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El paso del tiempo no nos deja indiferentes y en algunos casos son visibles como el aspecto de nuestra cara, la cual muchas veces nos deja ver pequeñas arriguitas fruto de los recuerdos de nuestra felicidad y también de los momentos tristes. Se debe a la pérdida de la estructura que mantiene la piel firme, es decir, el colágeno que con el tiempo se va perdiendo, haciendo que la piel se debilite y pierda elasticidad.
Pero no es lo único que se deteriora en nuestro organismo con el paso del tiempo a causa de la pérdida de colágeno. También los huesos, tendones y ligamentos. De ahí que sea una proteína muy importante para tener una estructura firme y fuerte.
A medida que envejecemos, la producción natural de colágeno disminuye, lo que nos lleva a tener una piel más delgada, menos elástica y más propensa a las arrugas. De hecho, alrededor de los 30 años, empezamos a perder aproximadamente un 1% de colágeno por año, lo que contribuye a los signos visibles del envejecimiento.
Existen al menos 28 tipos diferentes de colágeno, pero los más importantes y abundantes en el cuerpo humano son los tipos I, II, III, IV y V. Cada uno tiene una función específica en diferentes tejidos del organismo.
Es el más abundante y constituye aproximadamente el 90% del colágeno en el cuerpo. Se encuentra principalmente en la piel, los tendones, los huesos y los tejidos conectivos. Su función principal es proporcionar resistencia y estructura, manteniendo la piel firme y resistente. También es clave para la cicatrización de heridas y la reparación del tejido.
Este tipo de colágeno es el que se encuentra principalmente en el cartílago, que es el tejido que amortigua las articulaciones. Su función es proporcionar elasticidad y resistencia en las áreas que soportan peso y se mueven constantemente, como las rodillas, las caderas y la columna vertebral, por lo que es esencial para la salud de nuestras articulaciones y la prevención de enfermedades como la artritis.
El colágeno tipo III se encuentra en los tejidos que necesitan mantener una forma y estructura flexible, como los músculos, vasos sanguíneos y los órganos internos. Su función es brindar soporte estructural a estos tejidos blandos y permitir que sean resistentes a la presión y al estiramiento.
Este tipo de colágeno forma parte de las membranas basales, que son una especie de capa fina que separa los tejidos. Su función es actuar como una barrera de soporte para las células, permitiendo que los nutrientes pasen a través de los tejidos mientras mantienen la integridad estructural de los órganos.
El colágeno tipo V es importante para la formación de las fibras de colágeno tipo I. Se encuentra en la superficie celular, el cabello y la placenta. Su función es ayudar en la formación adecuada de las fibras de colágeno más grandes y fuertes, contribuyendo al desarrollo de la piel y otros tejidos.
El envejecimiento de nuestro cuerpo viene dado en la mayoría de los casos por nuestros hábitos de vida. En este sentido, conviene destacar que un grupo de investigadores de la Universidad de Stanford ha publicado recientemente un estudio que revela que el envejecimiento no es lineal.
En este mismo hilo, en 2019, hicieron otro en el que se observaron similitudes de envejecimiento en personas con edades muy diferentes y que no estaban relacionadas con etapas como la perimenopausia o menopausia, sino con el envejecimiento de la piel y los músculos los cuales iban en función del trabajo en el ejercicio de fuerza y el tipo de alimentación que llevaban, destacando, así la importancia de su inclusión en los hábitos de vida.
Recuperar colágeno es posible a través de la alimentación, principalmente, de los nutrientes que contienen vitamina C, proteínas y antioxidantes. Según publica la web CuídatePlus, en vez de tomar suplementos, es mejor comer alimentos que nos ayuden a sintentizar los aminoácidos que componen el colágeno, que son sobre todo tres: prolina, glicina y lisina. Los dos primeros los fabrica el cuerpo por sí solo, mientras que el tercero se encuentra en diversos alimentos: carne, pescado, huevos, leche, legumbres...
Cuando se trata de enfermedades o patologías, no solo hay que fijarse en la manera de solucionar el problema, sino que una buena parte del todo es la prevención. De tal manera y por lo que respecta a la piel, si la cuidamos también desde fuera, podemos ralentizar la pérdida de colágeno debido a la degradación sufrida por los factores ambientales como el sol.
Es un factor a tener en cuenta debido a que venimos del verano que es una época en la que estamos más tiempo expuestos a los rayos UV los cuales penetran en las capas más profundas de la piel y rompen las fibras de colágeno.
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