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El cáncer de ovario es uno de los más difíciles de diagnosticar y también una de las enfermedades que más desafíos tiene en cuanto a oncología femenina. Le llaman “enfermedad silenciosa” y no es casualidad. En sus primeras etapas, los síntomas pueden ser tan leves que muchas veces pasan desapercibidos o se confunden con otras enfermedades comunes y benignas.
El cáncer de ovario se origina en los ovarios, los órganos reproductores femeninos encargados de producir los óvulos y las hormonas sexuales. Existen varios tipos de cáncer de ovario, y los más comunes son los tumores epiteliales, que se forman en el tejido externo del ovario. Menos comunes son los tumores germinales y los tumores de células estromales, que afectan a otros tejidos dentro del ovario.
Al tratarse de una enfermedad que evoluciona con frecuencia sin síntomas evidentes, muchos casos de cáncer de ovario no se diagnostican hasta que el cáncer ha avanzado y se ha propagado a otras áreas del abdomen o de la pelvis. En estas etapas avanzadas, el tratamiento puede ser más difícil y las tasas de éxito suelen ser más bajas.
Los síntomas iniciales del cáncer de ovario suelen ser sutiles y pueden confundirse fácilmente con problemas digestivos o urinarios, y esto hace que se dificulte su detección. De igual manera es bueno prestar atención a ciertas señales que pueden ayudarnos a identificar la enfermedad en sus primeras etapas. Entre los síntomas más comunes y tempranos del cáncer de ovario están:
Algunos factores aumentan el riesgo de desarrollar cáncer de ovario, aunque su presencia no significa necesariamente que una persona vaya a desarrollar la enfermedad:
Aunque tener uno o varios factores de riesgo no garantiza el desarrollo de cáncer de ovario, sí es importante vigilar estos aspectos y mantener una relación de confianza con el médico para realizar los controles necesarios.
La detección temprana es clave para mejorar las tasas de supervivencia en el cáncer de ovario, aunque no existe una prueba de cribado concreta para detectar este tipo de cáncer en la población general. En el caso de mujeres con alto riesgo debido a factores genéticos, se pueden realizar controles específicos. Los principales métodos de diagnóstico son:
Una vez diagnosticado, el cáncer de ovario se clasifica en etapas que indican el grado de avance de la enfermedad. Las etapas principales son:
Cuanto más bajo es el estadio, mejor es el pronóstico, y las opciones de tratamiento son más efectivas.
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