Influenza B: síntomas y riesgos para la salud
La Influenza B o Gripe B es una de las cepas del virus de la gripe, causante de una infección respiratoria altamente contagiosa. Esta se diferencia de la Influenza A en que afecta exclusivamente a los humanos y tiende a causar brotes en menores proporciones, aunque su impacto en jóvenes y niños puede ser duro, ya que suele prevalecer entre las personas más jóvenes y presenta una serie de síntomas que pueden llegar a debiliar. Además, a diferencia de la influenza A, el virus de la gripe B muta a menor velocidad, permitiendo a las personas desarrollar cierta inmunidad con el tiempo.
Síntomas de la Influenza B
Aunque la Influenza B se considera más leve que la A, los síntomas pueden ser igualmente intensos y afectar la calidad de vida durante el periodo de infección. Los síntomas principales incluyen:
- Fiebre alta: a menudo supera los 38ºC y es uno de los síntomas más notables.
- Dolor de cabeza: persistente y, en ocasiones, acompañado de malestar general.
- Dolores musculares y articulares: característicos de esta enfermedad, suelen afectar especialmente a las extremidades.
- Dolor de garganta: similar al de un resfriado común, pero más pronunciado.
- Tos seca: que puede persistir más allá de los demás síntomas y durar hasta dos semanas.
- Congestión nasal y fatiga extrema: la gripe B también provoca un agotamiento notable, que puede durar días incluso después de que otros síntomas desaparezcan.
Estos síntomas tienden a aparecer de forma rápida y a durar entre cinco y siete días. La fatiga y la tos pueden prolongarse, sobre todo en personas con sistemas inmunológicos debilitados.
A pesar de ser considerada una variante más leve, la Influenza B puede conllevar riesgos significativos para ciertos grupos de personas. Entre los riesgos principales están las infecciones secundarias, y es que las personas con gripe pueden desarrollar infecciones bacterianas, como neumonía, bronquitis o sinusitis, que son más comunes en personas con sistemas inmunes debilitados, niños pequeños y ancianos.
Otra cuestión son las complicaciones respiratorias. Al igual que otras formas de gripe, la Influenza B puede desencadenar complicaciones respiratorias graves en personas con asma, EPOC u otras enfermedades pulmonares.
La exacerbación de enfermedades crónicas es otra cuestión preocupante. Los pacientes con condiciones como la diabetes, enfermedades cardiovasculares o inmunodeficiencias pueden experimentar un empeoramiento de sus síntomas.
Aunque en menor medida que la Influenza A, la gripe B también puede causar hospitalizaciones y, en algunos casos, llevar a complicaciones fatales si no se trata adecuadamente.
Cómo prevenir la Influenza B
Para prevenir el contagio, es importante seguir las recomendaciones de vacunación anual, especialmente en los meses previos a la temporada de gripe. La vacuna contra la gripe suele incluir cepas de la Influenza A y B, protegiendo a la población vulnerable. Además de la vacunación, se deben tomar algunas medidas preventivas:
- Lavarse las manos regularmente con agua y jabón, o usar gel desinfectante a base de alcohol, reduce el riesgo de transmisión.
- Mantener distancia de personas que presenten síntomas de gripe.
- En espacios cerrados o cuando hay riesgo de contagio elevado, usa mascarilla.
- Cubrirse al toser o estornudar, preferiblemente con el antebrazo, para evitar la dispersión de partículas infecciosas.
El tratamiento de la gripe B, al igual que el de otras gripes, se centra en aliviar los síntomas. No existe una cura directa para la gripe, ya que los antivirales solo están recomendados en casos específicos y siempre bajo supervisión médica. Siempre puedes:
- Uso de analgésicos y antipiréticos.
- Descanso e hidratación.
- Medicamentos para la congestión nasal y la tos.
Diferencias entre la Influenza A y B
La Influenza A y la Influenza B son los dos tipos de gripe más comunes, pero tienen diferencias importantes:
- Para empezar, la Influenza A se encuentra en animales y puede transmitirse entre especies, mientras que la B afecta exclusivamente a humanos.
- La Influenza A tiene una mayor capacidad de mutación, lo que le permite adaptarse y causar pandemias. La gripe B, en cambio, es más estable y su transmisión es limitada.
- La gripe B afecta con mayor prevalencia a los niños y jóvenes, mientras que la A puede tener un impacto más amplio en toda la población.
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