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¿Por qué no se cumplen los propósitos de año nuevo? Una experta nos da las claves

Investigación y Tecnología

La flexibilidad mental es crucial para prosperar en un mundo cada vez más impredecible

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Propósitos de año nuevo / Freepik

Hemos pasado la primera semana después de la vuelta de las vacaciones de Navidad en la que muchas personas aún están metidas en cumplir con los propósitos para el nuevo año que acaba de comenzar. Otros ya habrán decidido abandonar. Escritos o solo pensados, los buenos propósitos representan un ritual de inicio de año que por mucho entusiasmo y motivación que tengamos en los primeros días, al final acaban quedándose en la lista de "tareas pendientes" hasta que llega un momento en el que ni siquiera nos acordamos de que estaban ahí. Silvia Dal Ben, Clinical Manager de Unobravo en España, nos explica por qué fallan los propósitos y algunas herramientas para no desistir en el objetivo de conseguirlos.

¿Por qué no cumplimos con los propósitos?

Cambiar es algo inherente a la existencia humana. Desde el momento en que nacemos, nos enfrentamos a un entorno que nunca deja de transformarse. Lo que define nuestra experiencia no es tanto el cambio en sí, sino cómo lo manejamos. Para algunos, cualquier alteración en su rutina es una fuente de estrés y para otros, una oportunidad para innovar. Pero, ¿qué marca la diferencia? La respuesta radica en la mentalidad.

Cuando vemos el cambio como algo negativo, solemos resistirnos. Nos refugiamos en la comodidad de lo conocido, aunque este espacio ya no nos beneficia. Por el contrario, quienes logran convertir el cambio en un aliado desarrollan una capacidad especial para adaptarse, encuentran soluciones creativas y superan obstáculos con mayor facilidad. Esta flexibilidad mental es crucial para prosperar en un mundo cada vez más impredecible. "Solo al abandonar nuestra zona de confort podemos abrirnos a nuevas oportunidades y transformar los temores asociados al cambio en una fuerza impulsora para nuestro crecimiento personal", explica Silvia Dal Ben.

La importancia de la autoconciencia

Antes de embarcarnos en cualquier transformación, es fundamental conocernos a nosotros mismos. Muchas veces, nuestra resistencia al cambio no se debe al miedo a lo nuevo, sino a la falta de claridad sobre lo que realmente queremos o necesitamos. La autoconciencia nos permite discernir entre lo que es una verdadera oportunidad de crecimiento y lo que simplemente responde a presiones externas.

Por ejemplo, alguien que busca cambiar de carrera debería preguntarse: "¿Estoy persiguiendo esta meta porque realmente me apasiona o porque siento que es lo que se espera de mí?". Reflexionar sobre estas cuestiones ayuda a evitar pasos en falso y garantiza que cualquier cambio que emprendamos esté alineado con nuestros valores y objetivos personales. "El cambio, en todas sus facetas, representa un momento crucial en la vida de cada uno de nosotros. Incluso cuando es deseado y buscado, es completamente normal y fisiológico experimentar preocupaciones al enfrentarlo. El proceso de cambio nos impulsa, de hecho, a proyectarnos hacia lo desconocido, lo incierto y lo nuevo, obligándonos inevitablemente a dejar atrás una parte de nosotros mismos y a abandonar algunas de nuestras certezas y puntos fijos", añade Silvia Dal Ben.

Herramientas para enfrentar la incertidumbre

El cambio, casi siempre, trae consigo incertidumbre. Esto puede resultar, por un lado, incómodo, pero por otro es una oportunidad para aprender a gestionar nuestras emociones y desarrollar nuestra resiliencia. Algunas estrategias útiles incluyen:

  1. Planificación estratégica: Dividir un gran cambio en pequeños pasos hace que sea más manejable y menos intimidante.
  2. Apoyo social: Hablar con amigos, familiares o colegas puede aportar perspectivas valiosas y reducir el estrés.
  3. Aprendizaje constante: Cuanto más abiertos estemos a aprender, más preparados estaremos para enfrentar cualquier desafío.
  4. Flexibilidad: Aceptar que no todo saldrá como planeamos es clave para adaptarse rápidamente y sin frustración.

¿De dónde viene el miedo al cambio?

"Enfrentar el cambio significa confrontarse con la incertidumbre y la falta de familiaridad, lo que implica adentrarse en territorios desconocidos. Esto puede generar en nosotros resistencia, ansiedad e incluso miedo", explica Silvia Dal Ben. En este sentido, manifiesta que el miedo al cambio puede originarse por diversos factores. Por un lado, puede estar relacionado con un miedo a lo nuevo y a lo desconocido, lo cual desencadena una ansiedad hacia lo que no conocemos ya que está estrechamente vinculada al miedo a perder el control, de no poder prever los resultados, ni los efectos que ese cambio va a producir en nuestra vida.

Otro miedo muy común es el de fracasar y decepcionarse a uno mismo o a los demás. "Este temor", apunta Silvia Dal Ben, "suele alimentarse de una baja autoestima que podría hacernos pensar que no somos lo suficientemente capaces o no estamos a la altura para enfrentar el cambio de manera eficaz y provechosa". De manera similar, también es posible experimentar miedo al éxito, ya que este podría alterar los equilibrios relacionales existentes o enfrentarnos a nuevas responsabilidades.

A veces, este miedo también puede ser provocado por el temor de no poder experimentar esa felicidad que esperábamos obtener cuando nos habíamos fijado la meta a alcanzar. Finalmente, "la percepción de ser juzgado por los demás o el miedo a la soledad durante el proceso de cambio también pueden constituir frenos. Sentir miedo ante los cambios y las novedades es completamente normal y no es en sí mismo algo negativo, pero se convierte en un problema cuando obstaculiza el crecimiento personal y limita nuestra búsqueda de nuevos caminos para alcanzar la felicidad", comenta Silvia Dal Ben, Clinical Manager del servicio de psicología online Unobravo en España.

Beneficios del cambio

A pesar de los temores iniciales, el cambio suele traer consigo beneficios inesperados. Por ejemplo, puede ayudarnos a descubrir habilidades que no sabíamos que teníamos o a conectarnos con personas y experiencias enriquecedoras. Incluso los cambios que, a primera vista, parecen negativos, pueden conducirnos a algo mejor si sabemos aprovechar las lecciones que ofrecen.

El miedo al cambio es una reacción natural. Sin embargo, en lugar de permitir que nos paralicen, podemos utilizarlo como un motor para la acción. La clave está en reinterpretar ese miedo como una señal de que estamos saliendo de nuestra zona de confort. Es en estos momentos cuando más crecemos y aprendemos.

Practicar la gratitud, mantener una actitud positiva y recordar los éxitos pasados en situaciones similares son estrategias que nos pueden ayudar a transformar el miedo en motivación. Así, el cambio deja de ser una fuente de ansiedad para convertirse en una oportunidad de superación personal.

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