La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
Rosa Navarro, sexóloga
Las relaciones sexuales relaciones sexualesson una parte importante de la vida íntima y pueden ser una fuente de placer y conexión emocional con la pareja e, incluso, con el propio bienestar individual. Sin embargo, para muchas personas, las experiencias sexuales pueden estar marcadas por un problema desafiante y doloroso: el dolor durante las relaciones sexuales. dolor durante las relaciones sexuales Este problema afecta tanto a hombres como a mujeres, y puede tener un impacto significativo en la calidad de vida, las relaciones de pareja y el bienestar emocional.
Rosa Navarro, sexóloga psicóloga y una de las voces expertas en Diversual,Diversual charla con Diario de Sevilla para explorar a fondo el tema del dolor en las relaciones sexuales, desde sus causas y factores desencadenantes, hasta las posibles estrategias de manejo y tratamiento. Asimismo, la profesional aborda tanto los aspectos físicos como los psicológicos del dolor, ya que estos pueden estar interconectados y afectarse mutuamente.
Aunque es algo que hayamos normalizado, no deberíamos sentir dolor durante las relaciones sexuales. Puede pasar que en un momento determinado de nuestra vida pueda aparecer alguna molestia, pero no es algo que se deba asumir como algo normal, si no como algo muy puntual.
Dentro de las causas físicas podemos encontrarnos con falta de lubricación, efectos secundarios de algún medicamento, atrofia vaginal, inflamación o infección del tracto urinario, endometriosis, cicatrices de la episiotomía, prolapsos uterinos o disfunciones del suelo pélvico, entre otras.
Por otro lado, a nivel psicológico o emocional el nivel de excitación o incluso en el mantenimiento de este nos influyen desde preocupaciones que puedan estar generándonos estrés hasta problemas de autoestima sexual o dificultades con nuestra pareja. Estos dos últimos son dos motores que provocan este problema. También tiene mucho peso el tipo de aprendizaje sexual que hayamos tenido, no solo relacionados con la educación sexual que hemos recibido, sino también en cómo hemos ido creando nuestra propia vivencia de la sexualidad.
Sí. Dificultades emocionales como el estrés o la ansiedad afectan negativamente nuestra capacidad para experimentar placer, y por supuesto, pueden ser responsables de la dispareunia o incluso prolongar el trastorno sexual, incluso cuando la causa original es de naturaleza física y ya ha sido tratada con éxito.
No, si sentimos dolor durante la penetración no siempre va a ser dispareunia o vaginismo. Es posible que por determinados motivos empecemos a sentir dolor durante la penetración, pero al final este desaparezca. Además, lo que se conoce como vaginismo implica que no se pueda insertar el pene u otros objetos en la vagina.
Es cierto que a nivel de diagnóstico se suele catalogar el dolor al tener relaciones sexuales como dispareunia, pero para considerar que se trata de este tipo de trastorno de dolor génico-pélvico habría que cumplir algunos requisitos, como el que se hubiese extendido en el tiempo y se haya vuelto crónico. Aunque cada mujer puede explicar y sentir ese dolor con diferente intensidad, duración y localización, lo que si lo caracteriza es la sensación de ardor, dolor cortante, hipersensibilidad o molestia en los genitales.
La falta de lubricación está relacionada en muchos casos con una escasa estimulación previa y como comentamos es uno de los factores que puede generar dolor durante la penetración. Además, durante la excitación se produce también una dilatación y apertura de la vagina. Si esta fase de la respuesta sexual se ve afectada podemos sentir mucha incomodidad o incluso dolor durante las relaciones sexuales con penetración.
Existen más practicas aparte de la penetración, pero lo ideal es que decidamos realizarlas de forma libre, no condicionadas por la imposibilidad de tener penetraciones placenteras. Es una situación que puede terminar limitando nuestras relaciones, incluso haciendo que evitemos tener sexo o empezar nuevas relaciones sentimentales.
El trabajo de tratamiento siempre suele ir enfocado desde un enfoque multidisciplinar, estando implicados profesionales de la salud como ginecólogos, sexólogos y fisioterapeutas de suelo pélvico. Estos últimos emplean diferentes técnicas que incluyen ejercicios terapéuticos, radiofrecuencia y el uso de juguetes vibradores, entre otras. Los vibradores se usan para desensibilizar la zona y a la vez generar una asociación placentera con la propia penetración.
Si detectamos que el dolor viene asociado por una falta de hidratación, por un lado, podemos implementar el uso de lubricantes de forma continuada. Existe una gama muy amplia de este tipo de productos con diferentes sabores, olores y efectos, en tiendas especializadas como Diversual podemos encontrar opciones para todos los gustos.
Otra forma de intentar aumentar la lubricación y aumentar la dilatación puede ser el alargar juegos como el sexo oral, la masturbación u otro tipo de prácticas eróticas como el clittage. En el clittage se realiza un masaje con el pene sobre la vulva que suele generar una alta excitación y puede ayudarnos a mejorar la lubricación.
Asimismo, mejorar la comunicación en general y aumentar el repertorio de juegos eróticos es una de las cosas en las que podemos trabajar de forma individual en el caso de que este dolor venga motivado por alguna alteración de la excitación
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