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Amigdalitis y faringitis: estas son las diferencias de las enfermedades de garganta más comunes del otoño
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El dolor de garganta es una molestia común que puede afectar a personas de todas las edades, pero su origen no siempre es claro. Dos de las causas más frecuentes son la amigdalitis y la faringitis, términos que a menudo se confunden debido a que los síntomas son muy parecidos. Sin embargo, tienen diferencias claves que influyen en su diagnóstico y, por tanto, en el tratamiento.
Mientras que la amigdalitis afecta específicamente a las amígdalas, la faringitis involucra la inflamación de la faringe, por lo que es importante aprender a identificar correctamente la causa del dolor en la garganta para elegir el tratamiento adecuado, especialmente en casos de infección bacteriana la cual puede requerir la prescripción de antibióticos. En este artículo exploraremos las características de estas enfermedades, sus diferencias fundamentales, tratamientos y qué medidas preventivas podemos tomar.
La amigdalitis y la faringitis son dos afecciones que afectan la garganta y que, en principio puede parecer que comparten características, pero la principal diferencia es la localización de la lesión y sus manifestaciones clínicas. La amigdalitis se refiere a la inflamación de las amígdalas que son dos masas de tejido linfático ubicadas en la parte posterior de la garganta, mientras que la faringitis es la inflamación de la faringe que es el conducto que conecta la boca y la nariz con el esófago y la laringe.
La amigdalitis suele presentarse con síntomas como dolor de garganta, dificultad para tragar, fiebre, malestar general y, en ocasiones, presencia de placas blancas o amarillentas en las amígdalas. Esta inflamación puede ser causada por infecciones virales, como el resfriado común o la gripe, o por infecciones bacterianas, siendo el Streptococcus pyogenes (estreptococo betahemolítico del grupo A) el patógeno bacteriano más comúnmente implicado.
Por otro lado, la faringitis se caracteriza por dolor de garganta, rojecimiento de la mucosa faríngea, tos y, en algunos casos, fiebre. Al igual que la amigdalitis, puede ser causada por virus o bacterias, aunque las infecciones virales son más frecuentes. Los virus responsables suelen ser adenovirus, rinovirus, influenza y parainfluenza, entre otros.
Es importante destacar que tanto la amigdalitis como la faringitis pueden presentarse de manera simultánea, condición conocida como faringoamigdalitis, donde tanto las amígdalas como la faringe pueden estar inflamadas. Esta situación es común, especialmente en infecciones por Streptococcus pyogenes, y requiere una evaluación médica adecuada para determinar el tratamiento apropiado.
El tratamiento de estas afecciones depende de la causa que la origine. Si la infección es viral, el manejo suele ser sintomático, incluyendo analgésicos, antipiréticos y medidas de cuidado general como la hidratación adecuada y el reposo. En el caso de infecciones bacterianas confirmadas, especialmente por Streptococcus pyogenes, se recomienda el uso de antibióticos como, por ejemoplo, la amoxicilina.
Es fundamental hacer el tratamiento con antibióticos al completo ya que, de esta forma, vamos a prevenir complicaciones y a evitar la resistencia bacteriana. Por otra parte, también podemos contribuir a la prevención de la amigdalitis y de la faringitis con un lavado frecuente de manos, evitando el contacto cercano con personas infectadas y manteniendo una higiene adecuada. Además, es importante evitar factores irritantes como el humo del tabaco y los cambios bruscos de temperatura, que pueden predisponer a infecciones de la garganta.
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