Descubren por qué algunas personas engordan y otras no aunque coman lo mismo

Investigación

La microbiota intestinal influye en la obesidad por su capacidad de extraer energía de la dieta en personas con ciertos enterotipos

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N.F

29 de diciembre 2022 - 09:51

La cuenta matemática que explica el motivo por el que engordamos, o adelgazamos, es simple: el resultado entre las calorías que consumimos y las que gastamos. De los alimentos provienen las que entran en nuestro organismo, del trabajo del mismo en forma de actividad física y del propio metabolismo, las que gastamos en forma de calor disipado. Pero muchas veces, aunque este mecanismo parezca sencillo, llevar un estilo de vida saludable y equilibrado parece no ser suficiente. Esto nos genera frustración, más aún si tenemos a nuestro alrededor a alguien que consigue mantenerse en su peso ideal siguiendo las mismas pautas de alimentación. Incluso, consiguen mantenerse inmutables sobre la báscula permitiéndose atajos y caprichos azucarados o calóricos. Comer y no engordar, el sueño de cualquiera y al alcance de solo algunos afortunados. Y sí, por suerte o desgracia, lo son, y así lo ha corroborado la ciencia, aportando ahora nuevos datos que van más allá de los genes.

En esta línea se ha planteado la hipótesis de que la microbiota intestinal microbiota intestinalinfluye en la obesidad por su capacidad de extraer energía de la dieta. Así lo explica la investigación llevada a cabo un grupo de científicos de la Universidad de Copenhague, cuyas conclusiones han publicado en MicrobiomeMicrobiome. Estos datos añaden factores a los planteados por otros estudios, como el realizado por científicos de la Universidad de Cambridge, que mencionaron ciertos 'genes afortunados' en las personas delgadas. Ahora, esta nueva investigación ha corroborado el rol de microbiota en este proceso, un hecho que ya habían adelantado otros estudios como el llevado a cabo por científicos del Hospital del Mar de Barcelona junto con la Universidad Autónoma.

RESULTADOS CLAVE

El primer resultado clave que halló este estudio es que la población de bacterias intestinales es más eficaz a la hora de extraer energía de los alimentos que se encuentran en personas que de promedio pesan un 10% más (unos 9 kilogramos) que aquellos cuya microbiota no era tan eficaz. Por otro lado, la hipótesis de la que partían es que con un viaje digestivo de mayor duración se encontraría en personas que extraen más cantidad de nutrientes de los alimentos, pero el estudio mostró exactamente lo contrario.

"Es posible que hayamos encontrado una clave para comprender por qué algunas personas aumentan más de peso que otras, incluso cuando no comen más o de manera diferente.', afirma al respecto el profesor Henrik Roager, del Departamento de Nutrición, Ejercicio y Deporte de la Universidad de Copenhague.

En este punto cabe recordar que, además de los propios factores genéticos, diversos factores como la dieta, las enfermedades infecciosas, el alcoholismo, el tabaco, la exposición a sustancias tóxicas y el uso de antibióticos entre otros, establecen variaciones intraindividuales en la composición de la microbiota intestinal y, por tanto, en las funciones que nos ofrecen a lo largo de la vida.

Para comprobar el estado de las mismas y llegar a esa conclusión, los investigadores analizaron la energía residual en las heces de 85 personas, en las que también determinaron su composición microbiana. Un 40% de esos individuos se clasificaban en un grupo que extraía más energía de los alimentos consumidos que el 60% restante. La clave está en los enterotipos.

Las investigaciones más importantes a este respecto muestran que el 80-90% de los filotipos de bacterias del intestino humano son miembros de dos filos, Bacteroidetes (gramnegativos, e.g. Bacteroides y Prevotella) y Firmicutes (grampositivos, e.g. Clostridium, Enterococcus, Lactobacillus, Ruminococcus).

Partiendo de esta base, los participantes se dividieron en tres grupos, según la composición de sus microbios intestinales. Según detallan en el estudio, la llamada composición tipo B (dominada por bacterias Bacteroides) se mostró más eficiente a la hora de extraer nutrientes de los alimentos, ya que las personas con este patrón intestinal tenían una densidad de energía mucho más baja en sus heces en comparación con otros tipos de composición.

En concreto, la comparación se hizo clara en aquellas personas donde predominaba la familia Ruminococcaceae (tipo R). Un tercer grupo, el de los individuos con Prevotella (tipo P) se situaron en un punto intermedio entre el tipo B y el tipo R. ''Cabe destacar que el peso corporal de los individuos de tipo R era significativamente inferior al de los de tipo B'', escribe estos científicos.

En relación a la duración de los tránsitos intestinales, un hallazgo llamativo fue que las personas con una microbiota tipo B también eran las que tenían tiempos de tránsito intestinal más cortos. ''Un tiempo de tránsito intestinal prolongado no conduce necesariamente a un agotamiento más completo del sustrato alimentario, sino que va acompañado de un cambio en la fermentación microbiana del metabolismo sacarolítico al proteolítico, lo que afecta negativamente a la extracción de energía de la microbiota intestinal y conduce a un agotamiento menos completo del sustrato alimentario, como refleja la mayor densidad energética de las heces'', argumentan.

FUNCIONES DE LA MICROBIOTA

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