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Cada hábito que realizamos a diario al final se acaba interiorizando con una consecuente repercusión en la salud. En este caso, hablamos de cáncer. Si bien es cierto que no hay una razón que justifique su aparición ya que siempre intervienen muchos factores juntos, lo que sí está claro es que llevar hábitos de vida saludables tiene un impacto directo en que se desarrolle la enfermedad.
Según el Ministerio de Sanidad, existe un código europeo contra el cáncer y que debemos tener en cuenta. Por ejemplo:
Controlar que tienes un peso saludable
Tener un peso saludable reduce la carga en el cuerpo y disminuye la inflamación, elemento indispensable asociado a varios tipos de cáncer. La obesidad aumenta el riesgo de tumores en la mama, en el colon y en el riñón.
Realizar actividad física y tener una buena alimentación
El ejercicio regular y una dieta rica en fruta, verduras, granos integrales y legumbres tienen un importante peso en la prevención del cáncer ya que, por un lado, el ejercicio no solo evita la obesidad sino que regula las hormonas y mejora la función inmunitaria. Y por otro, llevar una dieta saludable aporta nutrientes esenciales que protegen las células del daño que produce el cáncer.
Reducir el consumo de comida rápida y comida procesada
Si estamos hablando de llevar una alimentación saludable, para nada es recomendable la ingesta de comida rápida y mucho menos la procesada ya que tiene alto contenido en grasas, azúcares y sal. Todo ello va en contra de una vida saludable
Reducir el consumo de carne roja y procesada
La carne roja (como la de vaca, cerdo y cordero) y la carne procesada (como salchichas y jamón) se han vinculado con un mayor riesgo de cáncer colorrectal.
Reducir el consumo de bebidas azucaradas
Las bebidas azucaradas contribuyen a la obesidad y al sobrepeso, aumentando el riesgo de cáncer. Estas bebidas tienen un alto contenido de azúcar la cual crea resistencia a la insulina que están relacionadas con el cáncer.
Limitar el consumo de alcohol
El alcohol es un factor de riesgo conocido para varios tipos de cáncer, incluyendo cáncer de mama, hígado, boca, garganta y esófago.
Espacios sin humo
El tabaco es una de las mayores amigos para el cáncer. Haz de tu casa un lugar sin humo y que los demás tampoco lo respiren.
Una reciente investigación publicada en la revista BMC Medicine reveló que la práctica habitual de estos hábitos reduce el riesgo de cáncer en general, pero también incide de manera directa en otros particulares como el de mama, colorrectal, riñón, esófago, ovario, hígado y vesícula biliar.
En el estudio participaron 94.778 adultos del Biobanco del Reino Unido y también quedó claro que por cada punto de aumento en la puntuación de adherencia a estas recomendaciones (con un máximo de 7 puntos), el riesgo de cáncer disminuye en un 7%. Según esta relación dosis-respuesta, deja patente la importancia de incorporar hábitos saludables como máximos beneficios para frenar la aparición del cáncer.
De todas formas, esta relación directa está limitada, por lo que se necesita hacer más estudios que avalen que llevar una vida saludable está conectada con la prevención del cáncer.
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