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Ni frío, ni calor: esta otra razón también provoca la aparición del eritema ab igne

Investigación y Tecnología

Eritema ab igne

El eritema ab igne es una afección cutánea, que coloquialmente se le conoce como "cabrillas", está caracterizada por la aparición de un eritema reticulado, es decir, un enrojecimiento de la piel que se dispone en patrones similares a una red. Esta condición es provocada por la exposición prolongada y repetida al calor, por lo que ahora que nos encontramos en época de combatir el frío es cuando más debemos prestar atención a la posible aparición de su sintomatología.

Si bien es cierto que no alcanza niveles lo suficientemente altos como para causar una quemadura inmediata, sí que resulta perjudicial con el tiempo. Este calor puede provenir de diversas fuentes, como calentadores, bolsas de agua caliente, dispositivos eléctricos y, más recientemente, según la Academia Española de Dermatología y Venerología, la tecnología moderna como los ordenadores portátiles y los dispositivos móviles. La exposición crónica al calor genera un daño térmico subagudo que afecta a las capas superficiales de la piel, dando lugar a cambios visibles que, en casos severos o prolongados, pueden derivar en hiperpigmentación, atrofia cutánea y, en situaciones extremas, predisponer a lesiones malignas.

Cómo actúa el eritema ab ignes

El proceso patológico que conduce al desarrollo de eritema ab igne comienza con la alteración de los capilares en la dermis debido a la exposición al calor. Inicialmente, la piel responde con una vasodilatación, que se traduce en el enrojecimiento característico. Sin embargo, la exposición repetida genera un daño progresivo en los vasos sanguíneos, lo que lleva a un estancamiento de la sangre en las áreas afectadas y a la formación del patrón reticulado. Además, el calor crónico puede inducir alteraciones en la epidermis y la dermis, incluyendo el engrosamiento de algunas capas y el adelgazamiento de otras, así como un aumento en la producción de melanina, lo que explica la hiperpigmentación.

Tradicionalmente, el eritema ab igne se asociaba con el uso de fuentes de calor como braseros y chimeneas, especialmente en regiones geográficas frías o en comunidades donde estos elementos son importantes para mantener una temperatura confortable en interiores. Sin embargo, en las últimas décadas, se ha observado un cambio en las causas predominantes de esta afección, atribuible al auge de las tecnologías modernas.

"Pone de manifiesto la necesidad de educar a los usuarios sobre los riesgos de la exposición prolongada al calor de estos dispositivos"

Muchos casos recientes están relacionados con el uso prolongado de ordenadores portátiles colocados sobre el regazo u otros como las mantas eléctricas utilizadas con frecuencia sin supervisión médica. Además, la ubicación del eritema ab igne puede ofrecer pistas sobre su origen, es decir, si observamos, por ejemplo, un patrón en la parte superior de nuestros muslos quiere decir que hemos hecho un uso prolongado del ordenador portátil sobre los mismos.

De ahí, que haya cambiado el perfil del paciente. En sus orígenes se correspondía con personas de edades más avanzadas y desde hace unos años puede identificarse también en un sector de la población de mediana edad.

El eritema ab igne no es doloroso, pero puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de quienes lo padecen debido a su aparición visible. El tratamiento inicial se basa en la eliminación de la fuente de calor, lo que puede llevar a una resolución gradual de los signos cutáneos en casos tempranos. No obstante, en casos crónicos o severos, las alteraciones pigmentarias pueden persistir durante meses o incluso años y se pueden requerir tratamientos médicos adicionales, como cremas despigmentantes, exfoliación química o terapias con láser, respectivamente.

Impacto de las nuevas tecnologías

El impacto de las nuevas tecnologías en la aparición de eritema ab igne es notable y refleja cómo el estilo de vida moderno influye en las afecciones dermatológicas. En este sentido, hay que prestar especial atención a las horas que pasamos frente a los ordenadores y, sobre todo, cuidar que no se apoye sobre nuestros muslos ya que se genera una fuente de calor localizada constante. Estos dispositivos, aunque no parecen peligrosos a primera vista, emiten calor que, a lo largo del tiempo, puede dañar la piel.

Por otra parte, debemos prestar también atención a la manera en la que usamos las mantas eléctricas las cuales por un lado nos alivian los dolores musculares, pero también es un factor determinante en el número de casos de pacientes con eritema ab igne. Nos encontramos, por tanto, ante un fenómeno que pone de manifiesto la necesidad de educar a los usuarios sobre los riesgos de la exposición prolongada al calor de estos dispositivos, así como la importancia de tomar precauciones, como colocar barreras protectoras entre la piel y la fuente de calor o limitar el tiempo de uso.

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