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Pese a que nuestra sociedad continúa avanzando en lo que a derechos y libertades de igualdad se refiere, todavía existen familias y núcleos de población que continúan viviendo bajo la educación de los clichés y de las normas impuestas. En el caso de las mujeres, estos patrones se suelen acentuar aún más. Muchas de ellas viven bajo la presión de ser dóciles, sumisas, serviciales y amables. Mujeres insatisfechas que se conservan tras las puertas de su casa como piezas de museo valoradas y, como escuchamos en muchas ocasiones, 'de las que no quedan'. Así se desarrolla el conocido como 'Síndrome de la niña buena', mujeres que en su búsqueda por agradar a todo el mundo se han perdido a sí mismas y también a su amor propio.
Ante todo, diremos que este síndrome también puede darse en hombres, aunque es menos frecuente debido a los roles que se presentan en nuestra sociedad. Desde que nacen, los niños reciben el mensaje de que han de ser fuertes, independientes y ambiciosos. A las niñas, en cambio, se les insta a ser buenas, educadas, tranquilas y sumisas. Pero, ¿en qué consiste realmente este síndrome?, ¿Cuáles son sus señales más características? Si es tu caso, aquí daremos las claves para aprender a identificarlas y comenzar a priorizarte.
Los patrones bajo los que se sigue educando en algunas familias con premisas como las de ser compasivas, sumisas, leales..., hacen que en muchas ocasiones estas personas no desarrollen habilidades como la confianza, la gestión emocional o la asertividad.
Cuando la expresión de la individualidad se reprime desde el inicio, estas mujeres sufren importantes secuelas en la vida adulta. En el futuro, su vida suele girar en torno a la lucha por la perfección. Hacen todo bien, buscan el consenso, por gustar a todo el mundo, complacer sus deseos etc. Nada les asusta más que la crítica o el rechazo.
Esto las lleva a infravalorarse y sacrificar sus opiniones u emociones en detrimento de la armonía o el los deseos de los demás. No se atreven a discrepar o debatir nada. Mantienen siempre la misma actitud de simpatía, amabilidad, cercanía, amabilidad y empatía. Estas cualidades pueden no parecer un problema, siempre y cuando no se sean un comportamiento mecánico que se imponga o silencie otras aspiraciones o deseos.
En este sentido, algunas mujeres a menudo se encuentran en un entorno de trabajo determinado y de repente se ven obligadas a interrumpir narrativas o planes mentales. Esto es lo que pasa cuando a alguien se le enseña a estar de acuerdo y no sabe como debatir o discrepar en grupo. También puede ocurrirles cuando deben competir con otros, defender sus valores en lugar de apoyar los valores de los demás. Existe un bloqueo en estos escenarios.
En consecuencia a todo esto, las mujeres con síndrome de niña buena nunca se enfadan. Como bien podemos deducir, resulta muy complicado transitar por la vida sin sentir el pinchazo de la contradicción, la injusticia e incluso la rabia. Esto significa que lo que estas personas están haciendo es reprimir constantemente la valencia de las emociones negativas, su expresión también resulta muy importante para manejarlas y forjar una personalidad.
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