¿Por qué unas personas sudan más que otras? Una dermatóloga expone los motivos
La sudoración excesiva tiene causas subyacentes que no tienen por qué estar relacionadas con el calor o el esfuerzo físico
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Ahora que ha llegado el verano, los efectos del calor se hacen notar más que en otras estaciones. En esta época nadie se libra de ello y como respuesta se produce una sudoración algo más excesiva. Simplemente se trata de una señal de que tu cuerpo está demasiado caliente y necesita enfriarse evaporando el agua de la piel para enfriarla. Sin embargo, hay personas que padecen este fenómeno con más frecuencia de la habitual, incluso sin altas temperaturas o esfuerzo físico. El problema de la sudoración excesiva se conoce como hiperhidrosis, hiperhidrosis llegando a provocar otros problemas como el acné o, incluso, afectando a la salud emocional. La señal infalible para diferenciarlo, por lo general, es cuando se torna incómodo e inmanejable para la persona y esa anormalidad puede aparecer en cualquier momento de su vida.
El mecanismo del cuerpo para enfriarse es hiperactivo y puede causar una producción de sudor hasta cuatro o cinco veces mayor de lo normal. La hiperhidrosis puede tener un impacto negativo en la calidad de vida y provocar aislamiento social y sentimientos de timidez. Puede afectar a la mayor parte del cuerpo, pero comúnmente afecta a las axilas, las manos y los pies. Esto supone una condición médica tratable y que se puede controlar con terapias específicas. Pero, ¿Por qué unas personas sudan más que otras? Una dermatóloga expone los motivos.
Motivos subyacentes
La hiperhidrosis puede deberse a condiciones médicas subyacentes, como tener hipertiroidismo, diabetes y niveles bajos de azúcar en la sangre (hipoglucemia), también pueden provocar sudoración excesiva, sudores nocturnos e intolerancia al calor. La obesidad y el alcoholismo también pueden desencadenar episodios de sudoración intensa. Sin embargo, existen razones más comunes como el peso, la edad o el género.
El sudor depende de las glándulas sudoríparas y no todos tenemos el mismo número de glándulas, pueden variar entre 2 y 2000 y su cantidad y funcionamiento influyen en la sudoración de la persona. Por ejemplo, los hombres suelen sudar más que las mujeres, aunque existen momentos concretos de la vida de éstas, como el embarazo o la menopausia, en las que también hay episodios de sudor excesivo.
Es habitual que cualquier persona que posea más grasa de la que le corresponde por edad, peso y altura aumente su temperatura corporal ante cualquier ejercicio. Esto provoca que las glándulas sudoríparas tiendan a producir más sudor para contrarrestar este aumento. Asimismo, también existen ciertos alimentos que pueden aumentar nuestra temperatura, como las comidas picantes, el ajo, la cebolla…
La dermatóloga Almudena Nuño González expuso en el programa de verano de Joaquín Prat que también existe la Bronidosis, los episodios en los que, además de sudar de manera excesiva, el sudor huele mal. Esto se produce cuando hay bacterias en el sudor y tiene que ser tratado primero acabando con las bacterias y luego con la sudoración excesiva.
Por otro lado, además de los aspectos que tienen que ver con el estilo de vida o las temperaturas, las glándulas sudoríparas se activan como respuesta a una reacción que desequilibra emocionalmente a los afectados: Estar delante de la gente, la timidez, la vergüenza, el estrés, la ansiedad... etc.
De hecho, según expone la dermatóloga, nuestro sistema nervioso simpático también es el responsable de la activación de las glándulas sudoríparas y podemos ponernos a sudar al ponernos nerviosos o sentir emociones que nos alteran emocionalmente.
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