''Como en las adicciones, las relaciones tóxicas generan una necesidad destructiva''
Psicología
La psicóloga Marta Velázquez nos explica todo acerca del impacto de las relaciones tóxicas en la salud mental y física
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Empiezas una relación y todo parece idílico: citas, detalles, nervios, pasión, horas de conversación...; Toda esa unión que parece indestructible, con el paso del tiempo, se torna en celos, discusiones, desconfianza y posesión. Puede que pienses que forma parte de la propia pasión de la relación, y que todo ese universo dañino lo justifiques con pequeños y escasos gestos de amor. Las relaciones tóxicasrelaciones tóxicas no son una invención millenial, han existido siempre, aunque parece que la cultura actual de las redes sociales y la tendencia a la fugacidad emocional, están propiciando un aumento de malas conductas normalizadas dentro de las relaciones sentimentales. Grietas de la sociedad entre las que se cuelan complejos, problemas de salud, ansiedad y dependencias poco o nada sanas.
Se trata de relaciones destructivasrelaciones destructivas en la que una o ambas partes se causan daño o malestar y tienen comportamientos desequilibrados y, en ocasiones, pasionales y extremos. Si se consigue salir de ese bucle, normalmente, ya han causado un impacto directo en la salud mental y provocan síntomas de ansiedad, depresión, trastornos alimentarios e incluso autolesiones. Pero , sobre todo, también afecta negativamente nuestra autoestima y confianza para formar relaciones saludables en el futuro.
A primera vista, puede parecer fácil identificar una relación tóxica de pareja después de un poco de experiencia, pero no siempre es así. En la trampa se puede caer más de una vez. De hecho, hay personas que están 'enganchadas' a las relaciones tóxicas. Esto se debe, en parte, a que cuando amamos a alguien, experimentamos alteraciones cognitivas y emocionales que son difíciles de identificar o que tendemos a fanatizar. Pero todo acerca de estas relaciones nos lo ha contado Marta Velázquez, psicóloga especializada en psicología coaching y dependencias emocionales.
¿Qué se entiende por relación tóxica?
Según la psicóloga, lo primero a diferenciar es que una relación tóxica puede venir desde cualquier plano de nuestras relaciones: familia, amigos, compañeros de trabajo o, en su especialidad, las sentimentales. ''Se tratan de patrones de comportamiento que se aprenden en la infancia para ser considerados ''normales''. Pueden comenzar como una molestia o un evento menor (como un empujón o una palabra hiriente), pero aumentará hasta el punto en que se acepte en la relación''.
Según explica la profesional, estas relaciones van minando la autoestima hasta el punto de anular a la otra persona. Pero también pueden generar un comportamiento tóxico normalizado en ambas direcciones. ''Con el tiempo crea muchas limitaciones, miedos, y también una sensación de estar atrapado en un callejón sin salida.'', aduce.
Lo peor de las relaciones tóxicas es que, en muchos casos, la persona que está inmersa en esta relación no es consciente de que su pareja está 'abusando' de ella. También puede ser difícil salir de este tipo de relaciones debido a las adicciones emocionales que a menudo lo acompañan. ''Es muy común que las personas en relaciones tóxicas terminen en otras relaciones tóxicas. Su autoestima se ve seriamente afectada, lo que los hace más propensos a entablar otro tipo de relaciones y les hace buscar los mismos modelos en otras personas.'', explica Velázquez.
Señales
Según la experta, es importante delimitar las señales debido a que existen ciertos comportamientos puntuales que son normales dentro de las relaciones y que no tienen por qué convertirse en patrones tóxicos. ''Incluso las relaciones saludables y felices tienen cierto nivel de conflicto, pero las relaciones tóxicas siempre son poco saludables y existe un factor muy detectable de manipulación y control'', comenta. De hecho, los conflictos no tienden a resolverse y empeoran con el tiempo.
Por otro lado, la inestabilidad emocional es muy común en estas relaciones. ''El hoy te quiero, mañana no. Te dejo pero quiero que seas mía. Nadie te va a querer como yo. No soy nadie sin tí....; todos estos comentarios son peligrosos y suelen derivar en dependencia y apego emocional que consigue dejar un vacío real si la otra persona se aleja'', afirma.
Además, el componente de chantaje también está muy presente. ''Aquí se da un fenómeno importante que es que debe haber una necesidad y también poder sobre la otra persona, esto es precisamente lo que genera una anulación de la otra persona con el tiempo'', advierte.
En otro sentido, cuando se está durante mucho tiempo dentro de este tipo de relaciones, existe un mecanismo cerebral que explica muy bien el motivo por el cual algunas personas se vuelven adictas. Se trata del sistema de recompensa del cerebro. Este mecanismo se encarga de regular el placer corporal y contrarrestar los estímulos o acciones que producen placer en el individuo.
''La dependencia emocional funcional igual que un mecanismo de recompensa, en el momento que yo siento una recompensa con una persona, que en algún momento me trató bien o me hizo sentir querido, me voy a enganchar a esa sensación.'', argumenta. Asimismo, existe un patrón pasional que provoca un efecto parecido a un 'chute', las reconciliaciones que todo lo calman. ''Como en las adicciones, las relaciones tóxicas generan una necesidad destructiva'', resume Velázquez.
Al final, como la drogadicción, comienzan los signos psicosomáticos. El malestar psicológico comienza a manifestarse en síntomas físicos: ''Las personas en una relación tóxica se sienten agotados, deprimidos y mal consigo mismos. Pierden la autoestima y el amor propio, además de amigos y grupos sociales'', cuenta la psicóloga. Aquí es la etapa en dónde comienza a producirse una invasión de la privacidad y el control. ''Celos, desconfianza, culpas...; todo esto acentuado con un comportamiento paranoico y posesivo'', asevera.
En estos casos, se desarrolla una hipersensibilidad al rechazo y se intenta llamar la atención de los demás a toda costa. Al igual que buscar el amor al mismo precio, es decir, a cualquiera. Y con ello se tiende a la misma idea de conformidad con tal de sentirse querido.
Por último, existe el componente violento. ''esta es la más compleja y grave de las características. Los episodios violentos la violencia sexual o la exigencia de que el sexo ''se debe'', la violencia verbal, que no se puede comprobar y que lastima profundamente la mente o la violencia económica, en la que se exige caprichos y dinero acompañado de un chantaje'', sentencia.
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