Así afecta el frío a las personas con problemas de salud mental y a su comportamiento

Investigación y Tecnología

Si lo síntomas duran más tiempo de la cuenta o están interfiriendo en nuestras actividades diarias, debemos buscar ayuda profesional

¿Cómo debemos preparar el cuerpo para afrontar el frío con seguridad para nuestra salud?

Frío y salud mental
Frío y salud mental / Freepik

Hablar de problemas de la salud mental abarca muchos factores desencadenantes, por lo que para tratar ciertos aspectos como es la repercusión del frío en personas con problemas de salud mental y cómo afecta a su comportamiento, la OMS nos ayuda definiendo "el trastorno mental como una alteración clínicamente significativa de la cognición, la regulación de las emociones o el comportamiento que tiene una persona, generalmente, asociada a una angustia o a discapacidad funcional en otras áreas importantes".

Este tipo de afecciones suelen verse agravadas por condicionamientos externos como los fenómenos meterológicos que esté viviendo en ese momento.

"Al contar con menos luz solar, la melatonina y la serotonina se descompensan "

Para contextualizar y centrarnos en esta época de frío que tiñe de azul los mapas de gran parte de la geografía española, nos encontramos ante lo que se conoce como un trastorno afectivo estacional (TAE), que está relacionado con un tipo de depresión que se hace notar en las estaciones de menos luz solar, como es la de invierno. Según el Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH), este trastorno está relacionado y, por tanto, así se justifica en cierta manera, con los cambios que sufrimos en los niveles de serotonina y melatonina, propios de esta estación.

Estas sustancias químicas que tenemos en el cerebro son las encargadas regular tanto nuestro estado de ánimo como el ciclo de nuestro sueño. Al contar con menos luz solar, la melatonina y la serotonina se descompensan y, por tanto, nos produce más tristeza, fatiga, irritabilidad y una mayor dificultad para concentrarnos.

Esto es lo que sucede, por norma general. Si a estas condiciones se unen la ansiedad o la depresión, aquellas personas que la padezcan pueden encontrar mayores dificultades para llevar su enfermedad en épocas de más frío. Pero, ¿sólo afecta a personas con ansiedad y depresión?

A quiénes afecta el frío

La necesidad de adaptarse a las bajas temperaturas y a la posibilidad de enfermedades respiratorias puede generar un estado constante de alerta en las personas. Además, los cambios en la rutina diaria, como la disminución de actividades al aire libre y menos relaciones sociales, se convierten en factores que agravan el malestar emocional. Por lo que afecta en mayor medida a personas mayores, así como a quienes ya viven en situación de aislamiento.

Otro grupo especialmente vulnerable son las personas que conviven con trastornos bipolares. Según investigaciones publicadas en el Journal of Affective Disorders, los cambios estacionales pueden desencadenar episodios de depresión en estas personas las cuales al entrar en contacto con el frío, la falta de luz solar y tener menos actividad física, tienen patrones de sueño y estado de ánimo diferentes.

"Caminar, yoga en casa o alguna rutina de actividad física pueden marcar una gran diferencia en nuestro estado de ánimo"

Pero el impacto del frío en nuestra salud mental no solo se limita a condiciones clínicas diagnosticadas, sino que son muchas las personas que experimentamos un descenso en nuestra energía y en nuestra motivación. Esta sensación de "hibernación" puede deberse a un mecanismo natural del cuerpo que busca conservar la energía durante los meses más fríos. Así que, si no prestamos atención a estos cambios, podemos encontrarnos menos productivos y con mayor malestar en general.

Cómo podemos enfrentar esta situación

Para combatir los efectos del frío en nuestra salud mental, es fundamental implementar algunas acciones aconsejadas por los expertos, las cuales nos van a ayudar a mantener nuestro equilibrio emocional. Una de las recomendaciones más avaladas por la comunidad científica es la exposición a la luz solar siempre que sea posible.

Según el NIMH, incluso unos minutos diarios de luz natural pueden ayudar a regular la producción de serotonina y mejorar nuestro estado de ánimo. Si vivimos en lugares con muy poca luz solar, la fototerapia puede ser una alternativa efectiva. Este tratamiento utiliza lámparas especiales que simulan la luz del día y ha demostrado ser particularmente útil para quienes sufren de un trastorno afectivo estacional.

El ejercicio físico también juega un papel crucial en el manejo del malestar emocional durante los meses fríos. Investigaciones en la revista Frontiers in Psychology destacan que la actividad física no solo mejora nuestra salud física, sino que también estimula la liberación de endorfinas, conocidas como las hormonas de la felicidad. No necesitamos entrenamientos intensos. Simplemente con salir a caminar, yoga en casa o alguna rutina de actividad física pueden marcar una gran diferencia en nuestro estado de ánimo.

El autocuidado también es esencial en esta época del año. En este sentido, los expertos se refieren a cuidar de nuestras necesidades emocionales, priorizar el sueño, llevar una alimentación equilibrada y mantener las relaciones sociales. Aunque el frío pueda hacer que queramos quedarnos en casa, es importante mantenernos conectados con nuestros seres queridos y una forma de hacerlo es, recordemos la etapa del confinamiento, mediante reuniones virtuales.

Por último, no debemos subestimar la importancia de buscar apoyo profesional. Simplemente con que interfiera en nuestra vida diaria o si percibimos que la sintomatología se queda con nosotros más tiempo de la cuenta, es necesario pedir ayuda profesional.

Fuentes referenciales:

https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/mental-disorders

https://www.nimh.nih.gov/health/publications/espanol/trastorno-afectivo-estacional

https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/seasonal-affective-disorder/symptoms-causes/syc-20364651

https://saguespsicologia.es/frio-y-salud-mental/

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