Un fármaco para adelgazar reduce significativamente dos tipos de grasa peligrosas para el corazón
Salud cardiovascular
Las personas tratadas con este fármaco redujeron el riesgo de muerte por accidente cerebrovascular y cardiovascular
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El uso de fármacos para adelgazar en el menor tiempo posible es una de los atajos que muchos utilizan para bajar de peso evitando dietas y rutinas de ejercicio. Una estrategia cuyo principal aliado en los últimos tiempos es el fármaco conocido como la liraglutida, que se vende como Victoza y Saxenda, y que fue creada para el tratamiento de personas con diabetes, en quienes se probó que lograba hacerlos bajar de peso. Ahora, investigadores de la Universidad de Texas Southwestern (Estados Unidos) han evidenciado que, en adultos con sobrepeso u obesidad combinada con un alto riesgo cardiovascular, el fármaco administrado una vez al día y combinado con intervenciones sobre el estilo de vida, redujo significativamente dos tipos de grasa que se han asociado con el riesgo para la salud del corazón: la grasa visceral y la grasa ectópica.
La grasa visceral se almacena en la cavidad abdominal alrededor de importantes órganos internos, como el hígado, el páncreas y los intestinos. La grasa ectópica se almacena en tejidos que normalmente contienen pequeñas cantidades de grasa, como el hígado, el músculo esquelético, el corazón y el páncreas.
La liraglutina es un análogo 97% igual a la GLP-1, una hormona que se secreta en el intestino delgado en respuesta a la ingesta de alimentos. La liraglutida tiene un efecto inhibidor del apetito, y la sensación de saciedad dura alrededor de 24 horas y por eso se debe inyectar a diario, idealmente a la misma hora. El objetivo es aprovechar su efecto anorexígeno para que al paciente le sea más fácil acoplarse al plan de alimentación propuesto por el médico tratante con tal de que, en un año aproximadamente, este pueda perder alrededor de 10% de su peso inicial y reducir así el riesgo de enfermedades asociadas.
En este sentido, el principal hallazgo de este estudio fue ''una disminución significativa de la grasa visceral en pacientes sin diabetes pero con sobrepeso u obesidad. Estos resultados demuestran el potencial del tratamiento con liraglutida para reducir significativamente el riesgo de enfermedades crónicas en esta población", explica el doctor Parag Joshi, autor principal del estudio, que se ha publicado en la revista 'The Lancet Diabetes & Endocrinology'.
Menor riesgo de accidentes cardiovasculares y cerebrovasculares
Según los investigadores, se calcula que la obesidad afecta a 1 de cada 4 adultos y a 1 de cada 5 jóvenes, lo que conlleva un riesgo considerable de enfermedad cardiovascular y mortalidad. A este respecto, en un estudio de 2016 dirigido por estos mismos investigadores y denominado ensayo Leader, la tasa de la primera aparición de muerte por causas cardiovasculares, infarto de miocardio no mortal o accidente cerebrovascular no mortal entre los pacientes con diabetes tipo 2 fue menor en los tratados con liraglutida que con placebo.
"Nuestros hallazgos ayudan a añadir un posible mecanismo de por qué hay un beneficio de la liraglutida en los resultados cardiovasculares, al tiempo que muestran sus beneficios en personas sin diabetes", apunta el doctor Joshi.
Los 185 participantes en el estudio recibieron una inyección diaria de liraglutida durante 40 semanas de tratamiento. Los efectos relativos de la liraglutida en la reducción de la grasa fueron dos veces mayores en los tejidos abdominales y seis veces mayores en el hígado que los observados en el peso corporal total.
El efecto del tratamiento fue consistente en todas las categorías de raza/etnia e IMC, y entre aquellos con o sin prediabetes de base. La liraglutida también redujo la glucemia en ayunas y la inflamación en esta población de ensayo sin diabetes, la mayoría de la cual tenía niveles normales de azúcar en sangre al inicio.
"El exceso de grasa visceral y de grasa ectópica (por ejemplo, en el hígado) es fundamental para el desarrollo de la diabetes de tipo 2 y de las enfermedades cardiovasculares. Sigue siendo un reto identificar a las personas con mayor riesgo, para ofrecerles un tratamiento además de cambios en el estilo de vida, como la dieta y el ejercicio", remacha Joshi.
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