Elizabeth Clapés, psicóloga
"Eres humano y lo que sucede a otras personas, te duele y te enseña"
Investigación
En el mundo occidental cada vez son más las mujeres que retrasan la maternidad. En ocasiones, el reloj biológico parece jugar en contra de este deseo de disfrutar la vida y crecer profesionalmente. Y es que, formar una familia no tiene sólo que ver con la idoneidad biológica: los factores sociales y económicos también juegan un papel importante. Asimismo, la anticoncepción moderna, especialmente la expansión de la píldora anticonceptiva desde los años 60 mejoraron sustancialmente la planificación del embarazo, permite posponer la crianza para una edad mayor
En este sentido, haciendo un cómputo general, las distintas ramas de la ciencia han concluido que la edad perfecta para un alumbrar un hijo oscila entre los 19 y 40 años, un rango de lo más amplio. Pero, ¿se puede determinar un rango más concreto?
Según un estudio, los científicos sugieren que lo ideal es esperar hasta los 30. Estos resultados se revelan de analizar la correlación entre la edad promedio de las primerizas, la edad promedio de las mujeres en el parto y el porcentaje de madres adolescentes con la esperanza de vida en varios países de la Unión Europea en el transcurso de nueve años. El veredicto arroja que primíparas de mayor edad eran las más longevas.
Sin embargo, como ya hemos mencionado, existen otros factores a tener en cuenta. Entre ellos analizaremos los biológicos, los sociales y la cuestión de género. La ecuación tiene resultados diferentes para cada uno de ellos.
Desde una perspectiva biológica, según todas las investigaciones la mejor edad para tener el menor riesgo de complicaciones en el embarazo y en el postparto es entre los 25 y los 29,9 años. Durante este período es cuando los picos de fertilidad femenina se encuentran en sus niveles más altos.
Sin embargo, existe otro estudio que planteó que las mujeres que decidían tener su primer hijo después de los 33 vivían más que las que lo hacían a los 30. Aunque los expertos no recomiendan tener hijos a los 40, la investigación aseguró que las mujeres que lo hacen tienen cuatro veces más probabilidades de vivir hasta los 100 años que las demás.
Sin embargo, la ciencia advierte que a partir de los 35 la fertilidad baja y los posibles problemas de esterilidad o para quedarse embarazadasEsto se debe a que las mujeres nacen con un determinado número de folículos primordiales que están almacenados en el ovario. Esta producción se mantiene hasta los 34 y después comienza a decrecer hasta llegar a una insuficiencia y se produce la menopausia.
De hecho, a partir de los 40 la fecundidad femenina se ha reducido a la mitad y que solo conservamos el 3% de nuestra reserva ovárica. En España, esta cifra se ha triplicado desde el año 2000, y además el 33% de los partos se producen en mujeres mayores de los 35.
Las diferencias socioeconómicas generan una desigualdad en salud que no sólo aumenta la morbimortalidad general, sino que se traduce en una baja utilización de los servicios preventivos y de planificación, así como en un mayor porcentaje de hábitos nocivos para la salud en los grupos socioeconómicamente más deprimidos.
Asimismo, se ha comprobado en varios estudios que cuando las parejas retrasan la formación de una familia, por cada año que la posponen tienen un aumento medio de los ingresos del 10%, y eso suele ser un factor importante a tener en cuenta. El deterioro económico de los adultos jóvenes supone un problema en sí mismo para la independencia total, por lo que dar el paso de formar una familiar se aleja de los objetivos a corto plazo.
Por otro lado, hay ciertas ventajas en dejarlo para más tarde: hay estudios que encontraron que los hijos de las mujeres mayores obtienen mejores niveles educativos y un mayor desarrollo cognitivo. Pero lo más relevante suele ir ligado al posicionamiento socieconómico de los padres: los que son padres más tarde tienden a tener una mayor estabilidad en sus trabajos, en sus viviendas, en sus parejas, y en general tienen distintos estilos educativos con los hijos debido a su experiencia.
En este sentido, se vuelve a poner el umbral entre los 30 y los 32 como la edad idónea.
Hay una contribución de la disminución en la brecha de género y el empoderamiento femenino que hace a las mujeres mucho menos dependientes de los hombres. Estos aspectos son más pertinentes en mujeres con educación terciaria quienes tienen más que perder en términos de su carrera en el trabajo, ingreso y estatus social por transformarse en madres y por lo tanto posponen más la crianza que sus contrapartes con menos educación,
A este respecto, la diferencia salarial entre hombres y mujeres y el impacto en las carreras de las madres por la falta de flexibilidad para compartir las bajas laborales por el cuidado de los niños son factores importantes que tienen un gran impacto sobre la decisión de si tener un hijo o no.
Y mientras no se resuelvan de una manera igualitaria estos problemas, el tema de la natalidad seguirá afectando a la economía de los países y a la situación de la mujer. En este sentido, no se encuentra una edad idónea hasta que funcionan el resto de factores aunque, por los motivos que ya hemos mencionado, suele darse con la estabilidad que podría rondar los 35.
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