Tribuna Económica
Gumersindo Ruiz
Amistades peligrosas
Relaciones de pareja
Discusiones día tras día. No hay quien mantenga una conversación. La comunicación ya no es la misma. La convivencia se parece más a la de dos amigos compartiendo casa que a la de una pareja. Llevan un tiempo mal y cada uno prueba arreglar las cosas a su manera y por más que lo intentan, no consiguen que la relación mejore. De hecho, lo normal es que vayan a peor.
De repente, uno de los dos lanza la posibilidad de darse un tiempo. Pero, ¿cuánto tiempo? Lo normal es que se dé una fecha casi clara y que ese tiempo no sea más largo de tres o cuatro semanas porque, de lo contrario, ya no habría nada que salvar. Lo ideal es un periodo corto para poder reflexionar, pensar sobre la relación, el porqué se ha llegado a esa situación y cómo se puede solucionar. Se necesita tiempo, pero también distancia y sobre todo dejar claras las normas que se van a llevar a cabo durante ese tiempo.
Muchas parejas no lo hacen y cada uno interpreta el break como quiere. Uno de los dos interpreta que ya no están juntos, por lo que cabe la posibilidad de que haya terceras personas y el otro se toma la separación realmente para meditar las cosas que no se pueden pensar con objetividad y sin reproches mientras están juntos.
Hay ocasiones en las que es bueno darse un tiempo y, aunque parezca paradójico, hay muchos aspectos dentro de esta decisión en los que tienen que estar de acuerdo. Por ejemplo:
Aunque sean recomendaciones positivas, normalmente las probabilidades de que salga bien después de ese descanso, son muy bajas.
Hay ocasiones en las que no es recomendable darse ese descanso porque la relación tiene muchas posibilidades de acabarse. Lo que pasa es que se utiliza la frase "Darnos un tiempo" para maquillar la ruptura real. Muchas veces uno de los dos miembros lo propone, pero su intención verdadera es dejarlo porque ya ambos dudan de sus sentimientos e, incluso, tienen a otra persona en mente.
Esto lo empeora cuando:
En ese caso, lo mejor es ser honesto con uno mismo y con el otro y reconocer que esa persona no aporta ya nada en tu vida, ni tu en la de ella. Lo que pasa es que es una situación incómoda por la que hay que pasar, pero nadie tiene por qué aguantar en un lugar donde no quiere estar y con una persona con la que no quiere estar.
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