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Actividades físicas recomendadas a niños para combatir la obesidad infantil

Investigación y Tecnología

La actividad física regular en los niños ayuda a mejorar la concentración, a reducir los niveles de estrés y ansiedad y a aumentar la autoestima

La alimentación en la etapa infantil influye en el desarrollo de la mandíbula

Obesidad infantil / Freepik

La obesidad es un problema de salud que afecta a un gran número de personas en todo el mundo y tiene consecuencias particularmente graves en la población infantil.

La obesidad infantil es una condición caracterizada por un exceso de grasa corporal que puede afectar gravemente la salud y el bienestar del niño tanto en el presente como en el futuro.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad infantil ha alcanzado niveles alarmantes y se considera una de las epidemias de salud pública más preocupantes del siglo XXI y afirma que "la prevalencia del sobrepeso (lo que incluye la obesidad) entre los niños y adolescentes de 5 a 19 años ha aumentado drásticamente, pasando del 8% en 1990 al 20% en 2022" y advierte que "el impacto de esta condición en el desarrollo físico, emocional y psicológico de los niños puede ser devastador".

Los beneficios de un estilo de vida activo van mucho más allá de la reducción de peso. Se trata de fomentar una vida equilibrada y saludable. En este sentido, la actividad física regular les ayuda a mejorar la concentración, a reducir los niveles de estrés y ansiedad y a aumentar la autoestima. También se ha demostrado que los niños activos duermen mejor y tienen un rendimiento académico superior.

Causas y problemas que origina la obesidad infantil

Intentar encontrar el motivo de la obesidad infantil puede resultar algo complicado ya que no existe un solo factor. Se trata de causas complejas y multifactoriales, entre las que se incluyen factores genéticos, alimentarios, estilos de vida sedentarios y entornos familiares y sociales que facilitan hábitos no saludables.

Los niños que no realizan suficiente actividad física y consumen una dieta alta en calorías, grasas y azúcares tienen un mayor riesgo de desarrollar obesidad. Además, el acceso cada vez más frecuente a dispositivos electrónicos como teléfonos móviles, tabletas y videojuegos ha contribuido a una vida más sedentaria, reduciendo significativamente el tiempo que los niños pasan en actividades físicas al aire libre.

La obesidad infantil tiene repercusiones graves en la salud a corto y largo plazo. En la infancia, los niños con obesidad son más propensos a sufrir problemas de salud como diabetes tipo 2, hipertensión, problemas respiratorios, trastornos del sueño y baja autoestima.

A medida que crecen, los riesgos aumentan y pueden llegar a convertirse en adolescentes con obesidad que, a su vez, tienen una mayor probabilidad de ser adultos obesos. Esto trae como consecuencia que, con los años, tengan que enfrentar enfermedades crónicas como las cardiovasculares, ciertos tipos de cáncer y trastornos metabólicos.

Además, la obesidad en la infancia y adolescencia tiene una repercusión negativa en el desarrollo psicológico y social de los niños, ya que puede dar lugar a etiquetas, acoso escolar, así como otros problemas de salud mental como ansiedad y depresión.

Actividad física como medida preventiva

Para prevenir y combatir la obesidad infantil, la OMS y otros organismos de salud recomiendan la promoción de estilos de vida activos y saludables desde edades tempranas y una manera de hacerlo es a través de la práctica de actividad física de manera regular porque no solo se trata de reducir el exceso de peso, sino también de mejorar la salud cardiovascular, fortalecer los músculos y huesos y promover un bienestar emocional positivo. La OMS sugiere que los niños y adolescentes de 5 a 17 años realicen al menos 60 minutos diarios de actividad física y no hay un deporte que sea mejor que otro ya que depende de los gustos del menor, así como donde más cómodo se sienta.

No tiene que practicar una actividad física estructurada. Puede ser juego libre y activo que es igual de beneficioso que practicar fútbol, natación o ciclismo. Como si quiere hacer actividades más recreativas como bailar o jugar en el parque. La cuestión es moverse, que los niños se involucren en una variedad de actividades para que el ejercicio sea divertido y motivador y que abandonen la vida sedentaria que tantos problemas de salud trae a los niños, pero también a los adultos.

Las actividades en grupo ayudan mucho a no perder el hábito de hacer actividad física, así como también contribuyen a mejorar nuestra vida social y las habilidades relacionadas con ello. Es tarea de las familias progenitoras y cuidadoras inculcar a los menores comportamientos saludables, así como fomentar su interés por la práctica de ejercicio físico. Este último punto es importante para que el menor encuentre opciones buenas para su salud, entre las que se encuentra reducir el tiempo que pasan frente a las pantallas.

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