Tirzepatida: los otros usos de este medicamento para la diabetes
Investigación y tecnología
Este medicamento podría ayudar también a personas con obesidad e hígado graso.
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La obesidad es una de las cuestiones que más alerta están causando en los expertos de la salud, aunque en España no está aún catalogada como enfermedad crónica (cosa que en otros países sí). Por ello, siempre es reseñable cuando se descubre o comienzan las pruebas de nuevos medicamentos que pueden ayudar a reducir el peso del paciente.
Uno de los medicamentos que ha resultado efectivo para la reducción de la obesidad del paciente ha sido precisamente uno que no estaba pensado para ese fin, sino para tratar la diabetes tipo 2: la tirzepatida.
¿Qué es la tirzepatida y qué efectos tiene?
Este medicamento es un análogo del polipéptido inhibidor gástrico (GIP), las incretinas. Estas son hormonas que se producen de forma natural en el intestino humano y que permiten retrasar la digestión de los alimentos, aumentando también la sensación de saciedad y disminuyendo los niveles de glucosa en sangre al ayudar al hígado a secretar insulina.
Además, la tirzepatida hace uso de dos tipos de increatinas distintas, que funcionan de forma conjunta en el organismo y que además se compensan entre sí.
En un estudio realizado por la estadounidense Universidad de Yale y publicado en el New England Journal of Medicine (NEJM), se descubrió que en la mayoría de pacientes con diabetes tipo 2 que participaron en el estudio clínico con el medicamento redujeron en aproximadamente un 20% de su peso.
Se están estudiando también sus efectos sobre pacientes con obesidad que no sufran de diabetes, unos ensayos que todavía siguen en curso. Sin embargo
Esto abre su potencial uso como medicamento para la pérdida de peso en caso de pacientes con obesidades no mórbidas (aquellos que se encuentren con un índice de masa corporal entre el 35 y el 50). Podría incluso usarse como sustitución de las cirugías bariátricas, evitando así los riesgos de estas intervenciones en la salud del paciente. Se estima que su uso, unido a una alimentación y hábitos saludables, podría hacer que en un año el paciente hubiera alcanzado su peso indicado.
A día de hoy solo ha recibido el visto bueno para su comercialización en Estados Unidos, bajo el nombre de Monjauro. En Europa aún se espera su aprobación por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), pero lo más probable es que este medicamento se comience a comercializar en el primer trimestre de 2023 para aquellos pacientes que tengan tanto diabetes como obesidad.
Además de eso, podría ayudar también a pacientes que sufran de esteatosis hepática, una dolencia conocida también como hígado graso. En esta enfermedad los pacientes sufren de acumulación de grasa vísceral en el hígado, que normalmente se trata con pérdida de peso y con el cese del consumo de alcohol, pero que de no hacerlo podría empeorar el estado del órgano, llegando a cirrosis o a poder sufrir cáncer de hígado.
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