Los graves riesgos del uso excesivo de los repelentes para insectos en la salud humana
Estos productos contienen un compuesto químico que pueden causar reacciones alérgicas, toxicidad o efectos en el sistema nervioso
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El aumento de las temperaturas aumento de las temperaturasconlleva una mayor proliferación de insectos, sobre todo mosquitos, lo que a su vez incrementa la demanda de repelentes de insectos para uso humano. Estos productos contienen sustancias activas con propiedades biocidas que repelen a los insectos. Se les llama repelentes de insectos de uso humano y su objetivo principal es controlar la presencia de organismos dañinos que pueden transmitir enfermedades infecciosas al repelerlos y evitar el contacto entre los insectos y las personas. Estos repelentes suelen aplicarse directamente sobre la piel, aunque también pueden encontrarse en formatos impregnados en otros soportes. Sin embargo, el uso excesivo de repelentes para insectos puede tener varios riesgos para la salud humana, sobre todo cuando se usan de forma excesiva como respuesta a las constantes picaduras de estos incómodos visitantes. Aunque estos productos son efectivos para mantenerlos a raya y prevenir sus picaduras, es importante utilizarlos de manera responsable y siguiendo las indicaciones del fabricante. Te contamos los riesgos más graves que pueden derivarse de un mal uso.
Principalmente, estos riesgos están asociados a la presencia de DEET (N,N-dietil-meta-toluamida), un ingrediente químico comúnmente utilizado en repelentes de insectos para proteger a las personas de las picaduras de mosquitos, garrapatas y otros insectos voladores y rastreros. Es uno de los repelentes más eficaces y ha sido ampliamente utilizado durante décadas.
RIESGOS DE LA DEET
En 1957, la DEET se registró para su uso público a nivel mundial. En estudios realizados en roedores a nivel celular, los expertos encontraron que esta sustancia bloquea una enzima llamada acetilcolinesterasa, que regula una de las principales respuestas químicas del sistema nervioso. Además, los científicos descubrieron que cuando la DEET interactúa con insecticidas comunes, como los carbamatos, aumenta su toxicidad. Así, a pesar de su eficacia, el DEET no está exento de ciertos riesgos para la salud humana cuando se usa incorrectamente o en exceso. Algunos de los riesgos asociados con el DEET son:
- Irritación de la piel: El DEET puede causar irritación en la piel, especialmente en personas con piel sensible o si se utiliza en concentraciones demasiado altas. Esto puede manifestarse como enrojecimiento, picazón, hinchazón o sensación de ardor en la piel.
- Toxicidad: Aunque se considera seguro para uso tópico en la mayoría de las personas, el DEET puede ser tóxico si se ingiere o se aplica en grandes cantidades en la piel. En casos extremos, la ingestión o la exposición excesiva al DEET pueden causar síntomas más graves, como náuseas, mareos, dolor de cabeza y, en casos muy raros, problemas neurológicos.
- Riesgo para niños y embarazadas: Se debe tener especial precaución al usar productos que contienen DEET en niños pequeños y mujeres embarazadas, ya que su piel puede ser más sensible y absorber mayores cantidades de la sustancia. Se recomienda utilizar concentraciones más bajas de DEET para estos grupos y evitar aplicar el repelente en sus manos para evitar que lo ingieran accidentalmente.
- Problemas respiratorios: Algunos repelentes, especialmente los aerosoles, pueden liberar vapores que, si se inhalan en exceso, pueden causar irritación en las vías respiratorias y provocar dificultades respiratorias en personas susceptibles.
- Reacciones alérgicas: Algunas personas pueden ser alérgicas a ciertos ingredientes presentes en los repelentes para insectos. El uso excesivo de estos productos aumenta el riesgo de desarrollar una reacción alérgica, que puede variar desde una erupción cutánea leve hasta una reacción más grave y sistémica.
- Efectos en el sistema nervioso: Aunque los estudios han demostrado que el DEET es seguro para su uso en la mayoría de las personas cuando se usa correctamente, el uso excesivo puede aumentar el riesgo de efectos neurotóxicos en algunas personas.
Síntomas de alarma en las diferentes pares del cuerpo
A continuación, se describen los síntomas que pueden ocurrir al usar aerosoles que contienen DEET en diferentes partes del cuerpo:
OJOS, OÍDOS, NARIZ Y GARGANTA
- Sensación de ardor temporal y enrojecimiento, que generalmente desaparece con el lavado. Si hay quemaduras en los ojos, puede requerirse el uso de medicamentos.
CORAZÓN Y LA SANGRE (SI SE INGIERE UNA GRAN CANTIDAD DE DEET)
- Baja presión sanguínea.
- Latidos cardíacos muy lentos.
SISTEMA NERVIOSO
- Torpeza al caminar.
- Coma (falta de capacidad de respuesta).
- Desorientación.
- Insomnio y cambios en el estado de ánimo, estos síntomas pueden aparecer con el uso prolongado de altas concentraciones de DEET (más del 50%).
- Muerte.
- Convulsiones.
Es importante destacar que la DEET es especialmente peligrosa para los niños pequeños, ya que su piel sensible puede ser más propensa a reacciones, como convulsiones, cuando están expuestos de manera continua a concentraciones altas de este químico. Por lo tanto, se debe tener precaución y aplicar solo concentraciones bajas de DEET en niños durante cortos períodos de tiempo, evitando su uso en bebés.
PIEL
- Ronchas, irritación o enrojecimiento leves. Estos síntomas generalmente son leves y desaparecen al eliminar el producto de la piel.
- En casos más graves, pueden presentarse ampollas, quemaduras y cicatrices permanentes en la piel debido al uso prolongado de altas cantidades de DEET. Esto es más común en personas como el personal militar o los guardabosques que pueden usar productos con altas concentraciones.
ESTÓMAGO E INTESTINOS (SI SE INGIERE UNA PEQUEÑA CANTIDAD DE DEET)
- Irritación estomacal de moderada a intensa.
- Náuseas y vómitos.
PAUTAS PARA USAR LOS REPELENTES
Para evitar estos riesgos, se recomienda seguir las siguientes pautas al usar repelentes para insectos:
- Utilizar la cantidad mínima necesaria para obtener protección contra los insectos.
- Aplicar el repelente sobre la piel expuesta y no debajo de la ropa.
- Evitar la aplicación en heridas, cortes o piel irritada.
- No aplicar el repelente cerca de los ojos y la boca.
- Lavar el repelente de la piel una vez que ya no sea necesario.
- Optar por repelentes naturales, como aceites esenciales, siempre que sea posible.
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