Investigación y Tecnología
Un estilo de vida saludable y reducir la grasa corporal ayudan a predecir el Alzheimer, según un estudio
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Llevar un estilo de vida saludable es esencial para prevenir muchas enfermedades. Un nuevo estudio publicado por la Sociedad Radiológica de Norteamérica revela un descubrimiento que supone la antesala a la prevención de la enfermedad del Alzheimer.
Los datos desvelan que cuidando estos hábitos y reduciendo el índice de masa corporal, sobre todo, la grasa visceral que es la que está alrededor del abdomen puede llegar a predecir esta enfermedad hasta 20 años antes de que aparezca.
Esto quiere decir que cambiando nuestros hábitos de vida incluyendo una alimentación sana, ejercicio, el buen descanso y gestión del estrés conseguiremos adelgazar y por tanto evitar la obesidad, una enfermedad que según la Organización Mundial de la Salud afecta a 1 de cada 8 personas y que tiene consecuencias graves para la salud.
El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa progresiva que suele aparecer en los adultos mayores, aunque en algunos casos también puede presentarse en etapas más tempranas. Es la causa más común de demencia, un síndrome que implica el deterioro de la memoria, el pensamiento, el comportamiento y la capacidad para realizar actividades cotidianas.
El estudio demostró, mediante pruebas como la tomografía por emisión de positrones (PET) cerebral, que había un mayor nivel de las dos proteínas patológicas más características de la enfermedad de Alzheimer: amiloide y tau. Esta última juega un papel fundamental en la relación con el Alzheimer, ya que está involucrada en uno de los procesos patológicos clave de esta enfermedad.
En un cerebro sano, la proteína tau tiene una función normal y esencial que no es otra que la de estabilizar los microtúbulos, que son estructuras importantes para el transporte de nutrientes y moléculas dentro de las neuronas.
Las proteínas tau hiperfosforiladas se agrupan y forman estructuras tóxicas conocidas como ovillos neurofibrilares dentro de las neuronas. Estas estructuras interfieren en el funcionamiento normal celular y contribuyen a la muerte neuronal. Las formas anómalas de la proteína tau pueden propagarse entre neuronas, extendiendo el daño en diferentes regiones del cerebro a medida que avanza la enfermedad.
En este sentido, el doctor Dolatshahi, miembro del Raji Lab, en el Centro de Investigación de Laboratorios de Neuroimagen del MIR explica que en la investigación trabajaron la asociación del IMC, la grasa visceral, la grasa subcutánea, la fracción de grasa hepática, la grasa del muslo y el músculo, así como la resistencia a la insulina y el HDL (colesterol bueno), con la deposición de beta amiloide y los ovillos tau que se acumulan en el cerebro de las personas con Alzheimer.
La grasa visceral es metabólicamente activa y produce sustancias inflamatorias, como las citocinas proinflamatorias las cuales pueden cruzar la barrera hematoencefálica y causar neuroinflamación, un factor que contribuye a enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Un estudio publicado por The Journal of Clinical Investigation determinó que "la NLRP3 adiposa visceral deteriora la memoria a través de la activación microglial mediada por IL-1 y sugieren que la señalización NLRP3/IL-1β puede ser la base de las correlaciones entre la adiposidad visceral y el deterioro cognitivo en humanos".
Sin embargo y según palabras del doctor Dolatshahi, "este estudio va más allá del uso del IMC para caracterizar la grasa corporal con mayor precisión mediante resonancia magnética y, al hacerlo, revela conocimientos clave sobre por qué la obesidad puede aumentar el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer".
La acumulación de grasa visceral puede deberse a varios motivos que van desde la genética, factores hormonales como la menopausia, estrés o el propio metabolismo, respectivamente. De esta forma y ante este descubrimiento pionero en el que ya sabemos cómo la obesidad por acumulación de grasa visceral afecta negativamente al cerebro, abre el camino para implantar tratamientos que empiezan principalmente por cambiar el estilo de vida, así como la prescripción de fármacos apropiados para adelgazar.
Eliminando la obesidad "podría mejorar el flujo sanguíneo cerebral y, potencialmente, disminuir la carga de la enfermedad de Alzheimer y reducir el riesgo de padecerla", señala el doctor. Aún queda camino por recorrer, pero mientras tanto podemos empezar por reducir la grasa visceral y, a su vez, su impacto en el cerebro.
Para ello, es importante mantener un estilo de vida saludable que incluya una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras, grasas saludables y baja en azúcares y alimentos procesados. Debe acompañarse de ejercicio regular, control del peso para mantener un índice de masa corporal (IMC) adecuado, así como también una mejor gestión del estrés con el que se reducirían los niveles de cortisol el cual favorece la acumulación de la grasa visceral.
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