Tener intolerancia al ejercicio es posible. Estos son sus síntomas

Tener intolerancia al ejercicio es posible. Estos son sus síntomas / Freepik
R.S.B

01 de noviembre 2021 - 19:24

Puede comenzar con una incomodidad o falta de aire fuera de lo común durante un entrenamiento o una caminata cuesta arriba, una sensación que muchos experimentamos y desestimamos a medida que envejecemos. Pero si una intensidad moderada y adaptada a la capacidad de rendimiento de una persona con una buena salud en general sigue suponiendo un problema, entonces quizás se deba a la intolerancia al ejercicio. Se trata de un problema que, aunque infrecuente, pude afectar nuestro rendimiento físico, y, por consiguiente, toda nuestra salud. Pero, ¿cuáles son los síntomas concretos?, y ¿qué motivos hay detrás?

Los investigadores médicos están aprendiendo más sobre esta condición, que supone una incapacidad para realizar una actividad extenuante a un nivel que debería ser normal para la edad, la complexión y el nivel de condición física de un individuo.

La intolerancia al ejercicio, más que un problema, ha sido considerada como un síntoma que acompaña cuadros patológicos que afectan los procesos metabólicos concernientes a la producción y distribución de energía por el organismo, Por esta razón, una de las principales consecuencias de este problema es la fatiga y el agotamiento, especialmente desarrollados en pacientes con problemas cardiacos, de anemia, sobreentrenamiento o con problemas mitocondriales.

También incluye a aquellos que experimentan dolores o molestias post-ejercicio inusualmente severos, fatiga, u otros efectos negativos. La intolerancia al ejercicio es ya considerada una enfermedad, con propuesta de nombre "Enfermedad sistémica de intolerancia al esfuerzo", entendiendo como esfuerzo, el físico, intelectual, y emocional.

SÍNTOMAS

A diferencia de los problemas musculares, como calambres o lesiones, que pueden presentarse en cualquier práctica deportiva, este tipo de traumatismo debido a la intolerancia al ejercicio puede ocasionarse apenas a unos momentos de haber entrado en movimiento, provocando lesiones o dolores exagerados en relación al esfuerzo hecho.

Este es una de las principales consecuencias de la intolerancia al ejercicio, desarrollada no sólo durante o después de un esfuerzo físico medianamente intensivo, sino que también en actividades que usualmente no se considerarían como fatigadoras. Se muestra principalmente a través de la fatiga, sensaciones de mareo y dificultad para respirar.

El agotamiento físico, sumado a la frustración de no poder alcanzar los objetivos fijados puede inducir a cuadros depresivos y de mal humor, lo que a su vez compromete cualquier posibilidad de mejorar el rendimiento físico.

Taquicardias o ritmo cardíaco alterado también pueden presentarse en un cuadro de I.E., lo que además induce a una sensación de fatiga y agotamiento físico.

Además, las personas que padecen intolerancia al ejercicio pueden presentar repentinos desniveles en la presión arterial, así como una excesiva oxigenación de la sangre que puede evidenciarse a través de la palidez del rostro o las extremidades.

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