¿Cómo interfieren los sudores fríos de la menopausia en la vida de las mujeres?

Investigación y Tecnología

Suelen aparecer por la disminución de los niveles de estrógeno, la hormona encargada de la regulación de la temperatura corporal

Esta enfermedad, consecuencia de la menopausia, afecta al 36% de las mujeres

Menopausia
Menopausia / Freepik

La menopausia es una etapa natural en la vida de todas las mujeres que marca el final de la capacidad reproductiva y viene acompañada de una serie de cambios hormonales significativos. Entre los síntomas más comunes asociados a este proceso, los sudores fríos destacan como uno de los más incómodos, a pesar de ser de los menos conocidos, pero, sin embargo, son igual de frecuentes que los sofocos de calor o los cambios de humor. Por esta razón conviene hablar de ellos, ya que los sudores fríos también repercuten en la calidad de vida de las mujeres que los experimentan.

Suelen aparecer por la disminución de los niveles de estrógeno, la hormona encargada de la regulación de la temperatura corporal. Así que cuando estos disminuyen, el hipotálamo, que actúa como el "termostato" del cuerpo, puede interpretar erróneamente que la temperatura corporal está más alta de lo que realmente está. Esto provoca que el cuerpo responda en forma de enfriamiento excesivo el cual se manifiesta en sudoración, independientemente de la climatología del momento y del lugar, o de si se ha hecho o no esfuerzo físico.

Cómo afecta a la calidad de vida

Estos episodios pueden presentarse de forma repentina y, en muchos casos, sin previo aviso. Las mujeres que lo viven o lo han vivido lo describen como una oleada de frío que recorre el cuerpo, acompañada de una sudoración excesiva que puede presentarse tanto de día como de noche, interrumpiendo el sueño y, en consecuencia, afectando al descanso y a la calidad de vida en general.

A menudo, los sudores nocturnos van acompañados de escalofríos después de que la sensación inicial de frío se disipa, dejando a la persona empapada de sudor y con la necesidad de cambiar la ropa o las sábanas.

El impacto de los sudores fríos en la vida diaria es significativo ya que tiene una repercusión, por ejemplo, en el ámbito laboral, en el que podemos sentirnos incómodas durante la repetición de estos episodios, especialmente si aparecen cuando estamos en reuniones o en entornos donde es difícil tomar medidas inmediatas para controlarlos.

Muchas mujeres se sienten avergonzadas o ansiosas, lo que les lleva a evitar ciertas situaciones. Además de que los sudores nocturnos también conlleva una peor calidad de nuestro sueño ya que suele tener interrupciones, por lo que al día siguiente podemos encontrarnos con más fatiga, más irritables y con mayor dificultad para concentrarnos, lo que aumenta nuestra inestabilidad emocional tan típica en la menopausia.

El impacto emocional de los sudores fríos también hay que tenerlo en cuenta ya que podemos vernos superados por la ansiedad que nos produce pensar cuándo ocurrirá el próximo episodio. En algunos casos, incluso, puede llevarnos a entrar en un círculo vicioso en el que el estrés contribuye a la frecuencia o a la intensidad de los síntomas. La menopausia ya es un período de grandes cambios emocionales y los sudores fríos pueden aumentar la sensación de falta de control sobre nuestro propio cuerpo.

Qué medidas podemos llevar a cabo

Afortunadamente, existen formas de manejar y mitigar los sudores fríos. La terapia hormonal sustitutiva (THS) es una de las opciones más efectivas para muchas mujeres. Al restaurar los niveles de estrógeno, esta terapia puede ayudar a estabilizar la regulación de la temperatura corporal y reducir tanto los sudores fríos como otros síntomas menopáusicos. Sin embargo, a todas las muejeres no les funciona estar terapia y tienen que recurrir a métodos alternativos.

Los cambios en el estilo de vida es una medida eficaz para paliar los efectos y entre esos cambios está evitar el alcohol, la cafeína, los alimentos picantes y el estrés ya que puede marcar una diferencia significativa en la calidad de vida. De igual forma, es importante mantener un peso saludable y realizar ejercicio regular ya que ayudan a regular la temperatura corporal y a mejorar el bienestar general. Las técnicas de relajación, como la meditación y la respiración profunda, pueden reducir el estrés y, con ello, disminuir la frecuencia de con la que aparecen los sudores fríos.

En el caso de los sudores nocturnos, tomar medidas como usar ropa ligera, mantener el dormitorio fresco y utilizar ropa de cama transpirable puede ofrecer cierto alivio. Existen también productos específicos, como almohadas y colchones diseñados para disipar el calor, que pueden ser útiles para quienes sufren este problema de manera recurrente.

Otro aspecto importante es la comunicación. Hablar abiertamente sobre los sudores fríos y otros síntomas menopáusicos con amigos, familiares o colegas puede ayudar a normalizar la experiencia y reducir el estigma asociado. También es fundamental discutir los síntomas con un profesional de la salud para recibir orientación personalizada y determinar el mejor enfoque para manejarlos.

Es esencial que las mujeres comprendan que no están solas en esta experiencia. Los sudores resfriados, aunque incómodos, son un síntoma común de la menopausia y, en la mayoría de los casos, pueden ser manejados con las estrategias adecuadas. Reconocer y abordar estos síntomas no solo mejora la calidad de vida, sino que también empodera a las mujeres para navegar esta etapa con mayor confianza y bienestar.

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