Las palabras transforman la realidad en el cerebro y tienen un impacto en las personas que las reciben

Quedan pocos días para que acabe el año y todos estamos haciendo balance de este que se va y dar la bienvenida a los propósitos para el que tenemos por delante. Toca hablar y hablarte, un diálogo interno que suele ir cargado de amor propio o auto castigo por las cosas que no cumpliste y por las que hiciste mal. ¡Ten cuidado con la manera de hablar! El cerebro hace caso a lo que le dices y es capaz de transformar la visión de tu realidad siguiendo las indicaciones de tus propias palabras.

Dejando patente el valor que obvias en esas palabras tanto al hablar como al publicar de manera impulsiva en redes sociales o empaparnos de las de otros hasta el punto de ejercer influencia sobre en nosotros. No importa que no conozcas de nada a la persona que lo escribió.

Científicos como el neurólogo y decano de la Facultad de Medicina de la Universidad del Rosario, Leonardo Palacios, afirman que "cada expresión verbal hablada hace que se produzca una descarga emocional desde el cerebro. Una palabra negativa o insultante activa la amígdala, estructura del cerebro vinculada a las alertas, y genera malestar, ansiedad o enojo".

Mundo virtual, una manera diferente de comunicarnos

Las maneras de comunicarnos han cambiado, sobre todo con la llegada de las redes sociales en las que con el tiempo nos hemos vuelto más "cómodos". Hace algunos años nos esmerábamos más por escribir un correo electrónico. Hoy en día, cada vez economizamos más el lenguaje utilizando palabras y frases más cortas, anglicismos e, incluso, sustituyendo las palabras por la expresión de los emojis que tienen el mismo significado.

Esto sucede mucho cuando leemos comentarios en las redes sociales ya que solemos comunicarnos mejor por una pantalla. Si la persona no tiene una autoestima cultivada, puede tener repercusiones negativas ya que de expresarnos cada vez menos, estamos perdiendo habilidades sociales y eso merma la seguridad de la persona, sobre todo a la hora de hablar.

En el mundo virtual, porque realmente es otro mundo paralelo al real, no hay normas. Cada uno opina lo que quiere y de todas las cosas, hay sitio para las faltas de respeto porque cuando se escribe, también se expresan ideas, pensamientos y emociones. Normalmente, cuando se deja un comentario en una publicación suele ser negativo y las personas solemos prestar más atención o, al menos ser más conscientes, cuando se proyectan opiniones negativas.

El lenguaje positivo también tiene un papel importante en el bienestar emocional y la construcción de relaciones saludables. De ahí, la importancia de tomar conciencia del verdadero valor de las palabras y de revisar cómo nos hablamos a nosotros mismos y a los demás.

Si bien es cierto que las palabras de aliento y el elogio pueden dar un impulso al estado de ánimo y generar sentimientos de confianza y autoestima, las palabras críticas o hirientes pueden causar dolor emocional y ansiedad. De modo que todas, independientemente si están asociadas a emociones positivas o negativas, tienen una influencia directa en nosotros.

Habilidades comunicativas que mejoran tus relaciones

La base del impacto que la comunicación ya sea introvertida como extrovertida está en el cómo interactuamos más que en el contenido de ese mensaje en sí. Por eso, es necesario trabajar una serie de habilidades que muchas veces olvidamos pero que son muy fructíferas para enriquecer las relaciones.

1. Practica la asertividad. Es una manera de expresarte clara, sencilla y directa sin faltar al respeto a tu interlocutor.
2. Mantén el contacto visual. Es una forma de conectar con la otra persona y generar confianza en tu propio discurso.
3. Capacidad negociadora. Se trata de llegar a un acuerdo entre las partes de las cosas que tienen en común para que ambos ganen.
4. Escucha activa. Muéstrale una respuesta a la otra persona para que se sienta escuchada pero no la interrumpas mientras se está expresando.
5. Empatía. Esta cualidad tiene que ver con las emociones más que con lo que se dice. Para ello, la personas tiene que tener madurez emocional y cognitiva. Solo así puede comprender las emociones en la vida afectiva ya que es la emoción la que nos permite ponernos en el lugar del otro.