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Yamile Zabana, médico de aparato digestivo y coordinadora de la Unidad de Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII) del Hospital Universitari Mútua Terrassa (Barcelona)
La microbiota es una parte muy importante de nuestro organismo y cuando se altera interfiere en el funcionamiento regular de otras zonas de nuestro cuerpo, entre las se encuentran la parte digestiva, la mental y nuestro sistema inmunológico.
La ingesta de medicamentos, algo a tener muy en cuenta debido a que estamos en época de resfriados, influye de diferentes maneras en la microbiota intestintal que, recordemos, es el conjunto de microorganismos que viven en nuestro sistema digestivo y desempeñan un papel clave en nuestra salud. Por ejemplo, los antibióticos, que son esenciales para tratar infecciones bacterianas, pueden alterar temporalmente el equilibrio de la microbiota al eliminar tanto bacterias dañinas como beneficiosas.
Hay otros medicamentos, como son los antiinflamatorios o en algunos casos los inhibidores de la bomba de protones (utilizados para reducir la producción de ácido en el estómago), que también pueden modificar la composición de la microbiota ya que alteran el entorno intestinal o el sistema inmunitario.
"No siempre es necesario tomar probióticos o prebióticos para recuperar una microbiota intestinal alterada"
Estos cambios pueden afectar la diversidad de microorganismos. Esto quiere decir que una microbiota intestinal saludable está formada por distintos grupos de bacterias y otros microorganismos, por tanto es una microbiota diversa.
En este sentido, Yamile Zabana, médico de aparato digestivo y coordinadora de la Unidad de Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII) del Hospital Universitari Mútua Terrassa (Barcelona) aclara que "cuando existe una selección de ciertos grupos bacterianos, es decir, es más homogénea, se considera que ha perdido esta diversidad, lo que le hace más proclive a que bacterias patógenas proliferen, y se presente patología debido a esta pérdida de equilibrio".
Para recuperar la microbiota intestinal después de una alteración como la que se ha producido a través de la ingesta de medicamentos, debemos adoptar hábitos de vida saludables porque, según Zabana, "promueven el crecimiento de bacterias beneficiosas".
Así pues, se hace necesaria la ingesta de una dieta rica en fibra, frutas, verduras y cereales integrales, ya que estos alimentos proporcionan nutrientes a las bacterias buenas del intestino, por lo que "si optamos, además, por alimentos fermentados, como el yogur, el kéfir, el chucrut o el miso, conseguiremos reequilibrar la microbiota al aportar bacterias probióticas", apunta la médico en aparato digestivo.
Además, mantener un estilo de vida saludable, como dormir lo suficiente, gestionar el estrés y realizar actividad física regular, son hábitos y factores que influyen positivamente en el equilibrio de nuestra microbiota y en algunos casos, podemos complementar todo esto con prebióticos que refuercen nuestro proceso de recuperación.
"Es difícil medir la recuperación directamente"
Por otra parte, si la alteración de la microbiota es aguda y debida al uso de antibióticos, se aconseja el uso de probiótico directamente. Sin embargo, tal y como nos comenta la médico especialista en aparato digestivo, Yamile Zabana, "no siempre es necesario tomar probióticos o prebióticos para recuperar una microbiota intestinal alterada.
En la mayoría de los casos, adoptar una dieta equilibrada rica en fibra, frutas, verduras (nuestra dieta mediterránea) y alimentos fermentados puede ser suficiente para promover la recuperación natural de la microbiota. Estos alimentos actúan como 'combustible' para las bacterias beneficiosas del intestino, ayudando a restablecer su equilibrio".
En ciertas situaciones específicas, los probióticos o prebióticos pueden ser útiles como un apoyo a los demás pasos que estamos dando para recuperar la microbiota dañada, pero no siempre es la solución al 100%. Por ejemplo, comenta la especialista, "los probióticos, que son microorganismos vivos, pueden ser beneficiosos después de un tratamiento con antibióticos o en casos de problemas intestinales como diarreas o infecciones. Por otro lado, los prebióticos, que son fibras que alimentan a las bacterias buenas, pueden ser recomendados para mejorar el crecimiento de estas bacterias".
Es importante destacar que no todos los probióticos son iguales ni tienen los mismos efectos. Su eficacia depende del tipo específico de bacteria, la dosis y la necesidad individual de cada persona. Por eso, antes de tomar probióticos, es recomendable consultar a un médico para evaluar si realmente son necesarios y cuál sería el producto más adecuado.
En relación a la recuperación de la microbiota, es difícil medir la recuperación directamente. Sin embargo, podemos observar ciertas señales en nuestro bienestar general como, por ejemplo, "si antes teníamos diarrea debido a esa alteración de la microbiota, esta desaparecerá", concluye la doctora.
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