Carlos Navarro Antolín
La pascua de los idiotas
Según la Organización Mundial de la Salud, OMS, a día de hoy aproximadamente 4,5 millones de personas en todo el mundo se encuentran ciegas a causa de la enfermedad del glaucoma y ya es la primer causa de ceguera irreversible.
Este tipo de enfermedad daña el nervio óptico del ojo, en la gran mayoría de casos debido a un exceso de fluido acumulado en la parte delantera del ojo. Esta acumulación provoca un incremento de la presión ocular que deriva en este daño nervioso.
Para entender los primeros síntomas del glaucoma acudiremos a las causas que lo provocan. Para comenzar, debemos entender que nuestros ojos producen humor acuoso de manera regular, el cual es detrano en una zona reservada conocida como ángulo de drenaje. Mediante este mecanismo nuestros ojos son capaces de mantener estable la presión intraocular. Cuando la zona de drenaje no funciona de manera eficiente se produce una acumulación de fluido que radica en la subida de la presión y su posterior daño al nervio óptico.
Este daño nervioso es tan importante porque nuestra retina se compone de millones de células nerviosas, divididas en conos y bastones, encargados de transformar la luz en impulsos eléctricos para su posterior transmisión a las células ganglionares. Estas células son las que se encuentran conectadas al nervio óptico y transmiten los estímulos al cerebro. Por tanto, con la muerte de estas células nuestra visión se va deteriorando.
Uno de los principales problemas a la hora de detectar los glaucomas es que estos son asintomáticos en sus primeras fases, siendo los puntos ciegos en la visión lateral uno de los síntomas claves cuando la enfermedad avanza. Otro de los factores imprescindible para la detección de la enfermedad son las manchas borrosas, los puntos ciegos en la visión o dificultad para enfocar determinados objetos. De hecho, en un estado avanzado, los pacientes pueden dejar de percibir rostros o escritos. Debemos destacar que en el glaucoma de ojo cerrado el incremento de la presión intraocular puede desarrollar náuseas, vómitos u ojos rojos.
No obstante, aunque el daño provocado por el glaucoma en un paciente en su estado más grave no puede revertirse, el glaucoma sí puede detenerse en sus fases iniciales. Uno de los tratamientos más efectivos a la hora de frenar la aparición del glaucoma es tener muy en cuenta la presión intraocular, estabilizándola mediante medicamentos o láser. Asimismo, el glaucoma puede controlarse con el uso de gotas para los ojos que reducen la cantidad de fluido acuoso acumulado. De igual modo, la cirugía con rayo láser puede ayudar al drenaje de los ojos. En numerosas ocasiones, si los procedimientos anteriores no han dado resultado, el paciente debe pasar por el quirófano con el fin de crear una nueva abertura que sirva de drenaje para el ojo.
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