El nuevo test sanguíneo que detecta el alzhéimer y su predisposición dos décadas antes
La prueba detectó oligómeros tóxicos en la sangre de los voluntarios que desarrollaron alzhéimer años más tarde, incluso estando libres de síntomas en el momento del ensayo
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El diagnóstico del AlzhéimerAlzhéimer es uno de los más devastadores para pacientes y familiares. Cerca de 30 millones de personas en el mundo lo padecen, sin una cura que se muestre aún definitiva o que reduzca sus síntomas una vez avanzada la enfermedad. Por ello, la detección precoz detección precozresulta fundamental en la mejora de la calidad de vida del paciente y del familiar, el aumento de la autonomía personal y el mantenimiento de las capacidades cognitivas con el tiempo. Asimismo, las opciones de tratamiento incrementan su respuesta en etapas más tempranas. En base a esto, la investigación ha puesto gran parte de sus esfuerzos en los últimos años en encontrar pruebas que ayuden a medir su predisposición o que adelanten el diagnóstico antes de que se manifiesten los primeros síntomas. Esto es lo que han conseguido investigadores estadounidenses, que han desarrollado una prueba de sangre que detecta la presencia de alzhéimer en cambios en el cerebro ligados a esta enfermedad con un 94% de precisión.
Lo que ha confirmado esta investigación es que las 'semillas' del alzhéimer se plantan hasta dos décadas antes de que se manifiesten sus efectos cognitivos. El proceso de desarrollo, según esta teoría, comienza cuando la beta amiloide se mezcla y se agrupa para formar pequeños grupos llamados oligómeros. Con el tiempo, en un proceso que los científicos todavía están tratando de comprender, se cree que estos oligómeros beta amiloides "tóxicos" desarrollan la enfermedad de Alzheimer.
Esta prometedora prueba detecta precisamente los niveles de oligómeros de beta-amiloide en la sangre, antes incluso de que la enfermedad haya progresado. Sin embargo, esta teoría que ha sido la más prevalente y en torno a la que ha girado la investigación, se ha puesto en duda en los últimos tiempos. Un hecho que los investigadores han tenido en cuenta y han perfeccionado en la técnica de detección. ¿Cómo? Incluyendo otros factores que elevan la eficacia en la detección en un 94%.
¿Cómo funciona?
La prueba, desarrollada por científicos estadounidenses, midió los niveles en sangre de la proteína beta-amiloide en 310 adultos mayores de 50 años para comprobar si estaban relacionadas con los niveles detectados en escáneres cerebrales.
Así, esta nueva prueba funciona imitando de forma sintética lo que se conoce como lámina alfa. Cuando las proteínas beta amiloides mal plegadas empiezan a agruparse en oligómeros forman esta estructura ; estas láminas tienden a unirse a otras láminas alfa y acaban desarrollando la enfermedad.
El núcleo de SOBA es una lámina alfa sintética que puede unirse a oligómeros en muestras de líquido cefalorraquídeo o sangre. A continuación, el test utiliza métodos estándar para confirmar que los oligómeros unidos a la superficie de la prueba están formados por proteínas beta amiloides.
Resultados
Los científicos probaron el SOBA con muestras de 310 voluntarios que las proporcionaron junto con su historial médico con fines de investigación. En el caso de 53 de ellos, ya padecían grados medios de deterioro cognitivo compatibles con un diagnóstico de alzhéimer. Sin embargo, las muestras también se hicieron en un momento en el que los sujetos estaban libres de deterioro cognitivo, deterioro cognitivo leve, enfermedad de Alzheimer u otros signos de demencia en el momento del muestreo.
Los diagnósticos post mortem se confirmaron en la autopsia de los 53 sujetos que ya presentaban síntomas, de los que 52 tenían oligómeros tóxicos en muestras de sangre tomadas años antes de la muerte. Asimismo, detectó oligómeros en miembros de control que estaban libres de enfermedades al comienzo del experimento. Después de un tiempo, después de examinar sus expedientes médicos, habían desarrollado síntomas cognitivos leves o medios y patologías cerebrales coincidentes con un diagnóstico de alzhéimer.
En cuanto a su coincidencia con los signos de los escáneres, coincidieron pero no fueron lo suficientemente precisos para ser una prueba de diagnóstico válida solo el 88% de las veces. Pese a su alta coincidencia, este porcentaje no es suficiente para una prueba totalmente válida. Pero cuando los investigadores combinaron esta información con otros dos factores de riesgo, la edad mayor de 65 años y una variante genética llamada APOE4, que triplican el riesgo, el análisis tuvo una precisión del 94 %.
"Lo que médicos e investigadores querían era una prueba diagnóstica fiable del alzhéimer, y no solo una que confirmara el diagnóstico, sino que también pudiera detectar signos de la enfermedad antes de que se produjera el deterioro cognitivo", afirma la autora principal Valerie Daggett.
Detección de otras enfermedades
Según los resultados, la prueba detectó la toxicidad de los oligómeros en un grupo reducido del grupo de control, el resto no mostraron estos resultados y no desarrollaron la enfermedad. Según esto, los investigadores destacan el "potencial" para diagnosticar también otras dolencias, explica Daggett. "Vemos que muchas otras enfermedades se asocian con la acumulación de oligómeros tóxicos que forman estas estructuras de hoja alfa. No solo el alzhéimer, también el párkinson, la diabetes de tipo 2 y más".
Así, al identificar a los grupos de riesgo y las personas con predisposición a desarrollarla, pueden ayudar de manera efectiva a la hora de establecer la hoja de la ruta de los tratamientos y comprobar su eficacia terapéutica para el abordaje temprano del alzhéimer. Esto podría retrasar o ralentizar con eficacia el desarrollo de los síntomas e, incluso, tener un tiempo más que suficiente para frenar los síntomas o probar nuevos tratamientos que puedan erradicarlos.
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