¿Es realmente perjudicial dormir con los hijos cuando son pequeños? Esto dicen los pediatras

El cómo criar a los hijos ha sido siempre un tema de debate, ya que, aunque la crianza de los hijos sea algo personal en cada familia, hay ciertas cosas que la ciencia y la medicina ha demostrado que pueden ser perjudiciales para los niños. Una de las cuestiones que más divide opiniones entre padres y profesionales de la salud es el hábito de dormir con los hijos pequeños. A esto se le conoce como colecho, y tiene defensores y detractores, y la pregunta clave es: ¿es realmente malo dormir con los hijos cuando son pequeños? Varios pediatras y estudios han hablado sobre este tema y tienen recomendaciones para los padres que se debaten entre si deben o no permitir que sus hijos duerman con ellos.

¿Qué es el colecho y por qué genera debate?

Al colecho se le conoce al hecho de dormir junto nuestros niños, ya sea en la misma cama o en un espacio cercano dentro de la misma habitación. Algunas culturas han practicado el colecho como una manera natural de fortalecer el vínculo entre los padres y los hijos, dándoles seguridad a los más pequeños y facilitando la lactancia materna nocturna. Sin embargo, en otros casos, se ha visto con dicho que podría tener consecuencias negativas para el desarrollo de la autonomía infantil y, en algunos casos, para la seguridad física del niño.

Uno de los principales argumentos en contra del colecho es el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL). Según la Academia Americana de Pediatría, existe una correlación entre el colecho y el aumento del riesgo de SMSL, sobre todo en menores de un año, cuando se hace en malas condiciones (como camas blandas, almohadas voluminosas o padres fumadores). Es por esta razón por la que algunas organizaciones han recomendado que los bebés duerman en superficies firmes y separadas.

La doctora Lucía Galán, una conocida pediatra en España, ha aclarado que, a pesar de que se han dado recomendaciones para evitar el colecho en ciertas edades, no hay evidencia sólida que demuestre que dormir con los hijos hasta edades avanzadas, si es una práctica voluntaria por ambas partes, tenga efectos negativos. La clave, según la pediatra, es que el colecho sea una elección consciente y no una obligación.

Galán explica que es muy importante distinguir entre colecho voluntario y colecho forzado. Si los padres y los niños disfrutan de compartir cama, el colecho puede ser beneficioso para el vínculo y la seguridad emocional.

Además, Galán también destaca que muchos padres se preocupan por la independencia de los niños pero, según los estudios, los niños que practican colecho no son menos independientes que aquellos que duermen solos desde temprana edad. De hecho, algunos expertos aclaran que dormir cerca de los padres puede reforzar la confianza y seguridad en los niños, lo que a su vez puede ayudarles a ser más independientes en otras áreas de su vida.

Si bien los pediatras no ven con malos ojos el colecho cuando se hace de manera segura y voluntaria, sí dicen que se deben seguir ciertas pautas para evitar riesgos, especialmente en los primeros meses de vida del bebé. Aquí algunos consejos proporcionados por organizaciones como la Academia Americana de Pediatría:

• Esesencial que la superficie donde duerma sea firme y libre de almohadas, mantas voluminosas u objetos que puedan suponer un peligro de asfixia.
• Dormir con el bebé en un sillón o sofá puede hacer que haya mayor riesgo de asfixia accidental.
• Los expertos recomiendan que, tanto si los bebés duermen solos como acompañados, lo hagan siempre boca arriba.
• Si uno o ambos padres son fumadores, el riesgo de SMSL aumenta bastante. En este caso, no se recomienda el colecho.

Son varios los estudios que han señalado que dormir con los hijos puede ser bueno para el vínculo afectivo. Los niños se sienten más seguros al tener a sus padres cerca.

Por otro lado, algunas de las personas que critican el colecho opinan que, a medida que los niños crecen, es importante que aprendan a dormir de manera independiente. Aun así, según varios pediatras, es algo que se puede hacer de manera natural y progresiva sin la necesidad de forzar una separación temprana.