Álvaro Fernández, farmacéutico: "El cerebro de la mujer se reduce en el embarazo"

Investigación y Tecnología

Afecta principalmente a áreas relacionadas con el procesamiento de información social

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Álvaro Fernández, farmacéutico
Álvaro Fernández, farmacéutico / @farmaceticofernandez

Durante el embarazo, el cerebro de la mujer experimenta modificaciones significativas, incluyendo una reducción en el volumen de la materia gris y el grosor de la corteza cerebral. Estas alteraciones comienzan alrededor de la novena semana de gestación y afectan principalmente a áreas relacionadas con el procesamiento de información social, como la red neuronal por defecto.

Aunque pueda parecer preocupante, esta disminución en la materia gris no es necesariamente negativa ya que según explica el farmacéutico Álvaro Fernández, conocido como Farmacéutico Fernández, basado en un estudio de Nature Neuroscience, lo que sucede es que se vuelve más pequeño porque las neuronas también se vuelven más pequeñas. Estos cambios representan una adaptación del cerebro para preparar a la madre en el establecimiento de vínculos con su bebé y en la gestión de las demandas de la maternidad. Lo explica a través de su cuenta de Tik Tok.

Algunos de estos cambios cerebrales se revierten en los meses posteriores al parto, mientras que otros pueden persistir hasta dos años después como, por ejemplo, la reducción en el volumen de la corteza cerebral. Estas modificaciones están estrechamente relacionadas con las variaciones hormonales que ocurren durante el embarazo, especialmente con el aumento de hormonas como el estradiol y la progesterona, las cuales alcanzan niveles muy elevados durante la gestación y vuelven a la normalidad tras el parto, influyendo en la estructura y función cerebral de la madre, según unestudio.

Es importante destacar que estos cambios son considerados adaptativos y beneficiosos, ya que facilitan la transición a la maternidad y mejoran la capacidad de respuesta de la madre a las necesidades de su hijo.

El impacto de la matrescencia en la salud mental

La matrescencia es un viaje transformador que va mucho más allá del cambio físico que implica el embarazo y el parto. Una de las áreas más profundamente afectadas es la salud mental. Durante esta etapa, la mujer experimenta una auténtica revolución interior: sus prioridades se reordenan, su identidad se tambalea y la forma en la que se relaciona consigo misma y con el mundo se redefine. Este proceso natural puede generar momentos de gran conexión y plenitud, pero también episodios de confusión, tristeza, miedo o culpa. Lo más importante es entender que estas emociones no indican debilidad ni falta de amor hacia el bebé, sino que son parte del reajuste emocional que implica ser madre.

Muchas mujeres sienten que deben encarnar una maternidad idealizada, siempre feliz, paciente y entregada, pero no es más que el eco de una presión social, sumada al cansancio extremo, a la falta de sueño y a los cambios hormonales, los cuales puede hacer que incluso las emociones más comunes se sientan abrumadoras. Es frecuente vivir una especie de "duelo" por la vida anterior, por la mujer que eras antes de la maternidad, por lo que reconocer esta pérdida como válida y darle un espacio para procesarla es fundamental para el equilibrio emocional.

La matrescencia también puede actuar como un espejo que pone en evidencia heridas pasadas, traumas no resueltos o inseguridades profundas. Por eso, muchas madres descubren en esta etapa la necesidad de apoyo psicológico o de reconectar con su bienestar mental. Validar sus emociones, hablar abiertamente sobre sus experiencias y rodearse de personas que no juzguen, sino que escuchen y acompañen, puede marcar una gran diferencia. La matrescencia no es una patología, pero ignorarla puede derivar en desequilibrios emocionales serios. Por eso, visibilizarla y hablar de ella sin tabúes es un paso esencial para proteger la salud mental materna.

Red de apoyo: el papel de la pareja, familia y comunidad

Durante la matrescencia, el acompañamiento emocional y práctico de una red de apoyo es fundamental para el bienestar de la madre. A diferencia de generaciones anteriores, donde la crianza se compartía más entre familiares y vecinos, hoy muchas mujeres viven este proceso en soledad. Esta desconexión social puede intensificar el agotamiento, la inseguridad y el sentimiento de insuficiencia tan común en la etapa de adaptación a la maternidad. Por eso, el entorno inmediato juega un rol decisivo: cuando la madre se siente sostenida, escuchada y valorada, su experiencia se vuelve más llevadera, incluso en los momentos más difíciles.

La pareja, si está presente, tiene un papel crucial. No se trata solo de "ayudar" con el bebé, sino de asumir la corresponsabilidad de la crianza, de estar emocionalmente disponible y de respetar el proceso de cambio por el que está atravesando la madre. En este sentido, una comunicación empática, el reconocimiento del esfuerzo diario y la distribución equitativa de tareas fortalecen la relación y ofrecen contención mutua. Por otro lado, la familia extendida también puede ser una gran fuente de apoyo, siempre que su presencia no implique juicios ni presiones, sino una verdadera comprensión.

En muchos casos, una comunidad también se convierte en un refugio importante. Espacios como grupos de lactancia, círculos de madres o redes online pueden ser lugares de encuentro donde compartir experiencias, desahogarse y sentirse comprendida. En esos entornos, muchas mujeres descubren que no están solas y que sus vivencias no son únicas, ni anormales. Acompañar a una madre en su matrescencia no requiere grandes gestos, sino presencia genuina, escucha activa y disposición para aliviar su carga. Construir una cultura del cuidado colectivo es clave para que la maternidad deje de vivirse en silencio y se transforme en una experiencia compartida, más humana y menos idealizada.

Referencias bibliográficas.

PubMed (2016, 19 de diciembre). El embarazo provoca cambios duraderos en la estructura del cerebro humano.

Natura Neuroscience (2024). Neuroplasticidad femenina durante la gestación, parto y posparto.

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