Así actúa el gorro hipotérmico que evita que las personas en quimioterapia pierdan el cabello
La caída del cabello al someterse a un proceso de quimioterapia suele ser uno de los aspectos más traumáticos para los pacientes oncológicos, en especial para las mujeres.
La caída del cabello sucede debido a que la quimioterapia no afecta únicamente a las células cancerígenas, sino a todas las células del cuerpo. En este sentido, los folículos capilares (que concentran células madres) son especialmente sensibles a la destrucción de la quimioterapia, igual que sucede, por ejemplo, con el tejido que recubre las paredes de la boca y del estómago, motivo por el que los pacientes con quimioterapia acostumbran a padecer llagas en la boca.
La diferencia, por tanto, entre las células cancerígenas y las células normales es que estas últimas sí se reparan por sí mismas, por lo que, una vez pasado el periodo de quimioterapia, los efectos secundarios desaparecerán.
Igualmente, y aunque se conozca como un daño colateral y temporal, hay pacientes que ven mermada mucho su autoestima por esa pérdida excesiva del cabello. Es por ello que, desde hace ya varios años, se ha investigado la terapia de frío (hipotermia) como única alternativa útil para evitar la alopecia provocada por los fármacos.
¿Cómo funcionan las terapias de frío para evitar la pérdida del cabello?
Existen diversos ensayos clínicos que avalan el uso de gorro de hipotermia para prevenir la pérdida de cabello durante el tratamiento de quimioterapia, pero, ¿cómo funciona?
Primero, hay que saber que cada pelo del cuerpo crece a partir de un folículo piloso. Estos folículos son alimentados por pequeños vasos sanguíneos que suministran alimento y oxígeno a las células de estos folículos y retiran, a su vez, los productos tóxicos. Por ello, es importante entender que cualquier fármaco en el torrente sanguíneo (es decir, todos) llega a los folículos pilosos; el problema reside en que la quimioterapia, al ser citotóxica (tóxico para las células), trae como consecuencia directa la caída temporal del cabello.
La solución parece haberse encontrado en estos gorros de frío que, mediante el enfriamiento de los capilares sanguíneos de los folículos pilosos, se consigue que estos se hagan más pequeños y que, por tanto, fluya menos sangre y llegue menos fármaco, reduciendo la posibilidad de que se produzca caída del cabello.
No obstante, para que esta innovadora herramienta funcione, la temperatura del cuero cabelludo necesita mantenerse baja durante todo el tiempo que la quimioterapia está circulando por el torrente sanguíneo, es decir, es necesario que el cuero cabelludo esté frío entre 30 y 60 minutos antes del tratamiento y, al menos, entre 45 y 60 minutos después.
¿En qué supuestos son útiles los gorros de frío?
Esta alternativa no es, sin embargo, válida o útil en todos los tipos de cánceres. Su efectividad está demostrada en los tumores sólidos malignos, es decir, carcinomas y sarcomas. Otros de los cánceres en los que se puede hacer uso de la hipotermia capilar es el cáncer de mama, el cáncer de intestino, el cáncer de pulmón, el de garganta y cavidad oral, el cáncer de esófago, estómago e hígado, el cáncer de las vías biliares, el de páncreas, el de laringe, el de piel, el del cuello uterino, el de ovario, así como en el de próstata, testículos y tiroides.
Sus excepciones se centran en aquellos pacientes con algún tipo de cáncer hematológico, como es el caso de la leucemia. Tampoco da resultado en pacientes que reciben altas dosis de quimioterapia ni en aquellos que van a precisar de un tratamiento muy prolongado.
La buena noticia es que el porcentaje de éxito, en los casos en los que está indicado, es del 80%.
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