Los medicamentos directamente relacionados con el desarrollo de una infección cerebral grave
Medicamentos
El uso de ciertos fármacos para tratar enfermedades subyacentes como la esclerosis, sumado a cuatro variantes genéticas, aumenta significativamente el riesgo de sufrir leucoencefalopatía
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La leucoencefalopatía es una infección cerebral grave, causada por la reactivación del virus JC, que produce desmielinización progresiva y subaguda del sistema nervioso central, déficits neurológicos multifocales y la muerte, habitualmente dentro de los siguientes 9 meses, según indican desde MSD Manuals. Además, casi el 70% de los sobrevivientes experimentan una discapacidad neurológica continua y no existe un tratamiento aprobado una vez que se desarrolla la enfermedad. El virus que lo provoca es especialmente peculiar ya que suele desarrollarse en la infancia y permanecer inactivo en nuestro organismo, sin manifestar síntomas en la mayoría de casos. Por ello, es fundamental detectarlo a tiempo y saber cuáles pueden ser los factores de riesgo que lo activan, provocando la enfermedad. Entre ellos, la toma de ciertos medicamentos. Eso sí, nuevos estudios confirman que se debe a una combinación de los mismos con cuatro variantes genéticas que aumentan significativamente el riesgo de padecer esta complicación.
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Es bien sabido que una amplia variedad de grupos inmunosuprimidos pueden desarrollar LMP, como pacientes con: VIH/SIDA, neoplasias malignas hematológicas (p. ej., leucemias, linfomas y mieloma múltiple), trastornos autoinmunitarios (p. ej., psoriasis, artritis reumatoide y lupus eritematoso sistémico), todos ellos expuestos a la toma de fármacos que aumentan la posibilidad de padecer esta complicación. En este sentido, existen varias evidencias que relacionan medicamentos con su desarrollo, como los usados para tratar la esclerosis múltiple, los cánceres de sangre, la artritis reumatoide, la enfermedad de Crohn o el rechazo a los órganos trasplantados.
Según indican en este estudio, hay más de tres docenas de medicamentos que incluyen una advertencia de PML en su ficha técnica (EE. UU.) y/o mencionan la PML en las características de sus productos (Agencia Europea del Medicamento). Los ejemplos incluyen alemtuzumab, brentuximab vedotina, dimetilfumarato, efalizumab, fingolimod, ibrutinib y natalizumab; así como anticuerpos anti-CD20 (también conocidos como terapias de reducción de células B) como obinutuzumab, ocrelizumab, ofatumumab y rituximab.
Asimismo, según indican, es un hecho conocido que el uso de estos fármacos se encuentra asociado a un incremento del riesgo de desarrollar esta infección, siendo factores de riesgo (añadidos) la presencia de anticuerpos frente al virus JC, una duración de tratamiento superior a dos años y el uso previo de inmunosupresores. Pero hay más.
CUATRO GENES IMPLICADOS
Pero también, según expone un nuevo estudio, publicado en Frontiers in Neurology, existen otros motivos genéticos que lo relacionan el desarrollo en ciertas personas. Esta hipótesis está respaldada por un número creciente de informes de casos de LMP en los que se encontró que los pacientes tenían mutaciones en genes de trastornos de inmunodeficiencia conocidos. Según afirman, en un estudio genético anterior, descubrieron 19 variantes candidatas de riesgo de LMP. En el actual de otros 152 casos, se validaron 4 de 19 variantes tanto en controles de población (gnomAD 3.1) como en controles emparejados (pacientes con JCV+ con esclerosis múltiple que toman un fármaco relacionado con la leucoencefalopatía multifocal progresiva durante ≥ 2 años).
Esto último quiere decir que la combinación de los factores de riesgo mencionados ,más esto cuatro genes implicados, aumentaría el riesgo de desarrollo de esta enfermedad en dichos pacientes en comparación con la población general. Asimismo, dos de estas variantes solo aparecen en los casos y nunca se observan en los controles expuestos al fármaco.
En los resultados, en quienes desarrollaban la enfermedad, las variantes estaban presentes hasta en un 11% de los casos. Este porcentaje resulta más elevado que la presencia de la variable BRCA en las pacientes con cáncer de mama, un dato que relaciona de manera contundente estos rasgos genéticos con la enfermedad. ''Nuestras medidas informadas de validez clínica y utilidad para las cuatro variantes identificadas muestran que la utilización de una prueba de genotipado simple y económica en pacientes que consideran el tratamiento con terapias inmunosupresoras relacionadas con LMP tiene el potencial de reducir la incidencia de LMP y salvar vidas'', afirman los investigadores.
Así, por primera vez, se puede implementar una prueba de riesgo genético de LMP para evaluar a los pacientes que toman o consideran un tratamiento con un fármaco relacionado con la LMP a fin de disminuir la incidencia de la LMP y permitir un uso más seguro de terapias altamente efectivas para tratar la enfermedad subyacente sin riesgos asociados.
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