Crean un revestimiento adhesivo con acondicionador de pelo que podría atrapar aerosoles del Covid
coronavirus
El número de gotas que se escaparon de la barrera de plexiglás usada para el invento se redujo en un 80%
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Mediante la reutilización de ingredientes comunes en el acondicionador para el cabello, los científicos han diseñado un recubrimiento barato y transparente que puede convertir superficies como ventanas y techos en una especie de almohadillas adherentes para atrapar las gotas de aerosol en el aire, según publican en la revista 'Chem'.
La principal forma de propagación de enfermedades respiratorias como el COVID-19 es a través de los fluidos respiratorios emitidos cuando una persona infectada habla, estornuda o respira. Estos fluidos que contienen virus incluyen grandes gotas y finos aerosoles que son especialmente difíciles de controlar y eliminar del aire.
"Ante una pandemia, tenemos que aprovechar de forma proactiva todas las diferentes capas de mecanismos de defensa, incluidas las barreras físicas -afirma el autor correspondiente, Jiaxing Huang, profesor de ciencia e ingeniería de materiales de la Universidad Northwestern, en Estados Unidos-. "Al fin y al cabo, estos virus deben viajar por el espacio físico antes de llegar a las personas y acabar infectándola.
Al chocar con una superficie, las gotitas de aerosol pueden rebotar fácilmente y volver a ser transportadas por el aire. sEtos fluidos, que contienen virus, incluyen grandes gotas y finos aerosoles que son especialmente difíciles de controlar y eliminar. Al chocar con una superficie, los aerosoles pueden rebotar fácilmente y volver a ser transportadas por el aire, según un comunicado del grupo Cell, editor de la revista Chem.
El invento se trata de un polímero utilizado habitualmente en productos capilares y cosméticos para retener la humedad, en un recubrimiento superficial. El recubrimiento que desarrollaron es hidrofílico, de modo que puede capturar las gotas que contienen patógenos y evitar que reboten en las superficies. "Hay muchas superficies ambientales interiores que apenas se tocan, como las partes de la pared más cercanas al suelo y el techo", dice Huang, donde su recubrimiento podría aplicarse.
DESARROLLO DEL EXPERIMENTO
Para hacer sus experimentos, el equipo recubrió con este nuevo material una mampara de plexiglás. La roció primero con un vapor de aerosoles, generado por un vaporizador facial manual, para simular las finas gotas respiratorias emitidas al hablar.
Luego analizó las que se escaparon y cayeron en una oblea de silicio, para estimar, así, la capacidad del revestimiento: en comparación con una barrera sin recubrimiento, esta capturó casi todos los aerosoles y apenas dejó escapar ninguno, aseguran los científicos.
A continuación, rociaron con agua salada el plexiglás para simular las grandes gotas que se liberan al toser y estornudar, y comprobaron que el revestimiento también reducía drásticamente su número: en el experimento simulado, el número de gotas que se escaparon de la barrera de plexiglás se redujo en un 80%.
Para que el producto fuera aplicable a más tipos de superficies, el equipo añadió al recubrimiento otro ingrediente cosmético común, llamado APG, y lo probaron en materiales como hormigón, madera, metal, vidrio y textiles. Huang afirma que pueden añadirse más ingredientes para dotar al revestimiento de funciones adicionales.
Su cálculo muestra que el umbral del revestimiento antes de saturarse de gotitas es de unos 7 a 10 órdenes de magnitud superior a lo que se emitiría en el escenario de la oficina. Además, si es necesario, el revestimiento puede limpiarse fácilmente con agua y volver a aplicarse.
Aunque los experimentos con humanos deben ser aprobados por organismos reguladores y están fuera del alcance del estudio, el equipo calculó el número de gotas que liberan las personas que hablan en voz alta y de forma continua en un entorno típico de oficina en interiores.
"Entendimos que la pandemia actual puede terminar antes de que se aplique este concepto -dice-. Lo que queremos es aportar pruebas científicas para una futura capacidad de salud pública. Puede que ahora se utilice o no. Pero la próxima vez, cuando se produzca un brote como este, creo que estaremos mejor equipados", concluyó el investigador.
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