El amor activa genes de inmunidad contra ciertos virus
Investigación
En la primera fase del amor aumentan las defensas contra cualquier microorganismo
El amor aumenta la liberación de endorfinas, dopamina, oxitocina y melatonina, los niveles de estrógenos y reduce los niveles de cortisol.
¿Qué pasa en el cuerpo cuando nos enamoramos?
El amor es una de las cinco emociones básicas presentes en todos los seres humanos y que tiene una clara función de supervivencia. Gracias al amor creamos nuestros vínculos afectivos desde el nacimiento, necesarios para el crecimiento emocional sano. Pero quizá no sabías que estar enamorado puede modificar la actividad del sistema inmune. El amor, al parecer, es un potente inmunorregulador. Per, ¿cómo influye en nuestro organismo esta respuesta?
En términos biológicos, el amor es un fenómeno integral en donde participa todo el organismo, en el cual el cerebro y diferentes glándulas producen mensajeros químicos que se comunican entre sí. Durante el enamoramiento o primera fase del amor, en los seres humanos aumentan las defensas contra cualquier microorganismo, porque se incrementa la expresión de los genes involucrados en la respuesta inmunológica.
Sin ir más lejos, hay evidencias de que en mujeres jóvenes que inician una relación amorosa se activan genes de inmunidad innata esenciales en la respuesta antiviral. ''En esta etapa vamos a tener más defensas contra cualquier microorganismo. Si estamos enamorados y nos enfermáramos de COVID-19, por ejemplo, es mucho más probable que podamos resistir al virus”, afirmó Ignacio Camacho Arroyo, académico de la Facultad de Química (FQ) de la UNAM, durante la videoconferencia ''Los ingredientes bioquímicos del amor''.
Emociones e infecciones
La hormona cortisol está implicada en una serie de funciones fisiológicas fundamentales como el ciclo de vigilia-sueño, la regulación de la presión sanguínea o el equilibrio de sales en el organismo. En paralelo a todo eso, es una hormona esencial que desencadena el estado de alarma o estrés frente a riesgos físicos o psicológicos.
¿Qué implica el estado de alarma? Principalmente la activación de mecanismos de defensa frente a peligros reales, como por ejemplo un accidente, un robo con agresión o llegar tarde a una cita profesional importante.
Pero quizás lo más interesante es que también se activa en respuesta a riesgos emocionales potenciales percibidos como una amenaza por nuestro cerebro: dificultades para llegar a fin de mes, a cumplir las expectativas en nuestro trabajo o miedo a suspender un examen. Y, por supuesto, la amenaza de una ruptura sentimental.
El cortisol tiene un efecto global sobre nuestro organismo, preparándolo para la lucha o la huida. Entre otras cosas hace que se acelere el corazón y el consumo de oxígeno, y libera glucosa a la sangre para que los músculos estén preparados para dar una respuesta frente a esa amenaza real o percibida como tal.
En paralelo, se bloquean funciones no prioritarias en esos trances como el apetito, incluso se corta la digestión. También se inhibe la respuesta inmune, gran consumidora de recursos y energía.
ESTUDIOS
En un experimento se infectó con el virus del resfriado común a un grupo de voluntarios a los que se les habían medido los niveles basales de cortisol. Los resultados no daban lugar a dudas: existía una fuerte correlación entre el cortisol, el riesgo de infección y la sintomatología clínica en los voluntarios.
Estos datos han sido corroborados posteriormente por numerosos estudios que encuentran la misma relación entre estrés y la posibilidad de resfriarse. También en el mismo sentido, cuidadores de enfermos de alzhéimer sometidos a estrés emocional mostraban valores más altos de cortisol y menor respuesta a la vacuna de la gripe. Los niveles de anticuerpos IgG eran significativamente menores en los cuidadores estresados que en voluntarios de la misma edad y condición.
OTROS BENEFICIOS
Mejora nuestras defensas
Al producirse mayor liberación de endorfinas, la sensación de felicidad aumenta, ya que son las sustancias conocidas como mejores antidepresivos naturales, permitiéndonos disfrutar más de la vida. Además, las endorfinas mejoran el funcionamiento del sistema inmunológico, por lo que el amor mejora también nuestras defensas ante enfermedades.
Disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares
El amor es bueno para el corazón. Gracias a la amor se incrementa también la producción de dopamina, oxitocina y norepirefrina lo cual ayuda a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. También estas sustancias son la responsables de que todo nos parezca bien y hacen que se disparen los sentimientos de felicidad y placer por las cosas pequeñas de la vida.
Nos da vitalidad
Además, la liberación de melatonina producida al sentir amor, mejora la autoestima y nos aporta una sensación de vitalidad difícil de sentir si no hay amor en nuestra vida.
Aumenta la autoestima
Amar y ser amado nos ayuda a encontrarle un sentido a nuestra vida, y a sentirnos importantes, seguros y con una sensación de valía personal y autoestima básicas para la salud psicológica e integral.
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