Me han diagnosticado SIBO, ¿puedo hacer deporte?

Investigación y Tecnología

A pesar de los múltiples beneficios deporte, un exceso de ejercicio puede generar problemas digestivos

SIBO, ¿qué es, cuáles son sus síntomas y qué debes tener en cuenta para no tener un sobrediagnóstico?

Deporte y SIBO
Deporte y SIBO / Freepik

El ejercicio físico es un excelente aliado para la salud digestiva y un pilar clave en el manejo de muchas patologías, entre ellas el SIBO. Sin embargo, esto no significa que no pueda tener efectos adversos en ciertos casos. Por un lado, el deporte favorece la motilidad intestinal y disminuye el riesgo de estreñimiento, lo que contribuye a activar el complejo motor migratorio, un mecanismo de limpieza natural del estómago y los intestinos. Estos movimientos rítmicos y suaves ayudan a prevenir el desarrollo del SIBO y otros desequilibrios en la microbiota como la disbiosis.

Además, se ha demostrado que la actividad física es un potente regulador del sistema inmunológico, lo que influye positivamente en la microbiota intestinal. Contribuye a mejorar su composición y funcionamiento, promoviendo una flora bacteriana diversa y saludable. También refuerza la barrera intestinal, reduciendo la permeabilidad y previniendo lo que se conoce como "intestino permeable".

Otro beneficio importante es la reducción del estrés, uno de los factores que pueden desencadenar o agravar el SIBO. Dado que el estrés impacta directamente en el sistema nervioso entérico y en la motilidad intestinal, mantenerlo bajo control a través del ejercicio puede ser clave para mejorar la salud digestiva.

El deporte también mejora la circulación sanguínea, facilitando la reparación del intestino. Una mejor irrigación permite una distribución más eficiente de oxígeno y nutrientes a los órganos, algo esencial en personas con SIBO, quienes a menudo experimentan problemas de absorción de nutrientes.

Posibles efectos negativos

A pesar de sus múltiples beneficios, un exceso de ejercicio puede generar problemas digestivos. El entrenamiento intenso y prolongado, ya sea por exigencias competitivas o por metas personales muy estrictas, puede favorecer la aparición o el empeoramiento de los síntomas del SIBO.

Las actividades físicas de alta intensidad pueden aumentar el estrés oxidativo y la permeabilidad intestinal, lo que agrava los síntomas y dificulta la recuperación. Dado que el SIBO está relacionado con la mala absorción de macro y micronutrientes, un alto gasto energético puede incrementar la demanda nutricional, afectando el equilibrio alimentario del deportista.

En competiciones o entrenamientos extremos, suele ser complicado mantener una alimentación natural, recurriéndose a suplementos como geles, barritas o bebidas deportivas. Un consumo excesivo de estos productos durante varios días puede ocasionar problemas digestivos, desde diarrea hasta estreñimiento, alterando la microbiota intestinal.

Por otro lado, la activación del sistema nervioso simpático, responsable de acelerar el ritmo cardíaco, puede afectar el tránsito intestinal, provocando dolor abdominal o episodios de diarrea. Si los síntomas son intensos o se está en una fase aguda de SIBO, es recomendable optar por entrenamientos de baja o moderada intensidad hasta que el malestar disminuya.

Referencias bibliográficas:

Sport Life (2025, marzo-abril). Que el SIBO no te pare

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