La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Más allá de la voz de la Laura Gallego
Coronavirus
El hecho de que muchas de las zonas donde la pandemia por la Covid-19 se ha expandido con mayor rapidez y más gravedad, sean zonas que presentan altos nieves de contaminación de forma crónica, ha llamado la atención de los científicos que han iniciado estudios para ver una posible relación. Así, tras amplias investigaciones, científicos asistentes al Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ECCMID), descubrieron que cuanto mayor es la exposición, mayor es el riesgo. Cada pequeño aumento (ug/m3) en la exposición a largo plazo a las PM2,5 se asoció con más del triple de probabilidades de recibir ventilación mecánica y el doble de probabilidades de permanecer en la UCI.
La contaminación del aire ambiente -incluidos los contaminantes potencialmente dañinos como las PM2,5 y los gases tóxicos emitidos por las industrias, los hogares y los vehículos- puede aumentar la inflamación y el estrés oxidativo en el sistema respiratorio, exacerbando las enfermedades pulmonares preexistentes. La contaminación atmosférica se ha relacionado con peores resultados de salud, incluido un mayor riesgo de muerte, por virus respiratorios como la gripe.
La Dra. Isabel Urrutia, neumóloga y coordinadora del Área de Medio ambiente de SEPAR, indica que las investigaciones que se llevan a cabo en diferentes entornos y países parecen confirmar que ''la exposición a corto y medio plazo a contaminantes puede aumentar la incidencia de la infección por Covid-19 y la mortalidad de las neumonías asociadas. En consecuencia, creemos que la calidad del aire debe ser tenida en cuenta como medida de prevención para las epidemias y debemos apoyar todas las acciones que se realicen para mejorar la calidad de aire especialmente en las ciudades”.
Para examinar la asociación entre la contaminación del aire y la gravedad de los resultados de Covid-19, los investigadores analizaron retrospectivamente los datos de 2.038 adultos con coronavirus ingresados en cuatro grandes hospitales del Sistema de Salud Henry Ford entre el 12 de marzo y el 24 de abril de 2020. Los pacientes fueron seguidos hasta el 27 de mayo de 2020.
Los investigadores recopilaron datos sobre el lugar donde vivían los participantes, así como datos de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos y otras fuentes sobre los niveles locales de contaminantes, incluyendo PM2.5, ozono y pintura con plomo (porcentaje de casas construidas antes de 1960). Exploraron la asociación entre los resultados de Covid-19 y la exposición a las PM2,5, el ozono, la pintura con plomo, el tráfico, los residuos peligrosos y los vertidos de aguas residuales.
“La conclusión principal es que vivir en un barrio más contaminado es un factor de riesgo independiente de la gravedad de la enfermedad por Covid-19, menciona Shallal. Y aunque no está claro cómo contribuyen los contaminantes atmosféricos a una mayor gravedad de la enfermedad, los expertos creen que es posible que la exposición a largo plazo a la contaminación atmosférica pueda deteriorar el sistema inmunitario, lo que conduce tanto a una mayor susceptibilidad a los virus como a infecciones víricas más graves.
Descubrieron que después de tener en cuenta factores potencialmente influyentes, como la edad, el IMC y las enfermedades subyacentes, el análisis reveló que ser varón, ser obeso y tener problemas de salud de larga duración más graves eran un buen factor de predicción de la muerte tras el ingreso. Del mismo modo, un mayor nivel de PM2,5 era un factor independiente de predicción de la ventilación mecánica y la estancia en la UCI, pero no de un mayor riesgo de morir por COVID-19.
''En un doble golpe, las partículas finas de la contaminación atmosférica pueden actuar también como portadoras del virus, aumentando su propagación. Es urgente seguir investigando para orientar la política y la protección del medio ambiente, a fin de minimizar el impacto del Covid-19 en las comunidades altamente industrializadas que albergan a nuestros residentes más vulnerables'', agrega la profesional del Hospital Henry Ford de Detroit.
''En consecuencia, reducir los índices de contaminación y mejorar la calidad del aire, no solo son medidas que contribuyen a frenar la expansión de la COVID-19, sino que a largo plazo mejoran la salud respiratoria de la sociedad y nos ayudará a estar más fuertes y preparados frente a otras posibles pandemias'', afirma la Dra. Isabel Urrutia.
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