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Coronavirus
Una de las mayores incógnitas de la pandemia es por qué algunas personas con covid-19 no presentan síntomas y otras sí se enferman gravemente. Resulta llamativo cómo un mismo agente es capaz de acabar con la vida de algunas personas, mientras que otras apenas sufren unos síntomas más o menos incómodos e incluso hay quienes ni siquiera manifiestan síntomas. Pero, a la par que la pandemia sigue avanzando en el mundo,también lo hacen los estudios y la evidencia científica sobre el virus. Ahora, dos estudios apuntan que casi el 20% de las muertes por covid se debe a que los pacientes generaron un tipo de proteínas del sistema inmune que, lejos de protegerles contra el virus, alteraron aún más sus efectos.
Los estudios llevados a cabo evidencian que más del 13% de pacientes que desarrollan COVID-19 crítico (21% en los mayores de 80 años) tienen anticuerpos ''erróneos'' que bloquean al propio sistema inmunológico y son responsables de aproximadamente un 20%de los fallecimientos por COVID-19; al menos otro 1,8% de los pacientes varones menores de 60 años son portadores de mutaciones en un gen localizado en el cromosoma X (TLR7) que afecta a su respuesta inmunológica.
Las proteínas del sistema inmune, producidas por el 10% de los infectados, atacan al organismo del paciente en lugar de combatir el virus, pues se dirigían a los interferones tipo 1, moléculas que son el primer elemento en la respuesta antiviral y que encargan de interceptar al virus una vez entra al cuerpo. Las alteraciones del interferón y las proteínas de su vía de señalización se identificaron como marcadores predictores de severidad en estos individuos. La explciación más sencilla es que al atacar a estas moléculas, el riesgo de la enfermedad crece hasta poner en peligro la vida del paciente.
Hace casi un año un consorcio internacional de científicos y médicos bajo el nombre de 'Covid Human Genetic Effort' expuso que las mutaciones en ocho genes implicados en la vía de señalización del propio interferón, estaban presentes en personas jóvenes que han sufrido neumonías severas.
El segundo estudio del mismo consorcio indica que otros pacientes graves fabrican anticuerpos contra la propia citoquina, lo que bloquearía su actividad. Ambos estudios sumados señalan en la vía del interferón como responsable de un 15% de los casos graves de la enfermedad.
En ambas alteraciones, los pacientes presentaban un defecto de la inmunidad mediada por los interferones tipo I, las 17 proteínas cruciales para la protección de nuestras células frente a las infecciones virales. En concreto, se han detectado alteraciones genéticas en ocho genes importantes en la respuesta inmune contra los virus, mientras que un grupo similar de pacientes asintomáticos o leves no tenían estas mutaciones.
Ahora, nuevos trabajos realizados por el mismo consorcio,ampliando el número de individuos estudiados y utilizando técnicas más sensibles, muestras que los autoanticuerpos frente a interferones tipo I son más frecuentes en pacientes por COVID-19 crítico y son causantes de más de aproximadamente un 20% de los fallecimientos. Asimismo,han demostrado que el 14% de los pacientes graves tenía estos anticuerpos defectuosos.
Según explican desde el consorcio, una de las explicaciones a otra de los enigmas de la pandemia, en este caso, a los que tienen que ver con su antídoto -las vacunas-, y por qué se producen reinfecciones, podría ser precisamente a la acción de estos anticuerpos defectuosos. ''Es posible que parte de las reinfecciones que estamos viendo en gente vacunada se deban a estos autoanticuerpos'', explica Carlos Rodríguez-Gallego, inmunólogo del Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín y coautor del estudio.
''Es lógico pensar que la vacuna protege también a las personas que tienen estos autoanticuerpos. Estos nuevos datos deberían usarse para seleccionar bien los grupos de riesgo a los que podría beneficiar una tercera dosis de la vacuna'', añade Rodríguez-Gallego
Asimismo, Conocer la importancia de estas alteraciones en la evolución de la enfermedad puede convertirse en una herramienta terapéutica y preventiva importante, y será muy útil para la selección de población con riesgo de desarrollar una neumonía severa, lo que facilitará el cribado de pacientes que requieren una atención especial y acceso prioritario a los respiradores artificiales o la UCI.
El estudio también muestra que estos autoanticuerpos son mucho más frecuentes en personas de edad avanzada. Esto se debe a que estos anticuerpos se encuentran antes de la adquisición de la infección en un 0,18% de los individuos de entre 18 y 69 años, un 1% de los individuos de 70-79 años y en más de un 6% de los mayores de 80. Sin embargo, su frecuencia es considerablemente más alta en algunos grupos de pacientes con otras enfermedades inmunológicas.
Según recoge El País ''la presencia de estos autoanticuerpos también es más alta en pacientes con algunas enfermedades inmunológicas previas como el timoma, que afecta al timo, una especie de cuartel donde se entrena a los efectivos del sistema inmune para diferenciar qué moléculas son propias y no deben ser atacadas y cuáles pertenecen a patógenos y deben ser aniquiladas''.
Los hallazgos ayudan, también, a comprender, al menos en parte, la razón por lo cual la mortalidad es mayor en hombres que en mujeres y permiten plantear tratamientos personalizados para los pacientes con estas alteraciones.
Y es que,existe una conexión directa entre el sexo biológico y el funcionamiento del sistema inmune, un punto clave, pues en la mayoría de casos no es el virus el que mata al paciente sino la reacción defectuosa de su sistema inmunológico. Tras la entrada del virus en el organismo, algunos pacientes producen una gran cantidad de moléculas inflamatorias que agravan la neumonía. Es la temida tormenta de citoquinas.
La producción desaforada de estas moléculas es mucho más común en hombres que en mujeres, sobre todo en edades avanzadas. Además, los hombres mayores generan menos linfocitos T capaces de identificar y destruir a las células infectadas. Uno de los principales factores de riesgo para la covid es la edad, en parte porque el sistema inmune va envejeciendo y funciona cada vez peor. Pero esta senectud inmunitaria suele llegar antes en hombres que en mujeres, otro factor que explica parte de la diferencia entre sexos vista durante la pandemia.
En un segundo estudio, se confirma que mutaciones en el gen codificante de la proteína TLR7 producen una nueva inmunodeficiencia primaria, que causa neumonía COVID-19 crítica en aproximadamente un 1,8 por ciento de los varones menores de 60 años. Señalan que la mutación en el gen TLR7 (que puede provocar COVID-19 grave) se encuentra en el cromosoma X, por lo que los hombres son mucho más vulnerables al tener solo una copia del cromosoma, mientras que las mujeres poseen dos.
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