La salud es un bien precioso que a menudo damos por sentado hasta que la perdemos. A nivel global, hay factores que ponen en riesgo nuestra salud y aumentan la probabilidad de mortalidad, convirtiéndose en los mayores asesinos del mundo en el campo más preciado que tenemos. Así, en nuestro siglo, hay varias epidemias provocadas por el estilo de vida que están contribuyendo a que la tasa de mortalidad aumente. El estilo de vida actual en muchas partes del mundo ha sido objeto de preocupación debido a su impacto en la esperanza de vida: el sedentarismo, el consumo excesivo de alimentos procesados y altos en grasas, el tabaco y el alcohol son algunos de los hábitos que aumentan la probabilidad de padecer enfermedades crónicas enfermedades crónicasy, por ende, la mortalidad. Según los datos más recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los mayores factores de riesgo para la mortalidad a nivel global mortalidad a nivel globalson la hipertensión arterial, el tabaco, la contaminación del aire, el consumo excesivo de alcohol, la falta de actividad física y la obesidad.
Cabe destacar que estos hábitos poco saludables no solo afectan la salud individual, sino que también tienen un impacto en la salud pública. Las enfermedades crónicas y la mortalidad que se derivan de estos hábitos pueden poner una carga económica y social significativa en los sistemas de salud y en la sociedad en general. ¿En qué porcentaje afectan a estos datos?
Los asesinos en serie de la salud
- En primer lugar, la hipertensión arterial es el principal factor de riesgo para la mortalidad a nivel mundial. Esta enfermedad aumenta la probabilidad de sufrir enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y enfermedades renales, entre otras. Se estima que la hipertensión arterial es responsable del 13% de las muertes a nivel mundial.
- La obesidad y el sobrepeso: Este tándem es uno de los principales factores de riesgo en aumento a nivel de mortalidad. Se estima que son responsables del 4% de las muertes a nivel global, con más de 1.900 millones de adultos tenían sobrepeso y de ellos, más de 650 millones eran obesos. Estas condiciones aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes y algunos tipos de cáncer, entre otras enfermedades crónicas, responsables de la mayoría de las muertes en todo el mundo. Además, la obesidad también se ha relacionado con problemas de salud mental, como la depresión y la ansiedad.
- Consumo tabaco: El tabaco es la principal causa evitable de muerte en todo el mundo, y se estima que mata a más de 8 millones de personas cada año. El tabaco contiene más de 7.000 sustancias químicas, muchas de las cuales son tóxicas y pueden causar daño a los órganos y sistemas del cuerpo. Así, su consumo está relacionado con una variedad de enfermedades, incluyendo las cardiovasculares, cáncer y enfermedades respiratorias, entre otras. Además, la exposición al humo de tabaco ajeno también puede tener graves consecuencias para la salud, especialmente en niños y adultos no fumadores. Se estima que es responsable del 8,7% de las muertes a nivel mundial.
- Contaminación del aire: La exposición a la contaminación del aire puede aumentar el riesgo de enfermedades respiratorias, enfermedades cardiovasculares, cáncer y otras enfermedades crónicas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación del aire es responsable de aproximadamente 7 millones de muertes prematuras cada año en todo el mundo. La mayoría de estas muertes ocurren en países de ingresos bajos y medianos, donde la calidad del aire puede ser especialmente pobre debido a la falta de regulación y control de la contaminación. Los principales contaminantes del aire incluyen partículas finas (PM2.5), dióxido de nitrógeno (NO2), dióxido de azufre (SO2) y ozono troposférico (O3). Estos contaminantes pueden provenir de una variedad de fuentes, incluyendo el tráfico vehicular, la quema de combustibles fósiles y la producción industrial. Se estima que es responsable del 6,5% de las muertes a nivel mundial.
- Sedentarismo: En los últimos años, sobre todo a raíz de la pandemia, el sedentarismo se ha integrado como parte de la vida de nuestra sociedad que siempre deja el ejercicio y el movimiento para un después que nunca llega. Así, el sedentarismo aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad y algunos tipos de cáncer, provocando alrededor del 6% de las muertes a nivel mundial. Además, el sedentarismo también puede tener un impacto negativo en la salud mental, incluyendo el aumento del riesgo de depresión y ansiedad. La actividad física regular no solo puede mejorar la salud física, sino que también puede tener beneficios para la salud mental, como la reducción del estrés y la mejora del estado de ánimo.
- Consumo alcohol: El uso nocivo de alcohol es un factor causal en más de 200 enfermedades y trastornos. Cada año se producen 3 millones de muertes en el mundo según la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que representa 1 de cada 20 muertes. Además, el consumo de alcohol puede contribuir a accidentes y lesiones, como accidentes de tráfico, caídas y violencia interpersonal, lo que también puede resultar en muertes prematuras.
Medidas efectivas de prevención
Existen medidas efectivas que se pueden tomar para prevenir y controlar los principales factores de riesgo modificables, tanto a nivel de educación como de políticas públicas. A continuación, se detallan algunas de estas medidas:
- Promover un estilo de vida saludable: Es fundamental adoptar hábitos de vida saludables, como seguir una dieta equilibrada, realizar actividad física regularmente, evitar el consumo de tabaco y limitar el consumo de alcohol. Estos cambios en el estilo de vida pueden ayudar a prevenir y controlar una variedad de enfermedades crónicas y reducir el riesgo de mortalidad.
- Regulación de la publicidad de alimentos y bebidas: La publicidad de alimentos y bebidas con alto contenido calórico, grasas y azúcares debe ser regulada para contribuir a la formación de una cultura saludable que se integre en la sociedad.
- Aumentar los impuestos sobre el tabaco y el alcohol: Aumentar los impuestos sobre el tabaco y el alcohol puede reducir su consumo y disminuir el riesgo de las enfermedades crónicas que se le relacionan.
- Promover el transporte sostenible: La promoción del transporte sostenible, como caminar, andar en bicicleta y el transporte público, puede fomentar una doble tarea: aumentar el ejercicio físico y reducir la exposición a la contaminación del aire.
- Mejorar la calidad del aire: La regulación de las emisiones de contaminantes y la promoción de tecnologías más limpias pueden ayudar a mejorar la calidad del aire y reducir el riesgo de enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
- Fomentar la educación y la conciencia: La educación y la conciencia sobre los factores de riesgo y sus consecuencias pueden crear una sociedad más respetuosa con el medio ambiente y con la protección y conservación de los recursos naturales y la biodiversidad.