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La sangre fluye por nuestro organismo por medio de vasos sanguíneos vasos sanguíneosque llegan a todas las partes de nuestro cuerpo. En oncasiones estos vasos pueden romperse y producir salida o derrame de sangre dentro y/o fuera del organismo, provocando lo que se conoce como hemorragia. La gravedad de las hemorragias varía en función de la intensidad del traumatismo, el tipo de vaso sanguíneo afectado y la cantidad de sangre que pierda el paciente. Si esto sucede, debe ser controlada rápidamente, pues si la pérdida es muy abundante puede ocasionar shock y muerte. No todas las hemorragias son iguales y que la forma de actuar antes ellas también es distinta.
Lo primero que debemos saber es de dónde procede el derrame y clasificarlo. Las hemorragias se pueden clasificar según el tipo de vaso sanguíneo o según su localización. Para ello, debemos conocer los diferentes tipos de vasos sanguíneos.
Existen tres tipos de vasos sanguíneos:
Según el vaso sanguíneo:
Según localización:
Realizar una compresión directa: aplicando gasas sobre la herida y haciendo presión fuerte. La presión directa se puede sustituir por un vendaje cuando la herida pare de sangrar, cuando la superficie sea amplia o si hay más heridos para atender.
Elevación miembro afectado: elevaremos el miembro afectado, si las lesiones lo permiten, aproximadamente 15 cm y mantendremos la presión. Esta técnica puede resultar dolorosa, así que antes de comenzar informaremos al paciente. Utilizaremos una venda elástica y nunca retiraremos el primer apósito.
Compresión arterial: consiste en localizar las arterias principales para detener su circulación, consiguiendo una reducción importante del aporte sanguíneo. Esta técnica mantiene intacto el retorno venoso.
Torniquete: el torniquete no se debe realizar salvo en caso de amputación traumática con hemorragia masiva. Por tanto, será únicamente en aquellos casos en que pueda existir peligro vital cuando se utilizará.
-Aplicar frío local sobre la piel (protegiéndola con un paño o una gasa), ya que el frío contrae los vasos sanguíneos y reduce el hematoma
-Otorragia (hemorragia en el oído): es la única que no hay que intentar detener, puesto que si no dejamos que salga la sangre, ésta se acumula en el interior del cráneo y puede ocasionar graves lesiones. Hay que tumbar al afectado del lado por el que se produce la hemorragia, colocar una gasa que empape y trasladarlo al hospital.
-Epistaxis (hemorragia nasal): colocar a la persona sentada y con la cabeza inclinada hacia delante; tranquilizarle y comprimir con dos dedos las fosas nasales durante al menos cinco minutos. Si al levantar la compresión, la hemorragia no ha cesado, será necesario reanudar la compresión. Cuando la hemorragia es importante, se utiliza el taponamiento con gasa enrollada y mojada en vaselina o agua oxigenada mientras se traslada a la persona un centro sanitario.
-Hemoptisis (hemorragia proveniente de bronquios o pulmones): colocar al afectado semisentado (sentado con la espalda reclinada hacia atrás en un ángulo de unos 45 grados), aplicarle hielo en el tórax, conservar la materia expulsada tras los golpes de tos y acudir a un centro sanitario.
-Hematemesis (sangre que sale por la boca proveniente de vías digestivas): colocar a la persona afectada en posición decúbito supino (acostada boca arriba en el sueño) y aplicar hielo en el abdomen.
-Hemorragia del ano: si son rectorragias, la sangre es de color rojo intenso, y habría que aplicar un apósito absorbente. Si son las llamadas melenas, las heces son de color negro y malolientes, lo que requiere un traslado urgente al hospital.
-Hemorragias vaginales: si el sangrado es abundante, consultar con un profesional sanitario.
-Hematuria (sangre en la orina): hay que acudir a un centro sanitario.
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