Disciplina positiva: qué es y cómo debemos ponerla en práctica

Investigación y Tecnología

La disciplina positiva se basa en el respeto mutuo entre el adulto y el menor

María Soto (logopeda y educadora): "La disciplina positiva no entiende que hay malos comportamientos, hay malas decisiones"

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Niños abrazando a su maestra
Niños abrazando a su maestra / Freepik

La disciplina positiva es un enfoque educativo y de crianza que se centra en enseñar y guiar a los niños a través de métodos que fomentan el respeto mutuo y la colaboración. A diferencia de los métodos tradicionales de educación, que a menudo se centraban en el castigo y la autoridad, la disciplina positiva busca construir una relación basada en el amor, la empatía y la comprensión.

Los principios fundamentales de la disciplina positiva son el respeto mutuo, es decir, los adultos tienen que tratar a los niños con el mismo respeto con el que ellos quieren ser tratados. Por eso, es importante reconocer y validar las emociones del niño y que, por ejemplo, cuando se caiga, no decirle frases como "eso no es nada" o cuando te quieren contar algo que para ellos es importante, responderle con "eso es una tontería" o "¿para eso me interrumpes?".

Dar ejemplo y establecer límites firmes

En la disciplina positiva, es importante dar ejemplo sobre todo a la hora de enseñarles habilidades sociales y de la vida. Según explica María Soto, logopeda y educadora, "tenemos que ser alguien de quien aprender". Para ello, también tenemos que involucrarlos en la solución de problemas y en la toma de decisiones ya que la autodisciplina les va a ayudar a desarrollar el autocontrol y la responsabilidad personal.

"La disciplina positiva", aclara la logopeda, "no entiende que hay malos comportamientos, hay malas decisiones". Por eso, en lugar de centrarnos en el castigo, como habitualmente hacemos acompañados del dedo índice levantado, hay que enfocarse en encontrar soluciones que sean respetuosas y efectivas.

Una educación basada en la disciplina positiva se basa en el respeto y no quiere decir que los niños puedan hacer todo lo que quieran, sino todo lo contrario. Tienen que tener límites firmes.

De hecho, son importantes porque según argumentaba el médico y psicoterapeuta Alfred Adler, introductor de esta idea de educación en el año 1920, "los niños y las niñas que no tenían límites o estaban sobreprotegidos podrían tener problemas sociales y de comportamiento".

Para qué sirve la disciplina positiva

La educación con disciplina positiva tiene el objetivo de promover una educación libre de malos tratos y además tiene muchos beneficios para la vida de los menores como que:

  • Desarrolla y fortalece la autodisciplina y el autocontrol
  • Fomenta un sentido de pertenencia en su familia o en la escuela. Esto va a hacer que su autoestima aumente
  • Da la posibilidad de decidir con criterio, ya que conoce el origen de lo que le pasa
  • Estimula las habilidades interpersonales de los niños
  • Ayuda a tener una percepción propia con mayor integridad
  • Ayuda a asimilar valores positivos que le acompañarán durante toda su vida

Cómo poner en práctica la disciplina positiva

Establece una conexión emocional a través de una escucha activa, con atención y sin interrumpir. Esto les demuestra que valoras sus opiniones y sentimientos. Para ello, también hay que poner en práctica la empatía, tratando de entender cómo se sienten y por qué se comportan de cierta manera.

Límites claros con reglas definidas desde el principio que, a su vez, tienen que ser puestas con firmeza para que los niños entiendan las consecuencias de sus acciones.

Refuerzo positivo del comportamiento con reconocimento específico para que sepan identificar qué es lo que hicieron bien.

Ofrece elecciones pero limitadas para que se sientan parte del proceso de toma de decisiones. Por ejemplo, "¿Prefieres recoger tus juguetes ahora o después de la cena?" y no un "¡Recoge!", a secas.

Resolver juntos los problemas ya que la colaboración involucra a tus hijos en la búsqueda de soluciones a los problemas. Esto les enseña habilidades de resolución de conflictos y les hace sentir valorados.

Modela el comportamiento deseado, es decir, que seas un ejemplo a seguir en lo que a comportamiento se refiere. Recuerda que los niños aprenden de los adultos. Si muestras autocontrol, les das confianza y calma para que ellos solos se calmen y poco a poco irán regulando sus emociones.

Fomenta la autoestima y la autonomía a través de la asignación de tareas, así como también de responsabilidades apropiadas para su edad.

Reconocimiento de logros y celébralos por pequeños que sean.

Utiliza consecuencias naturales y lógicas siempre y cuando sea seguro hacerlo y cuando estén directamente relacionadas con el comportamiento inapropiado de ese momento.

Promueve el respeto mutuo en el que muestras formas no violentas y respetuosas de resolver conflictos.

La disciplina positiva requiere tiempo, constancia y consistencia. Es un proceso continuo que implica aprendizaje y adaptación tanto para los padres como para los hijos.

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