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Viajar en coche puede convertirse en una "odisea", sobre todo a la hora de viajar con los más pequeños, así como también, en ocasiones, ver limitada tu oferta de destino de vacaciones por miedo a pasarlo mal durante el trayecto debido a los mareos durante el viaje. Este fenómeno se explica porque cuando viajamos en coche, nuestros ojos ven el entorno en movimiento y el cerebro siente que no hay concordancia entre las señales que se le mandan.
Por ejemplo, si durante el trayecto fijamos la vista en un libro o en cualquier dispositivo electrónico, nuestros ojos ven un objeto estático a la vez que el oído interno siente el movimiento. Esta contradicción entre lo que vemos y lo que sentimos puede confundir al cerebro y provocar síntomas de mareo, como náuseas, sudoración y vómitos. Esto explicaría por qué el conductor o el copiloto casi nunca se marean en los viajes.
“El cerebro percibe una sensación de movimiento inusual, que provoca desequilibrio e inestabilidad"
El oído interno, específicamente el aparato vestibular, es el órgano que detecta el movimiento y el equilibrio, por lo que cuando estás viajando en el coche, los músculos y las articulaciones también envían información sobre la posición y el movimiento del cuerpo, es decir, están parados. Es en este momento y debido a la incongrencia de las señales mandadas al cerebro cuando se produce el mareo o cinetosis.
La biomédica y divulgadora de contenidos sobre salud y el cuerpo humano, Sandra Ortonobes Lara, conocida en redes sociales como La Hiperactina, explica en un vídeo publicado en esa misma cuenta la normalidad con la que nos mareamos en los viajes y por qué sucede.
El miembro del Grupo de Neurología de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Juan Antonio Martín Jiménez, explica en el portal CuídatePlus, “el cerebro percibe una sensación de movimiento inusual, que provoca desequilibrio e inestabilidad, por lo que perdemos la orientación, nos sentimos mal, nos encontramos mareados, aparecen las náuseas y al final, si no paramos, llegan los vómitos”.
Pero, prosigue Martín Jiménez, "si el movimiento no depende de nosotros y se produce de forma pasiva, como cuando viajamos en un coche, la información de lo que vemos no coincide siempre con la información de lo que sentimos en el resto de nuestro cuerpo”.
"Es aconsejable mantener la vista en un punto fijo en el horizonte para alinear las señales visuales y del oído interno"
Si vamos mirando un punto fijo dentro del coche, por ejemplo el móvil, la vista informa de que “estamos quietos” y el órgano del equilibrio y el resto de los sentidos informan de que “nos estamos moviendo” hacia adelante por el sentido de la marcha y hacia arriba, abajo y a los lados si vamos pasando por un terreno con poca estabilidad.
En este sentido, sería aconsejable mantener la vista en un punto fijo en el horizonte para alinear las señales visuales y del oído interno, así que es mejor que dejes la lectura o la visualización de dispositivos para cuando hagas paradas. De esta forma, evitarás mandar señales contradictorias al cerebro.
"A los nueve años se alcanza la máxima frecuencia de mareos en el coche, aunque luego disminuye a lo largo de la edad adulta"
Si te sueles marear con frecuencia o algún miembro de la familia es más propenso a ello, haz pausas frecuentes durante el recorrido con el fin de darle movimiento a las piernas y tomar aire fresco, mientras das un tiempo para que el coche se ventile ya que estos también contribuyen a que te marees en el coche.
El doctor Francisco Esteban Ortega, jefe de la unidad de Otorrinolaringología del del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, explica en el portal Infosalus, "Es más prevalente en determinados grupos de personas y depende de ciertas condiciones específicas".
Como hemos visto, es muy normal marearse en los viajes, pero no solo en los que se hacen en coche, sino también en otros medios de transporte como los barcos.
Sin embargo, hay gente que no se marea. Al igual que los adultos se suelen marear menos que los pequeños ya que los nueve años es la edad a la que se alcanza la máxima frecuencia de mareos en el coche, aunque luego disminuye a lo largo de la edad adulta.
En los mareos, según el doctor Esteban Ortega, hay "cierta predisposición hereditaria, ya que se han identificado genes asociados a este padecimiento.
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