'Efecto McGurk', el curioso fenómeno que explica que no siempre podemos confiar en lo que perciben nuestros sentidos
Investigación y Tecnología
El cerebro integra una información multisensorial
¿Qué quiere decir que una persona esté todo el rato moviendo el pie cuando está sentada?
Imagina que estás en una sala con los ojos fijos en la pantalla de un video. En el vídeo, una persona está pronunciando una palabra, pero lo que escuchas no coincide exactamente con el movimiento de sus labios. Entonces, algo curioso ocurre: tu cerebro combina lo que ves con lo que oyes y terminas percibiendo algo completamente distinto. Este fenómeno se conoce como el efecto McGurk, un descubrimiento fascinante que revela cómo nuestras percepciones auditivas y visuales están íntimamente entrelazadas.
El efecto McGurk fue identificado por los psicólogos Harry McGurk y John MacDonald en 1976. Estos investigadores descubrieron que, cuando la información visual y auditiva entran en conflicto, nuestro cerebro no siempre prioriza lo que escuchamos, sino que puede fusionar ambas fuentes de información para crear una percepción nueva.
En el experimento clásico, los participantes veían un video de una persona articulando un sonido como "ga" mientras escuchaban el sonido "ba". En lugar de percibir uno u otro, la mayoría reportó oír "da", un tercer sonido que era una especie de combinación de los dos originales. Este descubrimiento sorprendió a la comunidad científica porque puso de manifiesto que la percepción del habla no es un proceso puramente auditivo, como se pensaba hasta entonces.
Información multisensorial
Nos creemos que los sentidos actúan de forma independiente, es decir, la vista solo ve o el oído solo escucha. Pero el efecto McGurk es un ejemplo de cómo el cerebro integra una información multisensorial. Para entenderlo mejor, es importante considerar cómo procesamos los estímulos que nos rodean.
En la vida cotidiana, nuestras experiencias no dependen de un solo sentido. Por ejemplo, al mantener una conversación cara a cara, usamos tanto nuestra capacidad auditiva como nuestra visión para interpretar las palabras y el lenguaje corporal de nuestro interlocutor. Si el sonido de una palabra no es completamente claro, los movimientos de los labios pueden ayudar a completar el significado. Sin embargo, cuando hay un desajuste entre lo que vemos y lo que oímos, el cerebro busca resolver esa discrepancia creando una nueva percepción que puede no corresponder con la realidad.
Lo fascinante del efecto McGurk es que no es algo que podamos controlar conscientemente. Es decir, incluso si somos conscientes de que los estímulos visuales y auditivos no coinciden, nuestra percepción sigue viéndose alterada. Esto sugiere que los procesos multisensoriales que surgen por la percepción del habla ocurren de manera automática y rápida, antes de que tengamos la oportunidad de procesarlos deliberadamente. También nos recuerda que lo que percibimos como "realidad" no siempre es un reflejo fiel del mundo exterior, sino una construcción activa de nuestro cerebro basada en la información que recibe.
Pros y contras del efecto MacGurk
El efecto McGurk tiene implicaciones significativas en una variedad de campos. En la educación, por ejemplo, resalta la importancia de considerar cómo se presenta la información multisensorial a los estudiantes. En la tecnología, tiene aplicaciones en el desarrollo de sistemas de reconocimiento de voz y en la creación de personajes digitales que hablen de manera convincente. En la investigación médica, ha sido útil para estudiar condiciones que afectan la integración sensorial, como el autismo y ciertos trastornos neurológicos.
Además, el efecto McGurk también es relevante en la vida cotidiana, particularmente en contextos donde las condiciones auditivas no son óptimas. Por ejemplo, en ambientes ruidosos, como restaurantes o eventos públicos, es más probable que las personas confíen en las señales visuales para comprender el habla.
Sin embargo, si estas señales visuales son engañosas o no coinciden con el sonido, podría generarse confusión. Esto también explica por qué las videollamadas con retrasos en el audio pueden llegar a desesperar un poco ya que la falta de sincronización entre lo que vemos y oímos afecta nuestra capacidad para procesar el habla de manera fluida.
El efecto McGurk también pone de manifiesto cómo las percepciones humanas pueden variar según las diferencias individuales. Por ejemplo, hay evidencia de que los niños tienden a ser más susceptibles al efecto que los adultos, posiblemente porque dependen más de las pistas visuales mientras desarrollan sus habilidades auditivas. De manera similar, las personas que tienen pérdida auditiva parcial o que son bilingües podrían experimentar el efecto de manera diferente, dependiendo de cómo sus cerebros prioricen la información visual o auditiva.
En resumen, el efecto McGurk es una ventana a la complejidad de la percepción humana en la que se nos muestra que nuestra experiencia del mundo no depende de un solo sentido, sino de la manera en que el cerebro une piezas de información provenientes de diferentes fuentes. La próxima vez que te encuentres en una conversación o veas un vídeo, quizás te detengas a pensar en cómo tus sentidos trabajan juntos para crear una experiencia coherente, incluso si esa experiencia no siempre es fiel a la realidad objetiva.
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