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Relaciones de pareja
La responsabilidad afectiva es uno de los pilares fundamentales en las relaciones con las personas, especialmente en las relaciones de pareja. Cuando hablamos del comportamiento de los miembros de una pareja y a como se está desarrollando su relación, solemos hacer referencia a términos como amor, de comunicación, respeto o confianza.
Sin embargo, pocas veces nos detenemos a reflexionar sobre el impacto emocional que tiene en la otra persona el comportamiento de la otra parte, es decir, si somos conscientes de cómo manejamos los sentimientos ajenos.
"Una relación con responsabilidad afectiva deja espacio para ser quienes somos, sin miedo a ser juzgados"
Deberíamos plantearlo porque de esto va la responsabilidad afectiva dentro de la pareja, de asumir, de manera consciente, el bienestar emocional del otro sin dejar de lado nuestras propias emociones. Es un acto de cuidado mutuo, de empatía y de integridad que va más allá del mero cumplimiento de expectativas; es una forma de construir vínculos saludables y auténticos.
La principal señal que nos lo deja claro es la seguridad emocional que sentimos en la relación. Es esa calma que sentimos al comprobar que estamos con una persona que no solo es honesta y respetuosa, sino que también se preocupa por cómo nos va a hablar y mide sus palabras, teniendo en cuenta el posible impacto que puede producir en nosotros y en nuestros sentimientos.
En otras palabras, una relación con responsabilidad afectiva es aquella que deja espacio para ser quienes somos, sin miedo a ser juzgados, ni manipulados o emocionalmente lastimados porque la relación nos hace sentir como en casa. Es un lugar donde los dos integrantes de la pareja están comprometidos a cuidarse emocionalmente, sin caer en el egoísmo o en el sacrificio extremo de uno por el otro.
"Si no tenemos una comunicación clara y honesta, es imposible ejercer la responsabilidad afectiva"
En definitiva, es donde se ve claro que la relación es cosa de dos y no de que uno "tira del carro" y el otro se deja arrastrar, sin implicarse en nada. Para que la responsabilidad afectiva pueda practicarse, tienen que darse una serie de acontecimientos que nos van a dejar claro que esa persona es acertada y nos va a hacer feliz estar a su lado.
Cuando la otra parte tiene en consideración nuestros sentimientos, y no se trata solamente de estar atentos a las necesidades de tu pareja, sino que somos expresamos con claridad lo queremos y sentimos.
En una relación donde se practica la responsabilidad afectiva, las principales características son la honestidad, la empatía, el respeto y la comunicación constante y los dos miembros deberían poder expresar sus necesidades y sentimientos sin temor, sabiendo que serán escuchados y comprendidos. Muchas veces, el miedo a herir a la otra persona o el no querer pasar por la incomodidad de enfrentarte a los conflictos, preferimos callar lo que sentimos o necesitamos, por lo que inevitablemente vamos a tener malentendidos y acumulación de resentimientos.
La empatía, por su parte, juega un papel crucial. Ser empático no solo significa entender los sentimientos del otro, sino que también tenemos que anticipar el efecto que nuestras palabras o acciones van a producir en el bienestar emocional del otro. Una pareja que practica la responsabilidad afectiva no ignora los malestares del otro, sino que los aborda desde la compasión y el deseo de mejorar la relación. Esto no quiere decir que no haya conflictos o que se eviten, sino que hay que enfrentarlos y manejarlos de una manera constructiva, buscando siempre el bienestar común.
En este contexto, estaríamos hablando de ser asertivos, es decir, expresarnos desde la claridad, siendo honestos y sinceros, pero sin herir a la otra persona, por lo que aquí es fundamental el respeto que se tienen los miembros de la pareja de manera recíproca. El amor debe entenderse como un espacio donde poder ejercer la libertad a la vez crecen juntos y no como una fuente de dolor y de control.
En este sentido y aunque parezca que es un elemento independiente debemos tener en cuenta el puente que conecta a todos los elementos y que, por tanto, la principal muestra que nos deja claro que en una relación de pareja se practica la responsabilidad afectiva. Esa señal es la comunicación porque si no tenemos una comunicación clara y honesta, es imposible ejercer la responsabilidad afectiva.
Las parejas que han desarrollado este tipo de responsabilidad hablan abiertamente sobre sus emociones, sus dudas, sus temores, y lo hacen sin caer en reproches o actitudes defensivas. En lugar de reaccionar impulsivamente ante un malentendido, se toman el tiempo para reflexionar, escuchar y conversar, buscando siempre soluciones que beneficien a ambos. Es un tipo de relación en la que la palabra no se usa como arma, sino como herramienta de construcción y entendimiento.
Ahora que ya conocemos un poco más las características de las personas que tienen una relación de pareja donde se practica la responsabilidad afectiva, ahora vamos a ver qué tenemos que hacer para ponerla en práctica.
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