Carlos González, pediatra: "Cuando un niño llora, llora de verdad"

Investigación y Tecnología

Las rabietas forman parte del desarrollo emocional de los niños y responden a su necesidad de expresión

Padres helicóptero: cómo son y cómo influyen en el desarrollo emocional de los hijos

Rabietas
Rabietas / Canva

Las rabietas infantiles representan uno de los mayores retos emocionales a los que se enfrentan los padres que tienen niños pequeños. Esas explosiones de llanto, gritos y frustración que dejan a los adultos en un estado de impotencia y desorientados ya que a muchos se les acaban las alternativas. Si bien es cierto que cada uno lo interpreta a su forma, los padres muchas veces piensan que las utilizan para manipularles, una afirmación que contradice el pediatra Carlos González quien explica en un vídeo de su cuenta de Instagram que "cuando un niño llora, llora de verdad" y asegura que "no está manipulándote, ni tomándote el pelo".

En este sentido, la Asociación Española de Pediatría comenta que estas crisis son comunes entre los 18 meses y los 4 años, coincidiendo con una etapa en la que los pequeños están descubriendo el mundo, desarrollando su autonomía y aprendiendo a gestionar sus emociones. Esto quiere decir que, lejos de ser un signo de mala conducta, las rabietas forman parte del desarrollo emocional de los niños y responden a su necesidad de expresión, por lo que entender por qué ocurren y cómo abordarlas de manera efectiva puede marcar la diferencia en una buena o mala relación entre padres e hijos.

El origen de las rabietas: una explosión de emociones

Para un niño pequeño, el mundo está lleno de novedades, estímulos y normas que aún no comprende del todo. Su cerebro aún está en desarrollo, y la frustración puede desencadenarse con facilidad cuando las cosas no suceden como él espera. La falta de habilidades verbales para expresar lo que sienten o lo que desean intensifica su desesperación, llevándolos a reaccionar con gritos, golpes o tirándose al suelo. De acuerdo con los especialistas en pediatría, las rabietas suelen tener su raíz en sentimientos de frustración, miedo, cansancio o hambre. En muchas ocasiones, el niño se encuentra en un conflicto interno en el que por un lado, anhela su autonomía, pero por otro, todavía necesita la seguridad y el apoyo de sus padres.

"Los niños necesitan sentir que hay normas claras, pero también que sus padres están ahí para guiarlos con amor"

Durante esta etapa, es normal que los padres sufran episodios en los que sus hijos desafían los límites impuestos por los adultos. No se trata de una actitud manipuladora, sino de un intento genuino de comprender hasta dónde pueden llegar. Este tira y afloja entre independencia y dependencia puede generar en ellos emociones intensas y, en algunos casos, desbordadas. No toleran bien el control, ni la imposición de normas, lo que se traduce en una lucha constante por imponer su voluntad. Aunque a ojos de los adultos sus reacciones pueden parecer exageradas, en realidad los niños están intentando encontrar su lugar en el mundo.

Cómo afrontar las rabietas con paciencia y comprensión

Cuando un niño tiene una rabieta, el instinto de muchos padres es tratar de controlarla de inmediato, ya sea cediendo a sus demandas o reaccionando con enojo. No obstante, la Asociación Española de Pediatría subraya la importancia de mantener la calma y actuar con firmeza pero con empatía. Lo primero que hay que entender es que las rabietas no deben verse como un desafío personal, sino como una expresión del desarrollo del niño.

Una de las estrategias más recomendadas por los expertos es la validación emocional: hacerle saber al niño que se reconoce su malestar sin reforzar su comportamiento negativo. Decirle con voz serena "entiendo que estás enfadado porque no puedes tener eso ahora" puede ayudarle a sentirse comprendido y, poco a poco, aprender a gestionar sus emociones. Evitar gritos y amenazas es clave, ya que solo aumentan la tensión del momento y prolongan el episodio. Según el neuropsicólogo Álvaro Bilbao, "sería poco inteligente pensar que vas a ayudar a un niño pequeño a ganar control sobre sus emociones perdiendo las tuyas. Enfadarte sólo va a asustar o violentar más al niño haciendo que su frustración aumente y la rabieta empeore".

Asimismo, establecer límites de manera consistente y además es importante hacerlo con cariño. Los niños necesitan sentir que hay normas claras, pero también que sus padres están ahí para guiarlos con amor. Una estrategia efectiva es ofrecer alternativas, en lugar de imposiciones: "puedes elegir entre este juguete o este otro" en lugar de simplemente prohibir algo sin opciones. Esto les da una sensación de control dentro de unos márgenes seguros.

Finalmente, es importante recordar que las rabietas no duran para siempre. A medida que el niño crece y desarrolla mejores habilidades de comunicación y regulación emocional, estas crisis disminuyen en frecuencia e intensidad. Acompañarlo con paciencia, empatía y límites firmes pero amorosos sentará las bases para una mejor gestión emocional en el futuro. Criar no es fácil, pero entender las rabietas como parte del crecimiento puede transformar un momento de caos en una oportunidad de aprendizaje tanto para padres como para hijos.

Fuentes bibliográficas:

Asociación Española de Pediatría (2025, 14 de febrero). Rabietas en el niño pequeño. ¿Cómo actuar ante ellas? ¿Es un niño malo por el hecho de tener rabietas? ¿Qué es mejor como respuesta, la mano dura, la firmeza o la transigencia?

Álvaro Bilbao (2022, 1 de enero). Rabietas: Cómo gestionar y ayudar al niño a superar una rabieta.

stats