Esta experta en gestión de la ira nos explica cómo sobrevivir a la cena navideña sin caer en el efecto 'cuñading'
Sonia Díaz Rois, experta en gestión de la ira y autora del libro 'Y si me enfado, ¿qué?'
Sonia Díaz Rois (Experta en gestión de la ira): "Todos podemos caer en ese sesgo cognitivo que nos condiciona la percepción y nos hace pensar que sabemos más de lo que realmente sabemos"
Cómo evitar malas digestiones tras las comidas de Navidad
Estamos en vísperas de Navidad, de reuniones y comidas navideñas donde solemos encontrarnos con alguien que acapara toda la atención y toda la conversación, que corrige a los demás porque cree saberlo todo y saber de todo.
Generalmente, esto produce una sensación de insatisfacción y hasta de cabreo para algunas personas, pero nadie quiere estropear una fiesta y tampoco es cuestión de explotar contra eso como si fuéramos un volcán en erupción expulsando lava.
Estamos ante el efecto cuñading, un término muy cercano al efecto Dunning-Kruger y un tema del que nos habla la experta en gestión de la ira y autora del libro Y si me enfado, ¿qué?, Sonia Díaz Rois, para aclararnos en qué consiste este término y qué tenemos que hacer para no caer en esta trampa porque, según manifiesta "lo gracioso es que todos podemos caer en ese sesgo cognitivo que nos condiciona la percepción y nos hace pensar que sabemos más de lo que realmente sabemos".
Qué es el efecto cuñading o efecto Dunning-Kruger
El efecto cuñading no está tan lejos del efecto Dunning-Kruger y retrata a aquellas personas que menos saben y se sienten expertos de cualquier tema. "En otras palabras, cuanto menos sabemos de algo, más seguros estamos de que lo sabemos todo", apunta Díaz Rois.
"Este efecto", continúa la experta, "no tiene por qué ser el malo de la película. Si lo reconocemos, puede ayudarnos a desactivar la necesidad de tener siempre la razón". En este sentido y para ser más explícitos debemos abrir nuestra mente a diferentes posibilidades de lo que está sucediendo por ejemplo, pensando que a lo mejor es su forma de ver las cosas.
También podemos sacar un aprendizaje de lo que nos están contando y tratar de entender otros puntos de vista diferentes a los que tenemos nosotros los cuales pueden ser todos ellos igual de certeros y válidos. "Aunque sus ideas sean totalmente contrarias a las tuyas, siempre es un buen momento para aprender y conocer lo que opinan los demás", apunta la experta.
Respeto, curiosidad y menos pelea
Lo primero que podemos hacer en estas situaciones es evitar caer en la trampa y para ello debemos identificar cuándo es el momento de parar. Puede que sientas que la sangre empieza a hervir, pero siempre se puede hacer un esfuerzo consciente por no caer en esa dinámica. Dicho así parece fácil, pero para tener una idea más cercana en nuestra cabeza, la experta en gestión de la ira, Sonia Díaz Rois, nos cuenta algunas ideas prácticas que nos van a ayudar a gestionar estos momentos incómodos y evitar entrar en un "cara a cara interminable".
La experta nos recomienda en primer lugar darle espacio a la otra persona para que hable. "Escuchar no te hace menos inteligente, ni invalida tus ideas. Puede ser muy liberador no estar entrecortando y dejar que el otro termine de hablar, permitiendo que se exprese sin juicio alguno por tu parte".
Una vez que hayamos escuchado lo que tiene que decir la otra persona, si no estamos de acuerdo, "en lugar de lanzar afirmaciones que rechacen su postura directamente", manifesta Díaz Rois, "prueba a hacer preguntas y muestra curiosidad por saber más. Permítele profundizar en el tema". A veces lo que dicen las personas nos lo tomamos como un ataque y nos ponemos a la defensiva porque muestra mucha seguridad en lo que dice, pero eso quiere decir que su intención sea esa, ni la de hacerte cambiar de idea. Por eso, es importante escuchar ya que tal vez sea solo eso lo que necesite: ser escuchado.
La experta apunta que a veces, "la sensación de 'corregir al otro' puede ser tan fuerte que no vemos que caemos en el mismo efecto cuñading". En este sentido, nos recomienda que nos preguntemos: "¿Realmente sé tanto sobre esto como creo?". Usa el humor, sin ridiculizar y la amabilidad ya que son desactivadores de tensiones que nos sacan de nuestra propia cabezonería.
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