pies, pero debemos pensar que venimos de un calzado de invierno y, por tanto, según la podóloga Marta González, "el comienzo del uso del calzado descubierto debe ser progresivo". Esto quiere decir que las primeras veces que nos pongamos calzado descubierto, debemos llevarlo puesto poco tiempo ya que un cambio brusco puede provocarnos lesiones en el pie.

Al igual que el tipo de calzado veraniego tiene que estar bien sujeto al pie y al tobillo, "tipo sandalias". De esta forma, evitaremos lesiones como la fascitis plantar o tendinopatías. Así que las chanclas solo puede usarse para ir a la playa y a la piscina o en duchas y baños comunes para prevenir infecciones por hongos en los pies.

Es importante, proteger los pies del sol para que no se quemen porque los pies también se queman. De esta manera, también contribuimos a hidratarlos, aunque para eso es más recomendable "las cremas que tengan contenido en urea", ya que son más aptas para la prevención de grietas y descamaciones. En caso de pintar las uñas, que es muy habitual en la época veraniega, "retirar el esmalte periódicamente para que respiren las uñas".

¿Cómo afecta andar descalzo?

Optar por andar descalzo de manera más frecuente en verano puede ser, bajo el punto de vista de la podóloga Victoria Hoyos, "muy bueno para el organismo", sobre todo, por la playa, césped o cualquier otro entorno de características similares. De hecho, lo recomienda, a menos que te encuentres en dos situaciones en las que el remedio sería peor que la enfermedad.

Por un lado, si tu pie no está acostumbrado a andar descalzo, hacerlo aunque sea por la playa, puede provocarte lesiones. Y por otro, no es nada aconsejable, si ya tienes una patología que te impide caminar sin zapatos.

No obstante, Hoyos informa de que "si te gusta andar descalzo puedes entrenar tu pie y prepararlo para ello con unos ejercicios con los que evitarás lesiones". En cualquier caso, si tienes dudas de si puedes o no hacerlo, lo más recomendable es que consultes con un profesional de la podología para que evalúe tu caso ya que si bien es cierto que son afirmaciones para la población en general, cada persona presenta sus propias particularidades.