Cuatro síntomas iniciales que nos ayudarán a reconocer la artrosis en las manos
Investigación y Tecnología
Aunque la artrosis no pone en riesgo la vida, sí altera profundamente la calidad de vida debido a la pérdida de fuerza, movilidad y la presencia constante de dolor
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La artrosis es una enfermedad crónica y degenerativa que afecta a las articulaciones. En las manos, tiene todavía un impacto más significativo en la calidad de vida de las personas, ya que limita su funcionalidad y actividades del día a día tan simples como escribir, abrir frascos o incluso vestirse.
Esta enfermedad se caracteriza porque el cartílago que recubre las superficies articulares se desgasta progresivamente. Este cartílago actúa como un amortiguador que permite que los huesos se deslicen suavemente entre sí, por lo que cuando se degrada, los huesos comienzan a rozar entre sí y es lo que produce dolor, inflamación y rigidez en las manos.
Cuando la artrosis aparece en esta parte del cuerpo, puede verse afectada cualquier articulación, pero es más común en la base del pulgar (articulación carpometacarpiana), en las articulaciones interfalángicas (entre los dedos) y en las articulaciones distales que son las que están más cercanas a las uñas.
Esta enfermedad es más frecuente en mujeres, especialmente después de los 50 años, y se asocia con factores como predisposición genética, lesiones previas y el uso repetitivo de las manos en actividades laborales o recreativas. Aunque la artrosis no pone en riesgo la vida, sí altera profundamente la calidad de vida debido a la pérdida de fuerza, movilidad y la presencia constante de dolor.
Por esta razón, conviene reconocer su sintomatología en sus etapas iniciales. Veamos cuatro de estos inidicios que nos van dando pistas que podemos estar ante la enfermedad de artrosis.
Dolor localizado en las articulaciones afectadas
Uno de los primeros síntomas que las personas notan es un dolor localizado en las articulaciones de los dedos, especialmente después de realizar actividades que requieren fuerza o movimientos repetitivos, como escribir, coser o abrir frascos. Este dolor es mecánico, es decir, aparece durante el uso de la articulación y mejora con el reposo.
En las etapas iniciales, puede ser intermitente y leve, pero con el tiempo, se vuelve más persistente, incluso en reposo. La base del pulgar es una de las áreas más comunes de dolor en las manos debido a su uso constante en tareas cotidianas.
Rigidez matutina breve
Otro signo temprano de la artrosis en las manos es la rigidez que se siente al despertar o después de un período de inactividad, como al estar mucho tiempo sentado sin usar las manos. A diferencia de la artritis reumatoide, en la que la rigidez puede durar horas, en la artrosis esta sensación suele desaparecer en pocos minutos, generalmente en menos de 30 minutos. La rigidez inicial es una señal de que las articulaciones comienzan a perder flexibilidad debido al deterioro del cartílago y al engrosamiento de la cápsula articular.
Hinchazón y sensibilidad
En las etapas iniciales, las personas pueden notar un leve dolor alrededor de las articulaciones de los dedos o la base del pulgar. Esta irritación puede ir acompañada de sensibilidad al tacto o al presionar la articulación.
Aunque no es tan pronunciada como en otras enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoide, esta inflamación es una respuesta del cuerpo al daño en la articulación. En algunos casos, también puede aparecer rojecimiento o calor en la zona afectada, aunque estos signos son menos comunes en la artrosis.
Nódulos de Heberden y Bouchard
Aunque suelen ser más evidentes en fases avanzadas, los nódulos de Heberden (en las articulaciones distales, cercanas a las uñas) y de Bouchard (en las articulaciones intermedias de los dedos) pueden comenzar a formarse en las etapas iniciales de la enfermedad.
Estos nódulos son protuberancias óseas que se desarrollan debido al crecimiento anormal del hueso como respuesta al desgaste del cartílago.
Al principio, pueden ser indoloros, pero con el tiempo pueden generar molestias y afectar la movilidad de los dedos. Su presencia no solo es un signo visible de la artrosis, sino que también puede provocar deformidades en las manos que dificultan la realización de tareas finas.
Impacto en la calidad de vida
Estos síntomas, aunque parecen aislados o leves al principio, tienen un impacto acumulativo en las actividades diarias. El dolor y la rigidez pueden limitar tareas tan simples como abotonar una camisa o cortar alimentos. La pérdida de fuerza en las manos y la progresiva deformidad de los dedos también afectan la autoestima y la independencia de las personas, especialmente en aquellos cuya profesión o pasatiempos dependen del uso preciso de las manos.
El diagnóstico temprano de la artrosis en las manos es crucial para manejar la enfermedad de manera efectiva. A través de una combinación de tratamiento médico, fisioterapia y cambios en el estilo de vida, es posible reducir el dolor, mejorar la movilidad y mantener la funcionalidad de las manos. Si bien no existe una cura para la artrosis, identificar y abordar estos síntomas iniciales puede marcar una gran diferencia en la progresión de la enfermedad y en la calidad de vida del paciente.
Ya hemos visto que la artrosis en las manos es una enfermedad debilitante, pero eso no quiere decir que la vida se paralice, sino que hay que procurar detectarla en sus etapas iniciales, ya que es lo que va a ayudar a poder actuar en base al historial clínico del paciente, así como también a aliviar los síntomas e intenntar conservar la funcionalidad de las manos.
Así que si se experimenta alguno de estos síntomas, es importante consultar con un reumatólogo para recibir un diagnóstico adecuado y personalizar el tratamiento según sus necesidades.
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