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En las enfermedades neurodegenerativas tenemos muchos frentes abiertos. Sabemos que estas enfermedades se inician de forma silente décadas antes de producir unos síntomas inequívocos de pérdidas en las capacidades del sujeto. Es decir, que durante años se está produciendo una neurodegeneración que es silente, probablemente porque nuestras reservas cognitivas nos permiten seguir desarrollando nuestras tareas con normalidad. Son muchos los consejos, fórmulas, hábitos y comportamientos que se han dado para mantener nuestro cerebro sano a medida que envejecemos y evitar así sus temidos efectos. Pero,¿qué dice la ciencia?
Mientras que las investigaciones han demostrado que una mala salud cardiovascular puede dañar el flujo sanguíneo al cerebro aumentando el riesgo de demencia, un nuevo estudio dirigido por la Universidad de California (UC San Francisco), en Estados Unidos, indica que los primeros años de la vida adulta puede conducir a una menor cognición 10 años después y a un deterioro cognitivo en la vejez.
La investigación, publicada en el 'Journal of Alzheimer's Disease', se suma a un conjunto de pruebas que relacionan la depresión con la demencia, pero mientras la mayoría de los estudios han apuntado a su asociación en etapas posteriores de la vida, este estudio ha demostrado que la clave puede estar en estas primeras etapas.
Los investigadores utilizaron métodos estadísticos innovadores para predecir las trayectorias medias de los síntomas depresivos de aproximadamente 15.000 participantes de entre 20 y 89 años de edad, divididos en tres etapas de la vida: edad avanzada, mediana edad y juventud.
Estos resultados se ajustaron en función de los síntomas depresivos en otras etapas de la vida y de las diferencias de edad, sexo, raza, nivel educativo, índice de masa corporal, antecedentes de diabetes y hábito de fumar.
A continuación, aplicaron estas trayectorias predichas y descubrieron que, en un grupo de aproximadamente 6.000 participantes de edad avanzada, las probabilidades de sufrir un deterioro cognitivo eran un 73% más altas para los que se estimaba que tenían síntomas depresivos elevados en la edad adulta temprana, y un 43% más altas para los que se estimaba que tenían síntomas depresivos elevados en la edad avanzada.
"Varios mecanismos explican cómo la depresión puede aumentar el riesgo de demencia", afirma la primera autora, Willa Brenowitz, doctora en Filosofía y Letras, del Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento de la UCSF y del Instituto Weill de Neurociencias.
"Entre ellas está que la hiperactividad del sistema central de respuesta al estrés aumenta la producción de las hormonas del estrés, los glucocorticoides, lo que provoca daños en el hipocampo, la parte del cerebro esencial para formar, organizar y almacenar nuevos recuerdos", añade.
Al estimar los síntomas depresivos en cada etapa de la vida, los investigadores juntaron los datos de los participantes más jóvenes con los de los aproximadamente 6.000 participantes de más edad y predijeron las trayectorias medias.
Estos participantes, cuya edad media era de 72 años al inicio del estudio y que vivían en casa, habían sido inscritos por el Estudio de Envejecimiento de la Salud y Composición Corporal y el Estudio de Salud Cardiovascular. Se les hizo un seguimiento anual o semestral durante un máximo de 11 años.
Los participantes fueron examinados en busca de depresión utilizando una herramienta llamada CESD-10, un cuestionario de 10 puntos que evalúa los síntomas en la última semana. Se encontraron síntomas depresivos moderados o altos en el 13% de los adultos jóvenes, el 26% de los adultos de mediana edad y el 34% de los participantes de mayor edad.
A unos 1.277 participantes se les diagnosticó deterioro cognitivo tras la realización de pruebas neuropsicológicas, pruebas de deterioro global, uso documentado de una medicación para la demencia u hospitalización con demencia como diagnóstico principal o secundario.
"En general, descubrimos que cuanto mayores eran los síntomas depresivos, menor era la cognición y más rápidas eran las tasas de deterioro,expica Brenowitz, que también está afiliado al Departamento de Epidemiología y Bioestadística de la UCSF. Se descubrió que los adultos mayores que se estimaba que tenían síntomas depresivos moderados o altos en la edad adulta temprana experimentaban un descenso de la cognición a lo largo de 10 años".
Yaffe concluye que "se necesitarán trabajos futuros para confirmar estos hallazgos, pero mientras tanto, debemos examinar y tratar la depresión por muchas razones".
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