SUCESOS
La Policía interviene 69 kilos de cocaína en Montequinto

La gratificación psicológica del consumo: "Es fundamental identificar las emociones que nos impulsan a consumir para que la felicidad no sea una trampa"

Investigación y Tecnología

Cuando el consumo se convierte en una herramienta para lidiar con emociones negativas o en un hábito compulsivo, pueden surgir problemas psicológicos importantes

Claves para mantener la armonía en las cenas familiares: cómo evitar las tensiones antes, durante y después

Compras en Navidad / Freepik

Según el Colegio Oficial de Psicólogos de España, aproximadamente un 5% de la población experimenta comportamientos de compra compulsiva, es decir, que son incapaces de controlar los impulsos a la hora de consumir y de hacer las compras, por lo que se genera en la persona una mezcla de sentimientos que van a caballo entre la satisfacción y el malestar.

A muchas personas comprar les produce un placer emocional porque se activa el sistema de recompensa en el cerebro por la liberación de dopamina que es un neurotransmisor que nos hace sentir placer y satisfacción.

Este procedimiento que sucede a nivel cerebral es una trampa mental de la felicidad ya que, en un principio encontramos en el consumo una fuente de alivio y escape emocional fruto de esa gratificación psicológica del consumo y si estamos pasando por momentos de estrés o de tristeza, más notamos esa recompensa. No obstante hay diferentes perfiles de personas que suelen responder a los patrones habituales de personas que utilizan el consumismo como forma de escape emocional.

Perfiles más vulnerables

Los profesionales de la psicología del servicio de psicología online Unobravo manifiestan que "hay algunas personas o perfiles que son más vulnerables a experimentar dificultades relacionadas con el consumo. Por ejemplo, aquellas emocionalmente sensibles recurren a las compras para regular emociones negativas como el estrés o la tristeza".

Por otra parte, aseguran que los perfeccionistas tienden a gastar en exceso ya que necesitan cumplir con estándares autoimpuestos o expectativas sociales, lo que es algo contraproducente porque generalmente les lleva a sentir profundos sentimientos de frustración cuando no logran alcanzar esas metas.

Los jóvenes hiperconectados, expuestos constantemente a ofertas y estímulos de marketing digital, también se encuentran dentro del perfil de público de consumo y compra compulsiva, así como también aquellas familias con presupuestos ajustados quienes sufren en esta época del año una gran presión mental porque quieren intentar equiparar sus recursos con sus deseos y necesidades.

Deseo de cumplir con los estándares

Para que el consumo no se convierta en una carga emocional, ni económica lo primero que tenemos que hacer es reflexionar sobre nuestras emociones y las necesidades que tenemos en ese momento. Cuando las tengamos identificadas, establecemos límites claros para poder disfrutar comprando y de las elecciones de productos que hemos hecho ya que es lo que va a marcar la diferencia entre nuestras prioridades y, por tanto, vamos a definir cómo es esa relación con el consumo.

Desde Unobravo explican que ese placer de comprar se da en la satisfacción anticipada que se genera en nuestra mente cuando pensamos lo bien que nos vamos a sentir en el momento de la compra. "Es lo que se conoce como gratificación anticipada". Además, "tiene un componente social ya que comprar y regalar fortalece vínculos, mientras que adquirir ciertos productos puede ayudarnos a sentirnos aceptados o parte de un grupo. Sin embargo, este circuito de placer no está exento de riesgos".

En este sentido, se refieren y llevado al contexto de las compras previas a la Navidad, a las emociones y cómo estas se intensifican, creando un entorno de consumo cargado de estímulos emocionales, ya que buscamos el regalo perfecto. Por lo que en esta época del año, el hecho de comprar va a más allá de lo material.

Tiene que ver con el deseo de generar felicidad en los demás, de cumplir con las tradiciones y reforzar vínculos sociales. "Cuando el consumo se convierte en una herramienta para lidiar con emociones negativas o en un hábito compulsivo, pueden surgir problemas psicológicos importantes. Comprar en exceso puede llevar a sentimientos de culpa, estrés financiero e incluso a conflictos en relaciones personales", aseguran los psicólogos.

Cómo moderar la gratificación del consumo

Es posible disfrutar del placer que el consumo nos ofrece sin que esto se convierta en un problema. Una estrategia clave "es establecer límites claros y realistas" y definir un presupuesto puede ayudarnos a evitar tomar decisiones impulsivas, así como a mantener el control sobre nuestras finanzas. Además, los psicólogos nos invitan a practicar la compra consciente, es decir, pensar antes de comprar si realmente necesitamos ese producto.

Por otro lado, "es fundamental identificar las emociones que nos impulsan a consumir", ya que si las compras se convierten en la vía de escape de los problemas o en la forma de liberar estrés, deberíamos pensar en encontrar otras formas que nos generen el mismo bienestar emocional. Por ejemplo, la actividad física o las relaciones sociales.

Y si el consumo compulsivo es un problema con el que no podemos lidiar y no podemos resistirnos a las compras, lo recomendable es busar apoyo profesional con el que identificar los patrones que nos llevan a este comportamiento para gestionarlos de la manera más saludable posible.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último