Vivir con fibromialgia: la enfermedad incapacitante que padece casi un millón de personas en España
Día Mundial de la Fibromialgia
El diagnóstico se da cuando el dolor se presenta en 11 de los 18 puntos señalados por el médico
Uno de los tratamientos más efectivos contra la fibromialgia es la realización de ejercicio físico, sobre todo, el de bajo impacto
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"Para cualquier persona que no crea en la fibromialgia: te reto a que pases cinco minutos en mi cuerpo en un día en el que me sienta con dolor y luego trata de decir algo sobre esta enfermedad nuevamente". Son palabras de la cantante Lady Gaga, quien en 2013 reconoció públicamente que padece esta enfermedad incapacitante, como muchos otros artistas y como casi un millón de personas en España.
El 12 de mayo se celebra el Día Mundial de la Fibromialgia y Fatiga Crónica, una patología que, pese a estar reconocida hace tres décadas, aún se desconoce el origen exacto que provoca su aparición. Las estimaciones rondan a que nace en el sistema nervioso central, mandando al paciente dolores físicos por todas las partes del cuerpo, fatiga crónica, trastornos del sueño y rigidez muscular.
También presenta problemas de concentración y memoria, depresión, ansiedad, el síndrome del intestino irritable y la migraña, lo que complica aún más su gestión y tratamiento. Además, de ser una enfermedad que dificulta el desarrollo de las actividades diarias, el trabajo, las relaciones personales y la calidad del sueño, lo que conduce a un ciclo de estrés y deterioro de la salud.
Cómo aliviar los síntomas
Según cuenta el diario Expansión, "el criterio fundamental es un cuadro de dolor osteomuscular generalizado, de varios meses de evolución en los que se han excluido otras posibles causas. En la exploración física, el médico identifica dolor a la presión en unos puntos determinados del cuerpo. Cuando los puntos dolorosos son más de 11 de los 18 señalados en una persona con dolor generalizado, se puede hacer el diagnóstico. También es significativa la mayor facilidad para el enrojecimiento de la piel al presionar con la mano en cualquier lugar del cuerpo" .
No existe un tratamiento estándar para la fibromialgia, sino que dependiendo de los síntomas, se prescribirá uno personalizado con el fin de mejorar su calidad de vida y el dolor en la medida de lo posible. Uno de los tratamientos más efectivos contra la fibromialgia es la realización de ejercicio físico, sobre todo, el de bajo impacto. Así pues actividades como caminar, nadar o andar en bicicleta, puede ayudar a reducir el dolor y mejorar la función física en las personas que tienen esta patología.
Es importante comenzar lentamente y aumentar gradualmente la intensidad y la duración del ejercicio. La idea es que también la musculatura coja fuerza, vaya adquiriendo flexibilidad, con las que reducir el dolor y la fatiga. Además de que esta y otras actividades ayudarán a gestionar mejor el estrés fruto de esta patología, por lo que practicar técnicas de relajación como la meditación, la respiración profunda y el yoga pueden ayudar a reducir el estrés, mejorar el sueño y aliviar el dolor en estos pacientes.
Cambios en el cerebro de los pacientes
Un equipo de la Clínica LWL de Medicina Psicosomática y Psicoterapia de la Universidad del Ruhr de Bochum (Alemania) publicado en Arthritis Research & Therapy, descubrió que la fibromialgia producía cambios del volumen de la sustancia gris, principalmente en las regiones responsables de procesar y evaluar el dolor. El trabajo fue realizado por los profesores Martin Diers y Benjamin Mosch quienes detectaron que "en ciertas regiones responsables de la inhibición del dolor, encontramos una disminución de la materia gris en los pacientes en comparación con los individuos sanos" y que el volumen de estas regiones se redujo significativamente.
Según cuenta la agencia Europa Press y la revista Redacción Médica, los investigadores hicieron una observación "interesante" al analizar la correlación entre la depresividad o los niveles de actividad con el cambio en el volumen de determinadas áreas cerebrales. "Esto indica que los cambios en el cerebro pueden no ser permanentes, pero que se puede influir en ellos; en otras palabras, podrían ser reversibles, por ejemplo mediante una vida cotidiana activa", concluye Benjamin Mosch.
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