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Cuando se quiere bajar de peso, o al menos perder grasa, es siempre importante tener en cuenta que cada cuerpo es un mundo. La pérdida de peso no solo está regida por unos buenos hábitos de alimentación y actividad física, sino por muchos otros factores como la genética, las hormonas o la situación psicológica de cada persona.
Sin embargo, hace unos años se descubrió la existencia de una hormona que está relacionada con la pérdida de grasa: la hormona irisina.
La hormona irisina es una hormona polipéptica que se produce en el tejido muscular y que actúa sobre las células adiposas subcutáneas. Esta hormona aumenta en el organismo durante el ejercicio, transformando el tejido adiposo blanco en tejido adiposo pardo (el que a veces es denominado como la 'grasa buena'). Esto permite que se consuman más grasas y que aumente el gasto energético del cuerpo favoreciendo la pérdida de peso.
Fue descubierta en el año 2012 por unos investigadores de la estadounidense Escuela de Medicina de Harvard en unos experimentos que se publicaron en la revista Nature Medicine.
La distribución de la grasa parda en los adultos depende de varios factores, como la edad, los niveles de glucosa, el sexo o el IMC (índice de masa corporal). Respecto a este último indicador, aquellas personas que tienen un IMC más alto suelen contar con menores niveles de grasa parda y al contrario. Por ello el Ciberobn (Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiología de la Obesidad y la Nutrición) resaltaba en una nota que una mayor presencia de la grasa parda, en comparación con la grasa blanca, ayudaría a protegerse contra el sobrepeso y la obesidad. Esta grasa cuenta con alto número de mitocondrias, que queman calorías para producir calor. Además, la grasa parda aumenta el metabolismo basal, transformando la grasa corporal en energía.
Hay algunos tipos de ejercicios que favorecen la producción de la hormona irisina, entre ellos se encuentran los siguientes: la actividad moderada de resistencia aeróbica (caminar, natación o correr), el ejercicio de alta intensidad (como el HIIT) o los ejercicios de fuerza.
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