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Sociedad
Durante muchos años, sobre todo en las generaciones pasadas, era muy normal escuchar la frase de: “Después de comer, es necesario que esperes al menos dos horas antes de bañarse para que no te dé un corte de digestión”. Esto se ha transmitido de padres a hijos, y se ha convertido en una norma casi incuestionable en muchas familias. Sin embargo, los avances en la medicina y la comprensión de los procesos fisiológicos han llevado a los expertos a pensarse dos veces la veracidad de esta frase.
El término "corte de digestión" es una expresión coloquial que no corresponde a algo médico. Lo que popularmente se conoce como tal es, en realidad, un fenómeno llamado hidrocución o síncope por inmersión, que se refiere a una pérdida súbita de conocimiento causada por un cambio brusco de temperatura al entrar en contacto con agua fría. Este cambio puede provocar una respuesta cardiovascular que lleva al desmayo y, en casos extremos, al ahogamiento.
El hecho de que sea crea que la digestión y el baño están directamente relacionados proviene de la idea de que, durante la digestión, una gran cantidad de sangre se dirige al sistema digestivo, lo que podría comprometer el flujo sanguíneo a otros órganos y tejidos. Se pensaba que sumergirse en agua fría durante este proceso podría causar una redistribución abrupta del flujo sanguíneo, llevando al "corte de digestión".
Sin embargo, algunos estudios y expertos han señalado que esta relación no es tan directa como se creía. El Dr. Gonzalo Guerra Flecha, especialista en aparato digestivo, explica que el verdadero riesgo radica en el shock térmico al entrar de manera muy brusca en agua fría, independientemente de si se ha comido recientemente o no. Según el Dr. Guerra, "el proceso de digestión puede durar hasta cuatro horas, por lo que a pesar de meterte en el agua, el proceso de digestión sigue su curso, desmontando así la teoría de que te tienes que esperar mínimo dos horas después de comer para poder bañarte".
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) dice que el temido corte de digestión por no esperar el tiempo reglamentario después de la comida es un mito. Sin embargo, advierten que introducirse de golpe en agua muy fría puede dar lugar a una bajada brusca de la tensión arterial, y como consecuencia de ello, pueden producirse mareos, malestar general, náuseas, debilidad y pérdida de conocimiento, con el consiguiente riesgo de ahogamiento.
Por su parte, el Dr. Santiago Fernández, experto en medicina deportiva, enfatiza la importancia de considerar el momento adecuado para bañarse. Según él, es más conveniente hacerlo antes de comer, ya que durante la digestión, el flujo sanguíneo se incrementa en el sistema digestivo. Bañarse después de comer, especialmente después de comidas abundantes, conlleva ciertos riesgos. Fernández explica que durante el ejercicio físico, los músculos demandan un mayor suministro de sangre, lo que podría resultar en una deficiencia de flujo sanguíneo en otras áreas del cuerpo, como la cabeza. Esta falta de flujo sanguíneo en la cabeza puede provocar mareos y desmayos, con consecuencias potencialmente fatales si se está en el agua.
Muchos son los expertos que recomiendan las siguientes precauciones para disfrutar de un baño seguro:
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